A mis amigos

"desde un ser que no fuese apenas mío;  
como si sólo fuerais el vacío  
de mi propia memoria, y os llorara  

con una extraña pena que oscilara  
entre un cálido amor y un gran desvío;  
como si todo fuera ya ese frío  
que deja un libro hermoso que cerrara  

sus páginas sin voz; como si hablaros  
no fuese como hablar, sino el tormento  
de ver que hasta sin mí mi sangre gira.  

Sólo puedo engañarme y engañaros,  
hacer como que estáis, como que os siento,  
cuando el mismo miraros ya es mentira."

Ramón Gaya



 Aquí está, con nosotros

"Aquí está, con nosotros,  
apretándonos fuerte  
como un lago, el ahora,  
el momento presente.  

Es igual que una estatua,  
nos anega en presencia,  
nos impone verdades,  
nos envuelve en su piedra.  

Aquí está, pulso a pulso,  
este ahora tan firme,  
casi fijo, durando  
más que el ser que lo vive.  

Aquí está; nada somos  
en sus manos de hierro.  
Mientras dure el presente  
todo es vida, no es nuestro."

Ramón Gaya



Canción extraña

"Canción del no vendrás,
el sí te quiero;
canción del ya llamarte
y no estar cierto.

Canción del no saber
si es que te espero;
canción del no penar
y estar temiendo.

Canción del sí vivir
y estar desierto;
canción del no querer
y estar sediento.

Canción del sí vendrás,
del no te tengo."

Ramón Gaya



"Cuando desde lejos se piensa en el Prado, este no se presenta nunca como un museo, sino como una especie de patria."

Ramón Gaya
Tomada de la exposición temporal Bicentenario del Museo del Prado


"El hombre natural cree que la obra de arte es un compuesto, y supone que el artista va colocando en ella cosas, cosas conquistadas en la realidad y en el espíritu. Claro que el arte, o mejor, la Historia del Arte está plagada de obras conseguidas así, conseguidas por composición, por acumulación de virtudes, de excelencias, de valores (la pintura de Botticelli, la poesía de Góngora, son eso, vitrinas, vitrinas maravillosamente cerradas, en donde el autor ha ido guardando, apresando, esto y aquello); pero esas obras no son sino arte artístico, es decir, no son arte total. En Fidias, en Shakespeare, en Tiziano, en Velázquez, en Cervantes, en Mozart no ha sido encerrado nada, sino libertado todo, dejado escapar todo. Paseando por las salas del Louvre con alguien a quien estimo mucho -S.G., terriblemente inteligente y pedante-, nos detuvimos frente a un Poussin, y después de una larga contemplación me dijo algo como esto: “¡Qué hermoso cadáver!”. Entonces me pareció una frase tonta; hoy la reproduzco aquí porque debajo de su ridiculez externa le encuentro ahora mucho sentido. Es cierto, y no sólo es cierto en un artista mediocre como Poussin; las obras de Praxiteles, Leonardo, incluso Bach, son como grandes cadáveres de hermosura, cuerpos fijos en donde la belleza ha sido atrapada, pero no la vida, o quizá también la vida, pero la vida detenida, no continuada hasta el alma. Sus espléndidas obras son siempre muertas porque no son hijas de la generosidad, sino de la avaricia, del ahorro, de la acumulación; son muertas porque han sido cerradas con llave. Y Dios parece castigar al avaro, más que inutilizando, más que matando su tesoro, conservándoselo eternamente bello, bello sin qué, bello sin sentido."

Ramón Gaya
Portalón de par en par


"Esta mañana, Juan, viendo todavía en los muros carteles anunciadores de una conferencia ya pronunciada y que no pude oír: “Arte necesario y arte innecesario”, y atando este extraño título con el de otra conferencia reciente sobre el tema “El arte como herramienta de lucha”, no he podido menos de escribirte esta carta, en la que quiero recoger algo que no es de ningún modo contestación a esos dos títulos estrambóticos, sino lo que ellos han hecho saltar en mí que yo ya encerraba desde mucho. Escribo, anoto, porque hablar me parece de tal forma vivir simplemente, que la viva voz no me puede satisfacer en momentos de tantísimos deberes. Las ideas, aunque nada más sean nubes imprecisas, íntimamente pueden bastarnos con su sola llegada. Somos de tal manera bichos –me refiero a un tipo de artista casi silvestre- que nos resulta ya un buen alimento el hecho sólo de sentirnos vivir. Pero, sin duda, estamos obligados a más con los demás. Nuestro vivir no sólo tenemos que vivirlo, sino que explicarlo. Y que pensarlo. Pensar no es buscar ideas, sino ordenar las que, siempre en un momento de olvido y descuido, cayeron en nosotros. Y si hablar es vivir, escribir es pensar lo que se vive, o sea, lo que se habla. Si hablar es vivir, es, claro está, y por esto mismo, perderse un poco, diluirse; y si escribir es pensar lo que se vive, viene a ser, por lo tanto, un algo que nos conserva, que nos recoge. Esto es lo que me decide a casi olvidar toda nuestra conversación y escribirte. Escribirte y denunciar, y señalar peligros, peligros salidos de nosotros hacia nosotros."

Ramón Gaya
Cartas bajo un mismo techo



Nana del olvido

"Tu allá a lo lejos
Yo, queriendo ser otro,
yo siendo el mismo;
tú, dormida o despierta,
siendo el olvido.

Tú sin mis besos."

Ramón Gaya



Nana para un Lázaro

"Esta nina nana
No es para dormir
¡Despierta, despierta!
-mi nana es así-

Esta nana, nones,
esta nana sí.

Esta nana, niño,
es para vivir.
¡Levántate y anda,
ajusta el sufrir!

Esta nana, nones,
no es para dormir."

Ramón Gaya



"(…) ni sabia, ni brutal, ni pensativa,
ni artesana, ni loca, ni ambiciosa,
ni puede ser sutil ni artificiosa;
la mano del pintor -la decisiva-
ha de ser una mano que se abstiene
-no muda, ni neutral, ni acobardada-,
una mano, vacante, de testigo (…)"

Ramón Gaya



"Roma halaga en nosotros toda nuestra terrenalidad, disculpa nuestra terrenalidad. Lo más elevado que puede suceder en Roma es el lirismo, pero el lirismo, ya se sabe, únicamente viene a ser una complacencia, un encharcamiento de lo espiritual; al lirismo le falta salida, respiración, salvación, elevación, trascendencia; el lirismo es la materia que queda, lo que queda de un hermoso incendio. Roma es, en efecto, eterna, pero no como es eterno el espíritu, sino como es eterna la tierra, como es eterno el suelo firme, nuestro suelo, el suelo de la vida".

Ramón Gaya
Fragmento de Roma escrito en 1953









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