"A veces es necesario que el corazón se rompa para que el alma crezca."

Elif Shafak
El arquitecto del universo


"Cuando obras con el alma sientes dentro de ti un río que corre, una alegría."

Elif Shafak
El arquitecto del universo




"Dame la paz del ignorante o dame la fuerza para soportar el conocimiento."

Elif Shafak
La bastarda de Estambul



"Dicen que en el Imperio Otomano había 72 etnias y media; esa media etnia eran los gitanos."

Elif Shafak


"El duelo es como la virginidad... Habría que dárselo a quien más se lo merece."

Elif Shafak
La bastarda de Estambul


"El pasado vive dentro del presente."

Elif Shafak



"El resentimiento es una jaula y el talento, un ave capturada."

Elif Shafak
El arquitecto del universo



"El trabajo de un escritor es dar voz a aquellos que han sido silenciados."

Elif Shafak


"En una democracia madura el individuo está protegido de los excesos del Estado, y en Turquía es todo lo contrario: el Estado se protege del individuo. Cualquier disensión es percibida como una traición."

Elif Shafak


"Es un hecho científico que las colectividades son capaces de manipular las creencias, los pensamientos y hasta las reacciones físicas de sus miembros. Si oyes la misma historia constantemente, una y otra vez, al final la asimilas sin darte cuenta. Y desde ese momento deja de ser la historia de otra persona, de hecho ya no es ni siquiera una historia, sino la realidad, ¡Tu realidad!"

Elif Shafak
La bastarda de Estambul


"Escribo historias desde que era una niña. Empecé a escribir temprano no porque quisiera ser escritora, sino porque era una niña muy solitaria, y los libros eran mis mejores amigos. Me ayudarán a salir de mi cascarón. Así que no escribo para enseñar o porque tenga una misión, sino porque me gustan los libros."

Elif Shafak



"Escribir es mi forma de conectar con el universo."

Elif Shafak


"Estambul es una ciudad que olvida fácilmente. Allí se escribe en agua; con la excepción de las obras de mi maestro que están escritas en piedra."

Elif Shafak
El arquitecto del universo




"Estambul me parece una ciudad femenina, así que la amo y a la vez huyo de ella."

Elif Shafak


"Hay muchas mujeres en el aparato del partido kurdo; se transforma más rápido que los partidos turcos."

Elif Shafak



"La calle donde vivo forma una especie de serpiente en Estambul. Nosotros, los pasajeros fortuitos mantenemos esto en secreto, sin divulgarlo a nadie, ni siquiera a nuestros hijos. No hablamos de ello. No decimos nada al respecto. Después de nosotros, otros dispondrán de este conocimiento algún día. Por la noche, incluso en medio del más profundo sueño, escuchamos las salpicaduras del agua en la fantasmal y maloliente calle, lista para navegar en cualquier momento. Cuando llega la oscuridad, todos nosotros escuchamos a los peces bajo nuestros pies roer las cuerdas atadas a miles de amarres en la parte continental de la ciudad, sobre un suelo que encapsula la patria definitiva de la nostalgia. ¿Sabías que hubo un tipo particular de pez tan mortal como el temido escorpión?, preguntó Ayzen, mi vecina de al lado, con aquella voz tensa y aquellos ojos anchos enmarcados en un rostro severo. En su mano, una revista de divulgación científica que había recibido de Dios sabe dónde. El escorpión lo llaman. Mira. Me permite ver una vívida y deslumbrante imagen de un pequeño pez, rojo como el infierno. Cuando el pez escorpión detecta a sus presas, primero hace un vacío en la boca y luego da círculos concéntricos, succionando el aire y, por tanto, en menos de una fracción de segundo, logra engullir a su desventurada presa. Su hábitat natural se halla en las profundas aguas del Mar Rojo, Hawai y Australia. No se hace mención del Bósforo."

Elif Shafak
Náusea



"La literatura es el arte más solitario. El escritor o la escritora está sola, y el lector o lectora está sola cuando lee. En esa soledad conectamos con el universo. Cuando nos juntamos con otra gente nos volvemos menos tolerantes. El fascismo es una enfermedad de masas. Para que el fascismo exista hacen falta muchedumbres."

Elif Shafak



"Las discusiones sobre la planificación urbana son relevantes en la Turquía actual. Y el autoritarismo es una tradición continua, porque hay un Estado tradicionalmente fuerte. Tenemos una democracia aparente, pero para que se internalice una cultura democrática, nos falta mucho por caminar, incluso vamos hacia atrás. Muchos políticos, especialmente del gobierno, creen que la democracia es sólo tener la mayoría del voto y que eso les da derecho a hacer lo que quieren. Pero eso no es. La democracia es una pluralidad de voces, una sociedad civil fuerte, un consenso, y cómo se trata a las minorías."

Elif Shafak


"Las historias nos cambian."

Elif Shafak



"Los cuentos se mueven como remolinos de derviches, dibujando círculos más allá de los círculos. Conectan toda la humanidad."

Elif Shafak




"Me gustaba cómo caminaban las chicas españolas, felices con su feminidad, cómo celebraban ser mujer."

Elif Shafak (Elif Şafak)


"Me gustaría que los armenios fuesen capaces de olvidar un poquito su dolor, pero antes de que pueda esperar que ellos olviden, yo, como turca, tengo que recordar. Recordar es una responsabilidad."

Elif Shafak


"Me interesan las historias, pero también los silencios, y hay un montón de silencios en la historia de Turquía."

Elif Shafak



“Mi intención es trazar un puente entre yo y los otros.”

Elif Shafak



"Mi viaje personal siempre ha sido nómada; tengo alma de nómada. Me siento muy vinculada a Estambul, tengo un enorme amor por esta ciudad, pero Estambul es una amante difícil. Me parece una ciudad femenina, así que la amo y a la vez huyo de ella, luego regreso y vuelvo a huir. Eso inspira y a la vez sofoca. Es como una esposa simpática, pero una amante muy difícil."

Elif Shafak


"No hay nada peor que una única verdad absoluta. La historia cambia dependiendo de quien la cuenta, hay que mirar desde diferentes ángulos."

Elif Shafak



"Nunca maldigas lo que caiga del cielo. Incluso la lluvia. No importa lo que pueda llover, no importa cuán fuerte sea el aguacero o la helada de nieve. Nunca se deben proferir blasfemias contra lo que cae del cielo. Todo el mundo lo sabe. Y eso incluye a Zeliha. Sin embargo, allí estaba en aquel primer viernes de julio, caminando por una acera que pasaba junto al tráfico irremediablemente obstruido, apresurándose para llegar a una cita en aquella hora de la tarde, mientras juraba como un carretero y hasta sus tacones blasfemaban sobre las piedras rotas del pavimento. Nadie podía desatascar el tráfico de Constantinopla y encima aquella maldita lluvia de verano. La lluvia aumentaba la agonía. En otras partes del mundo, un aguacero bendice los cultivos y es visto con un cierto halo de romanticismo. No es así en Estambul. La lluvia nos moja, nos ensucia, nos hace sentirnos irritados en aquel caos de barro y rabia. Y lucha. Siempre se trata de la lucha. Al igual que los gatitos tirados en un cubo de agua, diez millones de personas estamos completamente solos en esta pelea sobre calles con nombres antediluvianos, tumbas de santos esparcidas en todas direcciones, montones de basura en cada esquina, hoyos de construcción que pronto se convertirán en ostentosos edificios modernos, y las gaviotas...Todos nos enfadamos, cuando el cielo vomita sobre nosotros. Pero entonces, cuando las últimas gotas llegan al suelo, cuando no estamos seguros de que por fin ha dejado de llover, en ese intersticio, todo se vuelve sereno. Durante un largo minuto, el cielo parece pedir disculpas por el desastre causado y nosotros, con el cabello empapado, aguanieve en nuestros puños y cierta tristeza en la mirada, miramos hacia el cielo, ahora trazado en un tono más cerúleo y más claro que nunca. Miramos y no podemos evitar sonreír de nuevo. Lo perdonamos. Siempre lo perdonamos."

Elif Shafak
El bastardo de Estambul 



"Podemos enamorarnos de los demás con un amor suicida, pero rara vez podemos sentir amor por aquellos que se enamoran de manera suicida de nosotros."

Elif Shafak
La bastarda de Estambul


"Puede ser sexual, racial o cultural, lo cierto es que Turquía ha sido reprimida, silenciada, y quiero escuchar su voz, introducir su historia en la literatura. Quiero contar el imperio otomano desde el punto de vista de las minorías. No solo los hechos, también los silencios. Este país en temas de la mujer y del amor es una sociedad muy cerrada."

Elif Shafak


"Si el arquitecto otomano Sinan viviera hoy y viera Estambul, creo que se echaría a llorar."

Elif Shafak


"Si no sabes cómo manejar la respuesta, no preguntes."

Elif Shafak
El arquitecto del universo


"Turquía es una sociedad con amnesia colectiva. Yo amo Estambul profundamente, pero me duele qué poco respeto tenemos al pasado. Es una ciudad sin memoria urbana. En Londres o Berlín se ven letreros que dicen: Fulano vivía aquí, aquí ocurrió tal cosa, hace 100 años. Nosotros no tenemos casi letreros sobre la historia. Estamos derribando todo muy rápidamente y construyendo, es una sociedad muy orientada hacia el futuro. Por antigua que sea, Estambul es una ciudad sin memoria."

Elif Shafak


"Yunus sabía que si la policía tomaba la casa en ese momento y lo encontraba allí, rodeado de okupas, lo más probable era que su madre sufriera un ataque al corazón. Tenía que marcharse, y pronto. Tal vez fuera una guerra, pero no era la suya. Quienquiera que fuera la autoridad, no quería lanzarle piedras y botellas.
Sin embargo, pese a pensar así, no consiguió moverse. Como un gatito necesitado de calor, se quedó junto a la mujer a la que amaba, preparando munición, escuchando historias revolucionarias, comiendo palomitas de maíz aderezadas con hachís y cantando «Rebel, Rebel».
Por fortuna para el chico, el enfrentamiento que temía no se produjo esa tarde. Tuvo lugar tres días después, mientras Yunus estaba en la escuela. Sus preparativos habían sido insuficientes y, si bien habían presentado una lucha valiente, en cuestión de horas todos quedaron detenidos.
La mayoría de los okupas serían puestos en libertad al cabo de un día o dos, después de un exhaustivo registro por parte de la policía y de tener que soportar un discurso sobre modales y comportamiento social adecuado. Entretanto, el ayuntamiento se apresuró a cerrar la casa con tablones. La orden de vaciarla de todo su contenido no tardó en llegar.
Yamila hizo girar la mano de mortero, triturando azafrán rojo como un rubí. Eran sus últimas hebras, y no sabía cuándo podría conseguir más. Algunos otros ingredientes también empezaban a escasear. Mejorana, estragón, argentina, garra del diablo. Tendría que hacer varios viajes a las
montañas, así como una visita a los forajidos. Sin embargo, en los últimos tiempos le apetecía cada vez menos salir de casa, y solo lo hacía si se producía una emergencia o un parto, que en realidad eran lo mismo."

Elif Shafak
El fruto del honor



"Zaynab nació a miles de kilómetros de Estambul, en una aldea remota de las montañas del norte del Líbano. Durante generaciones los miembros de las familias suníes de la zona se habían casado entre sí y el enanismo era tan común en la localidad que solía atraer a visitantes curiosos: periodistas, científicos y otros profesionales similares. Los hermanos y las hermanas de Zaynab eran de estatura normal y se casaron, uno tras otro, cuando llegó el momento. Ella era la única que había heredado el trastorno de sus padres, ambos personas pequeñas.
La vida de Zaynab cambió el día que un fotógrafo de Estambul llamó a la puerta de su casa y pidió permiso para fotografiarla. El joven estaba viajando por la región con el propósito de documentar la vida de seres desconocidos de Oriente Próximo. Buscaba con avidez a alguien como ella. «Nada supera a las enanas —dijo con una sonrisa tímida—, pero las enanas árabes representan un doble misterio para los occidentales. Y quiero que mi exposición se vea en toda Europa.»
Zaynab no esperaba que su padre accediera, pero lo hizo..., a condición de que no se mencionara el apellido de la familia ni dónde vivían. Zaynab posó para el fotógrafo día tras día. El hombre era un artista de gran talento, pese a su incapacidad para comprender el corazón humano. No reparó en el rubor que encendía las mejillas de la modelo cada vez que él entraba en la sala. Después de tomar unas cien fotografías se marchó satisfecho proclamando que el rostro de la muchacha sería el plato fuerte de la exposición.
Ese mismo año Zaynab, debido al deterioro de su salud, viajó con una hermana mayor a Beirut, donde se quedó una temporada. En la capital, a la sombra del monte Sanin, entre visitas al hospital en días consecutivos, una maestra adivina que se encariñó con ella le enseñó el antiguo arte de la taseomancia, la adivinación basada en la lectura de las hojas de té, de las heces del vino o de los posos de café. Por primera vez en su vida Zaynab se dio cuenta de que podía sacar provecho de su físico poco común. Al parecer a la gente le fascinaba la idea de que una enana les predijera el futuro, como si tuviera un conocimiento especial de lo sobrenatural por obra de su estatura. En las calles se mofaban y compadecían de ella, pero en la intimidad del gabinete de adivinación la admiraban y reverenciaban, lo que le gustaba y le hizo mejorar en el oficio.
Empezó a ganar dinero gracias a su nueva profesión. No mucho, pero sí el suficiente para abrigar esperanzas. Sin embargo, la esperanza es una peligrosa sustancia química capaz de desencadenar una reacción en cadena en el alma humana. Cansada de las miradas indiscretas, y sin perspectivas de contraer matrimonio o encontrar un empleo, hacía mucho tiempo que cargaba con su cuerpo como si fuera una maldición. En cuanto ahorró lo suficiente, se permitió fantasear con dejarlo todo atrás. Se trasladaría a un lugar donde reinventarse. ¿Acaso no encerraban el mismo mensaje todos los relatos que le habían contado desde la infancia? Una persona podía atravesar desiertos, escalar montañas, surcar océanos y derrotar a gigantes si tenía una pizca de esperanza. Los héroes de esos cuentos eran, sin excepción, varones, y ninguno tenía su baja estatura, pero daba igual. Si ellos se habían atrevido, ella también se atrevería.
Después de regresar a casa, pasó semanas hablando con sus ancianos padres con la esperanza de convencerlos para que le permitieran marcharse del país, buscar su propio camino. Habiendo sido una hija obediente toda su vida, por nada del mundo hubiera viajado al extranjero, ni a ningún otro sitio, sin la bendición de ambos, y si se la hubieran negado se habría quedado. Sus hermanos y hermanas se opusieron con todas sus fuerzas a su sueño, que consideraron un verdadero disparate. Pero Zaynab se mantuvo firme."

Elif Shafak
Mis últimos 10 minutos y 38 segundos en este extraño mundo












No hay comentarios: