“Hasta a una ameba habría que tratarla como quiere ser tratada.”

Jean-Dominique Bauby


"Un día me resulta divertido que a mis 44 años me laven, me den la vuelta, me limpien el trasero y me pongan pañales como a un niño de pecho. Al día siguiente, todo ello se me antoja el colmo del patetismo y una lágrima surca la espuma de afeitar que un auxiliar extiende por mis mejillas. […] Me sentiría el hombre más dichoso del mundo si sólo pudiera tragar el exceso de saliva que invade mi boca de forma permanente…
Entonces, la escafandra se vuelve menos opresiva y la mente puede vagar como una mariposa. Hay tanto que hacer… Se puede emprender el vuelo por el espacio o el tiempo, partir hacia la Tierra del Fuego o la Corte del rey Midas. O bien hacer una visita a la mujer amada, deslizarse a su lado y acariciarle el rostro, todavía dormido. O construir castillos en el aire, conquistar el vellocino de oro, descubrir la Atlántida, realizar los sueños de la infancia o las fantasías de la edad adulta."

Jean-Dominique Bauby
Tomada del libro Las gafas de la felicidad de Rafael Santandreu, página 38

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