"Durante el último siglo la visión mecanicista del universo ha empezado a desmoronarse por completo. Dadas las implicaciones de la mecánica cuántica, de la teoría del caos, y del reconocimiento de que habitamos un universo autoorganizado y evolutivo, no es exagerado decir que estamos viviendo una auténtica Revolución Cosmológica que, en última instancia, sobrepasará la Revolución Científica del Renacimiento. Y, si la visión mecanicista del mundo nos dejó tirados en la Tierra plana —un mundo de dos dimensiones de materia muerta y atómica en movimiento—, el nuevo panorama cosmológico es mucho más complejo, multidimensional y recuerda a la tradicional metáfora neoplatónica de un universo vivo."
La sorprendente implicación de la no localidad cuántica es que todo el universo, que se piensa que salió disparado de la primera luz del Big Bang, es, en su nivel más profundo, un sistema holístico sin fisuras en el que cada «partícula» se está «comunicando» con el resto de las «partículas», a pesar de que estén separadas por millones de años luz. En este sentido, la ciencia experimental parece estar a punto de validar la percepción de todos los místicos —incluido Plotino— de que existe una unidad subyacente en el cosmos que trasciende los límites del espacio y el tiempo.
[…] el centro de la vida será más multidimensional, contemplativo y festivo a medida que nosotros, como individuos, nos veamos como las encarnaciones vivas del universo en busca de su propio ser, y como participantes activos en la continua creación del mundo."

David Fideler
Tomada del libro El universo prohibido de Lynn Picknett & Clive Prince, página 331-332

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