Cronómetro de arena

y entonces él abrió la ventana desvistiendo
la hendidura de mi razón

 un cronómetro de arena
que al darse prisa desbordó el mundillo
como heridas 

no hay palabras que pueda lamerlas

en torno a nosotros
conté insectos
por mis calles
es el día mismo
irguiéndose dentro de otra órbita
hasta asestarme contra el fondo de la jaula 

de

este hervidero no te fugas  
dije en algún lugar de mi testarudez
aún cuando la sesera idealiza
aún cuando yo hubiese estado allí.

Rocío L'Amar


Oye

en ese modo de atesorar lauros jugaba con la puntería
del vistazo
era el afán y la sopladura
embrujamiento quizás
persistentemente móvil que tiene casi siempre el ojo
cuando anda buscando cruzarse con esa
diosa poética
en los rincones
allá acá allí aquí acullá
soy tan poco civilizada en relación 
a los mosquitos que nacieron dentro de mi boca
en ciclos en alternancia en pejiguera en flirt  
aunque alguna vez también llegaron en esa urgencia del tiempo
como si yo fuera un copista tras la eufonía del poema
para el pandemónium el aquelarre al sur
al norte el cordón a tierra ese centelleo ahorita
ahorita
desvirgándose en el éxtasis 
relumbrón reluciente algo así como teatral
ese rouge sólo me ha dejado
un leve indicio
de
un
affaire.

Rocío L'Amar



Prefijo

y ninguna dejé de ser 
sin pedir tres deseos pozo adentro esa vaciedad donde huelo todo en 
regla lo que estuvo lo que se hizo de repente y no alcanzó a sonreír,

en lo otro
siempre más 
y de elección ella
desde su perfecta ausencia de huesos insuperable antropófaga. 

Rocío L'Amar
El Libro de Epifanía


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