Cogiendo bayas en Monitoba

"El tiempo de frambuesas es en agosto
cuando la diferencia entre
el sol y la sombra crece más urgente.

Plantamos cubos en la tierra húmeda,
extendemos los brazos hacia las ramas cargadas y las partimos
como madejas enmarañadas de cabellos.

Dejamos las bayas no maduras
que caigan y se pudran, cogemos
aquellas ricas a punto de reventar

todavía calientes con el sol,
las frotamos sobre los labios
para teñirlos de color, las deslizamos

en nuestras bocas,
fruto, dientes y lengua
en una jugosa unidad.

Al desnudar las ramas,
nada hay a la vista
salvo hojas y cielo.

Las zarzas brotan entrecruzando los brazos
y el mundo se contrae
en el fondo de un balde.

Camino a casa, nos detenemos y rememoramos
agosto, cosechado íntegro."

Ruth Daigon
Traducción: Óscar Aguilera F.


La luna adentro

Las mujeres saben cómo esperar.
Huelen el polvo, escuchan cómo se van apagando las ampolletas,
y cuidan los niños
pálidos con el sueño.
Oyen el peligro
palpando las paredes, las aceras que se hunden,
y bordes de la ciudad
magullando el paisaje.
A través de largos corredores
murmuran entre sí
sobre las campanas de alarma
y cruces que se balancean,
sobre ojos amortajados y estrellas vacías
mientras que la luna dentro de ellas
da un lento, plateado respiro.

Ella sigue sacándolo
del fondo del Río Rojo
en acción detenida o cámara lenta
y el replay repite la escena del agua que salpica
floreciendo alrededor de sus caderas.
Corrige su zambullida,
restablece la promesa
de su forma, cada movimiento
claro en el instante de la caída.
El momento revertido,
lo rebobina
hasta donde él está quieto
sentado en la orilla.
Ahora ella se cubre la cabeza
con el cabello vuelto hasta las raíces.
Los gritos puestos en su boca
se convierten en suaves sílabas de nuevo.
Sus rajadas vestiduras son rehiladas,
la mesa puesta para su regreso."

Ruth Daigon


Umbral

"Sostengo la más vieja palabra que conozco 
en mi mano hecha copa 
suave como piedra 
calentada por el sol. 
La froto suavemente, pero 
no libera su secreto. 

Anoche me besó 
en los labios, me hizo 
compañía un rato 
cuando la alimenté, la sostuve 
frente a la luz 
antes de dejarla ir. 

Hoy me muevo 
de cuarto en cuarto 
sin ir a ninguna parte. 

Fragmento a fragmento 
junto delgadas 
membranas de sonido 
y cualquier cosa que golpee 
digo."

Pase. 

Ruth Daigon








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