A un mal poeta

Aquí yace un poeta tropezón,
de diferentes trovas trujamán,
oyolas el gran turco Solimán,
nueve veces cantar al zancarrón.

Atrevióse a pedir en Hellicón
la plaza de lacayo de Titán;
oyó la culta lengua en Popayán,
Nicaragua y las islas del Japón.

Salió más erudito que el rocín
o caballo Pegaso, y fue gran bien
el aprender a coces su latín.

Las Musas le han tratado con desdén,
nuevas veces pedía el malandrín,
hecho de tus jornadas palafrén.

Alonso de Castillo Solórzano
Epitafio


"Granada y Córdoba no niego que no son muy buenas ciudades; aquella, ilustrada con tantos moradores, Real Chancillería y concurso de negociantes; y ésta poblada de antiguas casas de nobles caballeros y ricos ciudadanos; mas en comparación de Madrid, corte del español monarca, cada una de estas ciudades es una aldea, ¿qué digo aldea?: un solitario cortijo. Es Madrid un maremagno donde todo bajel navega, desde el más poderoso galeón hasta el más humilde y pequeño esquife; es el refugio de todo peregrino viviente, el amparo de todos los que la buscan; su grandeza anima a vivir en ella, su trato hechiza y su confusión alegra. ¿A qué humilde sujeto no engrandece y muda de condición para aspirar a mayor parte? ¿Qué linaje obscuro y bajo no baptizó con nuevo apellido para pasar plaza de noble? Finalmente, Teodora, la corte es el lugar de los milagros y el centro de las transformaciones."

Alonso de Castillo Solórzano
Las Harpías en Madrid


"Culpa se tuvo la dama
en el casero convite,
que en cada piñón sus ganas
cobran filos más sutiles.
Guárdate, Filis, despierta,
que si, atropella imposibles,
te espera una tarquinada,
si no es gozo de Pasife,
que, si con tal calabriada,
inadvertida concibes,
nos darás un filimono
por esos bajos países."

Alonso de Castillo Solórzano
Donaires del Parnaso

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