"Entre los escritores de la Antigüedad tardía griega y romana estaba de moda un género literario que hoy en día no parece tener equivalente: la antología de extrañezas eruditas. Como si oscuramente sintieran el deber hacia la posteridad de salvar todo lo posible del inmenso saber que se había ido acumulando en las bibliotecas de Grecia y de Roma, en vísperas de una catástrofe que ya estaba en el aire, estos hombres eruditos sin ideas espulgaban los libros más raros, las obras más olvidadas, en busca de aberraciones curiosas, de hechos extravagantes, de tradiciones increíbles, que se apresuraban a volcar, resumiéndolos un poco y a veces sin entender bien el original, en sus libros de pacotilla. Es un hecho, de todos modos, que los originales a los que aquellos eruditos hacían referencia se han perdido en su mayor parte, mientras que sus insensatos florilegios se han conservado en buen número. A decir verdad, hoy casi nadie lee las Noches áticas de Gelio, o el Banquete de los eruditos de Ateneo, o las Saturnales de Macrobio, y, sin embargo, estas obras, deslavazadas, incoherentes, casuales, contienen una gran cantidad de noticias para quienes se interesan por la historia no ortodoxa de las antiguas civilizaciones. Todos, por ejemplo, han oído hablar de la Atlántida, porque las antiguas tradiciones al respecto han tenido el honor de haber sido recogidas por Platón: pero ¿quién sabe algo de la leyenda de otro continente perdido, la enigmática Merópide, o Tierra de Mérope, cuyo recuerdo está enterrado en las páginas de la Varia Historia de Claudio Eliano, que tal vez fuera, además, el más ingenuo de aquellos recopiladores?"

Italo Sordi
Tomada del libro Atlántida de Roberto Pinotti, página 330

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