"Hay un principio en la naturaleza, más universal aún que lo que se llama la luz natural, más uniforme todavía para todos los hombres, tan presente al más estúpido como al más sutil: es el deseo de ser feliz. ¿Será una paradoja decir que es de ese principio de donde debemos sacar las reglas de conducta que hemos de observar, y que por él debemos reconocer las verdades que hay que creer? [...] Si quiero instruirme acerca de la naturaleza de Dios, de mi propia naturaleza, sobre el origen del mundo, sobre su fin, mi razón se confunde, y todas las sendas me dejan en la misma oscuridad. En esta igualdad de tinieblas, en esta noche profunda, si encuentro el sistema único que puede satisfacer el deseo que tengo de ser feliz, ¿no debo reconocerlo en ello como verdadero? ¿No debo creer que el que me conduce a la felicidad es el que no podría engañarme?"

Pierre-Louis Moreau de Maupertuis
Ensayo sobre filosofía moral
Tomada del libro Viaje al centro de la filosofía de Nemrod Carrasco Nicola, página 255



"Por peligroso que pueda ser el impacto de un cometa, sería tan ligero e insignificante que sólo provocaría daños en la parte de nuestro planeta en la que cayera. Incluso podría quedar en paz nuestra conciencia si a cambio de la devastación de un reino el resto de la Tierra pudiera disfrutar de las curiosidades que albergase en su seno un cuerpo celeste llegado desde tan lejos. Quizá nos llevásemos la enorme sorpresa de constatar que los restos de estas masas hasta ahora menospreciadas estaban constituidos por oro y diamantes. Aunque, ¿quién quedaría más asombrado, nosotros o los habitantes de los cometas arrojados sobre nuestro planeta? ¡Cuán extraños nos encontraríamos unos a otros!"

Pierre-Louis Moreau de Maupertuis
Lettre sur la comete
Tomada del libro El cerebro de Broca de Carl Sagan, página 112



"-Viaje a Laponia para encontrar un monumento antiguo-
Los renos merecen que nos detengamos aquí. Se trata de una especie de ciervos, cuyos fuertes cuernos son arrojados hacia delante. Diríase que la naturaleza ha destinado a estos animales a la entera satisfacción de las necesidades de los lapones, en calidad de caballos, vacas y ovejas.
El reno es adherido a una pequeña embarcación, denominada Pulk, dividiendo la nieve; y un hombre, entre sentado y tumbado, guía la diligencia, a condición de que no albergue temor de ser sepultado en la espesura blanca.
La carne de reno (sea fresca o seca) constituye una alimentación excelente para los Sami. La leche de las hembras es un poco acre, pero su crema reúne la suficiente grasa para una adecuada nutrición; los lapones suelen conservarla bien congelada e incluso la usan para manufacturar queso con gran arte y limpieza.
La ropa confeccionada con piel de reno se adecúa a cualquier contingencia. Los más jóvenes entre los fineses, cubiertos de pelo ocre extremadamente suave, sienten como si sus ropas estuvieran duplicadas. La ropa adquiere una tonalidad marrón cuando el reno escogido es de una edad un poco mayor; estas pieles son conocidas y estimadas en toda Europa, tratándose de artículos muy ligeros y cálidos. La piel de los renos se trata de forma similar a la de los ciervos y venados, extrapolando guantes de exquisita calidad, así como hermosas chaquetas y lujosos cinturones. Los lapones aprovechan al máximo las tripas y nervios laminados de los renos. Finalmente, y dentro de su utilidad, los cuernos de reno eran sacrificados en honor de sus dioses."

Pierre Louis Maupertuis
Viaje a Laponia..


















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