"Ahora es difícil saber cuál de los dos sexos sufre más."

Susan Pinker


"Creo que la biología es importante a la hora de entender nuestras motivaciones y sentimientos, especialmente por lo que respecta al tipo de actividades y de agenda de trabajo que la gente espera encontrar en su actividad profesional, y a los intereses que se pretenden satisfacer con ella. Hay diferencias individuales y entre sexos respecto a cuánto se disfruta de la competición extrema y a cuánto se está dispuesto a sacrificar para vencer a los rivales. Además, las mujeres tienen intereses más amplios y están menos dispuestas a concentrarse en un único objetivo a expensas del prójimo, un factor que puede jugar en su contra en competiciones del tipo “el ganador se lo lleva todo”, pero que juega en su favor por lo que respecta a la satisfacción con su carrera profesional, la complejidad de sus redes sociales y su salud. Es importante tener en mente dos principios: la biología y la cultura caminan de la mano, y ninguna de las dos tiene sentido sin la otra. Después de todo, el cerebro humano es el que creo la cultura, y el cerebro evoluciona empujado por presiones de tipo cultural. Pero como las diferencias culturales por sí solas suelen ser usadas para justificar todas las diferencias entre los dos sexos, y dado que lo masculino suele ser considerado como la norma, me gustaría dar algunos ejemplos de cómo la biología influye en las aptitudes de las personas y en las elecciones profesionales de hombres y mujeres:

1. En primer lugar, existen diferencias sutiles en la arquitectura neuronal que influyen en las aptitudes relativas de hombres y mujeres por término medio. Y digo “por término medio” porque eso no se da en todos los hombres y todas las mujeres, debido a las variaciones dentro de cada sexo. Por ejemplo, los dos sexos emplean diferentes áreas del cerebro para percibir las emociones ajenas. A las mujeres a las que se les pide que identifiquen las emociones de otras personas se les activan los dos hemisferios cerebrales. También muestran una mayor actividad en la amígdala, la zona del cerebro, del tamaño de una almendra, donde descansan las emociones. En los hombres, la percepción de las emociones ajenas se localiza en el hemisferio derecho. Además, muestran menos conexiones, especialmente con las áreas del cerebro que controlan el lenguaje. Quizá sea por eso por lo que las mujeres son, en general, mejores que los hombres a la hora de identificar las pistas emocionales que dan otras personas, y la razón por la que reaccionan con mayor rapidez a ellas. Las madres reaccionan más rápidamente y con una respuesta neuronal más intensa a los lloros de los bebés, tal y como se demostró en un estudio italiano. Las emociones y los recuerdos de las mujeres son más accesibles y son expresados verbalmente por ellas más fácilmente. Quizá por eso las mujeres se concentran en carreras donde es clave la percepción de las emociones: la enseñanza, la medicina familiar, la enfermería o el cuidado de ancianos, el trabajo social y la psicología. Además, la flexibilidad de estos trabajos es un punto a favor para muchas mujeres, pues les permite tener una carrera profesional, pero también relacionarse con la familia y los amigos. En resumen, este tipo de profesiones no sólo se orientan hacia los seres humanos, sino que permiten a las mujeres alcanzar el equilibrio deseado.

2. Las hormonas juegan un rol a la hora de dar forma a esta arquitectura neuronal en el útero, y también mientras las personas crecen y se convierten en adultos, pues varias áreas importantes de nuestro cerebro cuentan con receptores hormonales. Estudios británicos sobre el efecto de la testosterona prenatal muestran que a más secreción de testosterona por el feto durante el segundo trimestre, menos habilidades verbales, menor interés en socializar con otros niños, y menos intereses. Y los niños producen mucha más testosterona que las niñas. Estos efectos han sido estudiados en niños hasta la edad de ocho años, y parecen estables en el tiempo. Tiene sentido entonces pensar que la testosterona afecta a los niños, y por eso estos tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir problemas relacionados con el lenguaje, y diez veces más probabilidades que las chicas de tener menos relaciones sociales y menos intereses. Por eso los hombres suelen gravitar hacia carreras que requieren menos interacción social y un profundo, pero estrecho, conocimiento de una materia sistemática y predecible. Ingeniería e informática son los primeros nombres que vienen a la mente cuando se piensa en carreras que no requieren de grandes dotes sociales, pero sí de un profundo conocimiento de sistemas.

3. Los genes juegan un rol importante a la hora de modificar los talentos y las debilidades individuales. Hay perfiles genéticos más comunes entre los hombres y perfiles más comunes entre las mujeres. Un ejemplo es la dislexia, u otros desordenes relacionados con el lenguaje, como el tartamudeo, que son más comunes entre hombres que entre mujeres. Los genetistas están muy cerca de aislar los genes involucrados en ellos. La proporción de hombres con desordenes del lenguaje es de 4 a 1 con respecto a las mujeres. Esto está ligado con las hormonas y la arquitectura cerebral, pero por lo que respecta a las profesiones, se puede decir por ejemplo que los chicos y los hombres con pocas habilidades orales y lingüísticas, pero con habilidades compensatorias en la solución de problemas espaciales, se van a apartar de las profesiones que requieren el uso del lenguaje para centrarse en aquellas que les permitan usar sus mayores habilidades espaciales. En el libro hablo de varios hombres que han triunfado en el terreno de la ingeniería, o se han convertido en cocineros o en diseñadores.

4. Finalmente, las diferencias biológicas influyen también en la ambición. Las hormonas y la herencia genética juegan un rol importante respecto a cuánto están dispuestos hombres y mujeres a arriesgar en una competición. Como ya he dicho, las mujeres compiten de forma diferente, de formas más sutiles, y la mayoría de ellas siente menos placer y más estrés durante la competición. En consecuencia, las mujeres tienden a evitar competir en juegos de suma cero, incluso cuando son perfectamente capaces de triunfar en ellos. Las investigaciones muestran que son más partidarias de las pequeñas (pero seguras) recompensas, que de los riesgos asociados a competiciones en las que lo ganas todo o lo pierdes todo."

Susan Pinker




"Cuantos más amigos y familiares veas en persona, cuanto más implicado estés en tu comunidad, más tiempo sueles vivir. Este es un caso en el que a los hombres les podría venir bien seguir el ejemplo femenino, si lo que quieren es vivir vidas más largas y felices."

Susan Pinker



"Estadísticamente, los hombres son más variables, es decir que hay más hombres psicológicamente muy muy frágiles y más hombres muy muy fuertes. En cambio las mujeres en su mayoría se encuentran  más alrededor de la media."

Susan Pinker


"La investigación más extensa que ha realizado Harvard sobre el comportamiento humano, que incluyó a tres generaciones diferentes, llegó a la siguiente conclusión: el dinero y el éxito académico o laboral no son factores preponderantes para ser feliz, sino que lo que realmente influye son las interacciones que poseemos con nuestras familias, parejas o amigos."

Susan Pinker



"La segunda oleada del feminismo, la de hace 40 años, defendió que la mujer era una versión del hombre porque esa idea facilitaba la consecución de ciertas reivindicaciones. Pero la noción de que ellas son clones de ellos no encuentra fundamento en la ciencia contemporánea. Hoy sabemos que hombres y mujeres son inevitablemente diferentes. Por ejemplo, nosotras tenemos más empatía y capacidad social, cualidades ambas que nos alargan la vida y nos mantienen las facultades cognitivas hasta una edad avanzada. La ciencia también ha demostrado que las mujeres cuyos objetivos vitales no se ciñen al marco laboral son, paradójicamente, más felices en sus trabajos. Todo esto es algo que nos ha sido revelado gracias a los avances científicos y el nuevo feminismo tiene que apoyarse en estos datos para plantear sus reivindicaciones."

Susan Pinker


“Las personas que se sienten más conectadas con otras tienen menores niveles de ansiedad y depresión. Además, estudios demuestran que también tienen una autoestima más alta, mayor empatía con los demás, son más confiadas y cooperativas y, como consecuencia, los otros son más abiertos a confiar y cooperar con ellas.
En otras palabras, la conectividad social genera un ciclo de retroalimentación positiva de bienestar social, emocional y físico.”

Susan Pinker


"Las pruebas muestran que, cuantas más oportunidades tienen las mujeres –cuanto más rica y democrática es una sociedad y cuantas más posibilidades de elección tienen las mujeres–, más posibilidades hay de que escojan un trabajo a tiempo parcial, lo que incrementa la “brecha salarial” (Holanda es un buen ejemplo). Esto no es algo malo sino bueno, puesto que más mujeres tienen la opción de hacer lo que eligen. Del mismo modo, si más mujeres que quieren posiciones de poder están llegando a ellas, es maravilloso: para ellas como individuos y para la sociedad. Cuando la gente de una sociedad libre puede actuar siguiendo sus ambiciones y deseos, es que estamos progresando."

Susan Pinker



"Los hombres tienen menos habilidades, enferman con más facilidad y mueren antes que las mujeres. Y esto ocurre en todos los rincones del planeta. Además, a los chicos les cuesta más aprender a hablar y a descubrir, lo cual demuestra que están menos preparados biológicamente para hacer esas cosas. Los datos demuestran que ellas obtienen mejores resultados en la universidad y que ellos acaban en la cárcel con más facilidad. La proporción en las cárceles es de nueve hombres por cada mujer. Todo esto ocurre porque hay diferencias sutiles en la arquitectura cerebral de cada género. Por ejemplo, las mujeres detectan las emociones de los demás con facilidad y reaccionan a dichas emociones con mayor rapidez. Esto justifica que opten por trabajos donde es importante detectar emociones: profesoras, médicos de familia, enfermeras, trabajos sociales, psicólogas... Un estudio británico demostró que la segregación de testosterona en el feto durante el segundo trimestre hará que el futuro niño tenga menos interés en sociabilizarse. También se ha demostrado que los chicos que tengan cuatro veces más testosterona que las chicas tendrán problemas con el lenguaje y reducirán hasta 10 veces su interés por la interacción social."

Susan Pinker


"Me gusta aplicar el sentido común, pero todavía me interesa más aplicar la ciencia."

Susan Pinker


"Negarse a reconocer los datos científicos sobre las diferencias sexuales es como negarse a admitir el cambio climático. Que tú no quieras ver un resultado o que no te guste por motivos ideológicos no quiere decir que no esté. Y que los datos muestren que está ahí no significa que esté “bien” o que de pronto tenga un valor moral positivo. Te doy unos ejemplos: no hay mucha discusión en torno a la idea de que los varones –como grupo, no como individuos– son, de los dos sexos, el que es físicamente más agresivo. ¿Significa esto que condonamos la violencia, o que permitimos que los hombres den palizas por ahí en una sociedad cívica, solo porque este es su “estado natural”? En absoluto. En una sociedad justa, ponemos límites al comportamiento que anula los derechos de los demás, o al menos este es el objetivo. Llamar a la neurociencia social, los hallazgos sobre los primates o los datos cognitivos “determinismo evolutivo” es una manera simplista de entender la naturaleza humana.
Otro ejemplo: la mayoría de los niños y niñas preferirían comer pasteles y caramelos o ver la televisión y jugar a videojuegos antes que sentarse en un pupitre y estudiar aritmética, o aprender a ser lectores y escritores competentes. Hay buenas razones evolutivas que tienen que ver con la forma en que nuestros cerebros y cuerpos responden al sabor dulce, a recompensas sorprendentes y agradables de estímulos electrónicos cambiantes, y al estrés temporal de los retos cognitivos. Entonces, ¿en las democracias industrializadas dejamos que los niños sigan sus preferencias “evolutivamente determinadas”? Por supuesto que no. Confundir la ciencia de lo que es con la de lo que debe ser es una falacia. Lo explicó David Hume en el siglo XVIII. Pero es un error que se sigue cometiendo."

Susan Pinker



"No creo que se pueda decir que una mujer no ha triunfado porque no sea una ejecutiva de una gran empresa. En realidad, la mayoría de mujeres no quieren esto, sino que priorizan la relación con sus familiares. Hay que darle la vuelta a algunas de las asunciones más extendidas sobre lo que significa el triunfo personal. No habría que darle tanto valor a lo que ganamos. Es más importante, por ejemplo, los años que vivimos. Y si lo miras así, entonces las mujeres están muy por delante."

Susan Pinker


"Yo creo que la biología es muy importante a la hora de entender nuestra satisfacción en el puesto de trabajo. Por ejemplo, hay diferencias en la manera de encajar la competitividad extrema y en la disposición a hacer sacrificios para imponerse sobre los rivales. También afecta a la amplitud de intereses. Por término medio, las mujeres son menos dadas a concentrarse en un solo objetivo. Este factor puede perjudicarlas cuando se trata de disputas profesionales en las que "el ganador se lo lleva todo", pero es beneficioso para la realización laboral a largo plazo , la complejidad de los lazos sociales y la salud. De cualquier manera, es importante no perder de vista un principio básico: que las ventajas innatas y el ambiente van siempre de la mano; por separado no tienen sentido. Después de todo, el cerebro humano creó la cultura , pero las presiones culturales hacen que evolucione la mente."

Susan Pinker












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