"Es necesario, que el misionero mantenga continuamente una actitud de superioridad. No en el sentido de 'somos mejores que tú'. ¡Dios no lo quiera! Pero más bien en el sentido de reclamar y usar la autoridad. El misionero debe demostrar que es "jefe" (no mandón), que manda y exige obediencia."

Johanna Veenstra

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