"Ciertamente, el cielo es algo que todos necesitamos, pero no debemos imaginarlo de manera antropomórfica. [...] Creo que la posibilidad de una existencia fuera del espacio y el tiempo, de la masa, de las energías y de los oficios no puede ser excluida. En el paraíso no puede haber nada más que esto."

Antonino Zichichi


"Digo hipótesis y no descubrimientos porque afirmar que los agujeros negros existen como verdad científica galileana seria absurdo. En cambio, puede afirmarse que se observaron sus efectos, los cuales pueden remitirse a fenómenos provocados por estrellas que han sufrido un colapso gravitatorio."

Antonino Zichichi
Tomada del libro de Peter y Caterina Kolosimo Los secretos del Cosmos, página 12



"La ciencia nació de un acto de fe: Galileo Galilei estaba buscando las huellas del Creador en las piedras."

Antonino Zichichi




"Una cosa es segura: la Atlántida, si fue una gran civilización, fue arrasada por el mar. Resulta sorprendente observar que en la costa atlántica de América del norte no se dieron aglomeraciones humanas hasta el siglo IX d. C., cuando llegaron los vikingos y construyeron ciudades y fortalezas a lo largo de aquella costa...
La vida del hombre se ha desarrollado concentrándose esencialmente en las zonas costeras. Nunca se ha llevado a cabo un estudio geológico y arqueológico de las costas oceánicas. El hombre siempre ha estado distraído por la carrera hacia la autodestrucción. Y, sin embargo, a lo largo de las costas de los océanos se encuentra la clave para comprender si es verdad que objetos cósmicos (cometas y asteroides) de un radio entre los cien y los mil metros destruyeron civilizaciones, bruscamente desaparecidas, como la de la Atlántida. Si hubieran existido, su vulnerabilidad frente al impacto de un proyectil cósmico en cualquier punto del océano no habría permitido que quedara rastro de ellas. Por otra parte, la probabilidad de que objetos cósmicos de estas dimensiones caigan sobre la Tierra ha sido calculada en diez mil años. Justo el tiempo para dar vida a una civilización. Y luego desaparecer. La superficie líquida de la Tierra es el doble de la sólida. La superficie sólida tiene una ventaja respecto a la líquida. Un proyectil cósmico que acaba en el suelo no puede transmitir sus efectos devastadores hasta zonas muy lejanas. En los océanos es posible.
"Si un objeto cósmico cayese en pleno océano, una ola gigantesca se abatiría sobre los dos extremos opuestos de las costas oceánicas: de una punta a otra, aunque el proyectil cósmico cayera en medio del océano, a miles de kilómetros de las costas. Veámoslo con un ejemplo concreto obtenido mediante simulaciones con una supercomputadora. Tomemos un objeto cósmico del diámetro de 400 metros que viaja a la velocidad de 70.000 km/h. Hagámoslo caer en pleno océano. La ola producida es de al menos 5 m cuando, después de haber viajado por todo el océano, se asoma a las costas europeas y americanas. Al acercarse a la costa, la profundidad del mar disminuye y la ola aumenta en altura hasta rozar los 200 m. Introduciendo en la supercomputadora oportunas variaciones de profundidades costeras extraídas de estructuras realmente existentes, resulta que la altura de la ola puede superar los 200 m. Una información esencial es la duración de la ola: al menos dos minutos. La ola, al penetrar en tierra firme, lo arrasa todo, antes de detenerse. Holanda y Dinamarca al este y Nueva York en la costa oeste del Atlántico serían arrasadas por un catastrófico tsunami (como se llama en Japón).
El detalle que no hay que subestimar es que el proyectil cósmico tiene todo el océano a su disposición para borrar las zonas costeras en los dos lados extremos y opuestos (este-Europa, oeste-América). Todo lo que en el pasado afectó al océano global (se llama así al conjunto de la superficie líquida de la Tierra) no ha dejado rastro. En el agua no se producen cráteres sino agujeros, que son rellenados en pocos minutos, produciendo olas gigantescas. La duración de la ola que se abate sobre las costas está determinada por el tiempo necesario para que el agujero producido en el agua del océano pueda volver a llenarse. Cuanto más potente sea el impacto del objeto cósmico, más grande será el «agujero», más larga la duración de la ola que arrasa todo lo que el hombre ha construido en las costas. En los últimos años, en el estado americano de Arizona se han descubierto diez nuevos cráteres producidos por asteroides. Hasta hace pocos años, antes de que comenzaran los estudios para buscar cráteres un poco en todas partes, en Arizona solo se conocía uno […].
Quizá, la leyenda de la Atlántida corresponde a la verdad y fue un proyectil cósmico lo que la arrasó con una ola gigantesca.

Antonino Zichichi
Oggi, n.º 40, 27 de septiembre de 1993
Tomada del libro Atlántida de Roberto Pinotti, página 253-254-255








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