"Se da a Francisco I el sobrenombre de padre de las letras, y ello por algunos favores que concedió a tres o cuatro escritores pero se olvida que ese padre de las letras otorgó, en 1535, cartas patentes por las que prohibía la imprenta so pena de horca; que tras haber proscrito la imprenta estableció una censura para impedir la publicación y venta de los libros previamente impresos; que concedió a la Sorbona el derecho de inquisición sobre las conciencias; que, según el edicto real, la posesión de un libro antiguo condenado y proscrito por la Sorbona exponía a sus dueños a la pena de muerte, si ese libro era hallado en su domicilio, donde los esbirros de la Sorbona tenían la facultad de efectuar registros; que se mostró, durante todo su reinado, implacable enemigo de la independencia del espíritu y del progreso de las luces, así como fanático protector de los más famosos teólogos y de los absurdos escolásticos más contrarios al verdadero espíritu de la religión cristiana… ¡Vaya impulso para las ciencias y las bellas letras! No puede verse en Francisco I sino un loco brillante que fue la desgracia y la vergüenza de Francia."

Guillaume Honoré Rocques de Montgaillard o Abate Montgaillard
Tomada del libro Las Moradas Filosofales de Fulcanelli, página 509

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