"... ¿Cómo debe reaccionar el escritor al entrar en contacto con la guerra civil en España? Sin duda alguna tienen razón los que opinan que el escritor debe combatir al fascismo con el arma que mejor domina, es decir, con la palabra. (...) Pero hay instantes en que el escritor -me refiero a algunos- se ve obligado a convertirse en protagonista de su obra, cuando no puede confiarse a unos personajes de ficción, aunque los haya inventado él mismo. Sin eso el hilo de su arte se rompe, siente que sus personajes han avanzado, mientras que él se ha quedado rezagado. Pero, indudablemente, los escritores deben participar en la lucha, antes que nada, como escritores..."

Mijaíl Koltsov
Diario de la guerra española


"Cuando se hizo la distribución de los edificios, éste tocó al Partido Comunista. El Comité Central renunció a utilizarlo como oficinas, creó un destacamento de milicianos voluntarios para la guarda de la casa y de sus riquezas artísticas. En el palacio hay valiosísimas telas de Velázquez, Goya, Tiziano y Murillo. Asombra la biblioteca, con antiguos manuscritos, con incunables. Los duques de Alba, vieja dinastía española de conquistadores medievales, de bandidos coloniales, de ladrones titulados, siempre había rivalizado con la familia real; ahí, en esas salas, se fue sedimentando el botín obtenido a lo largo de seculares expoliaciones coloniales —oro, piedras preciosas, maderas exóticas, mosaicos, porcelana china, marfil...—. Gobelinos enormes alcanzan decenas de metros. Se han conservado las andas de los viejos Alba, sus carrozas, sus armas y sillas de montar... Luego llega la decadencia, la degeneración; los bravos corsarios se convierten en propietarios gotosos de caballos de carreras y cuentas corrientes bancarias. Los «primeros Grandes de España» se enlazaron hace cuarenta años con la familia de los lores de Berwick, ingleses, y desde entonces los escudos de los Berwick y de los Alba se entretejen. Siguen las estancias destinadas a vivienda de la última generación —canapés, pequeños pufs, fotografías con marco, doguillos de porcelana, gramófonos, novelitas de bulevar—. Un cuarto de baño vulgarísimo, con aspecto de templo, de mármol negro y dorado. La guardarropía del duque: botitas para montar a caballo, botitas para baile, botitas para ir a la iglesia, botas altas para ir de caza, botitas suaves para la biblioteca, reservas de pasta para los dientes, de polvos, de talco, de betún para los zapatos. El duque vivió aquí hasta el mismo día de la sublevación; ahora está en Londres, ostenta la representación del general Franco, se lamenta de que su palacio ha sido saqueado. Pero el palacio sigue enterito, los obreros lo han conservado todo, hasta el último hurgón, hasta el más pequeño trozo de jabón en el cuarto de baño. Dicen: «Esto es un museo de la historia del capitalismo.» En efecto, aquí se organizan, ahora, visitas —¡Qué puede ser más aleccionador para el pueblo español!—. Sólo en las cavas, también intactas, el comité obrero ha tomado la resolución de ofrecer a la noble representante del pueblo francés y al noble representante de nuestro amigo, el pueblo ruso, una botella a cada uno de borgoña del año 1821. Por más que hemos renunciado a tomarla, insistieron en su acuerdo. He cogido esta valiosísima botella y he prometido destaparla a la salud de los obreros españoles con motivo de la primera victoria."

Mijaíl Koltsov
Diario de la guerra de España


“El escritor debe combatir con la palabra (...), pero hay ocasiones en las que se ve obligado a convertirse en protagonista de su obra.”

Mijail Efímovich Koltsov


"... Jamás habíamos conocido a este pueblo lejano y ajeno (...) nada le enseñamos y nada aprendimos de él (...) El estante español del lector ruso también permanecía casi vacío, polvoriento. En él se podía encontrar a Don Quijote, a Don Juan (que se pronunciaba Don Zhuán, a lo francés), Sevilla, seguidilla, Carmen y los toreros (...) La cultura de la Roma antigua, el Renacimiento italiano son civilizaciones maravillosas, que fecundaron el arte de todo el mundo, en particular el de nuestro país. Pero, no se sabe por qué, al mismo tiempo sirvieron para ocultarnos España (...) su pueblo, brillante, original y espontáneo..."

Mijaíl Efímovich Koltsov
Diario de la guerra española


"Un periodista soviético ha de ser partícipe de la historia sobre la que escribe. Por eso es un agitador, y un agitador es siempre un pedagogo. Un jefe debe siempre dar ejemplo, y un periodista soviético también."

Mijaíl Kolstov


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