“Iremos caminando por la playa, que se extiende ondulada hasta el infinito, con cierta dificultad y con fatiga. Nos acompañará la curiosa y anhelante multitud. Sonarán los tambores. Los capuchinos irán a nuestro lado dándonos sus últimos consuelos. De súbito, se parará la comitiva. Un toque destemplado y agudo de corneta, nos dejará inmóviles en el punto en que vamos a ser sacrificados. Todos, olvidan­do a los frailes, iremos a ocupar nuestro último lugar entre los vivos. Nos erguiremos frente a los fusiles. Yo volveré a reclamar mi derecho a dar la voz ejecutoria de fuego. No hay presente otro mariscal. Pero mis verdugos volverán a negarme ese honor último que me corresponde. (…) Unos nos abrazaremos emocionados; otros se aislarán en su definitivo silencio. Los soldados nos irán agrupando para fusilarnos. Yo estrecharé las manos de mis compañeros, me adela­taré hacia el pelotón y cuando oiga el grito de ¡Fuego!, gritaré fuerte ¡VIVA LA LIBERTAD!, que es la última palabra que quiero oír en mi vida.”

José María Torrijos y Uriarte


«Málaga, convento de Ntra. Sra. del Carmen, el día 11 de diciembre de 1831 y último de mi existencia.

Amadísima Luisa mía: Voy a morir pero voy a morir como mueren los valientes. Sabes mis principios, conoces cuán firme he sido en ellos y al ir a perecer pongo mi suerte en la misericordia de Dios, y estimo en poco los juicios que hagan las gentes. Sin embargo con esta carta recibirás los papeles que mediaron para nuestra entrega, para que veas cuán fiel he sido en la carrera que las circunstancias me trazaron y que quise ser víctima para salvar a los demás. Temo no haberlo alcanzado, pero no por eso me arrepiento. De la vida a la muerte hay un solo paso y ese voy a darlo sereno en el cuerpo y el espíritu. He pedido mandar yo mismo el fuego a la escolta: si lo consigo tendré un placer y si no me lo conceden me someto a todo, y hágase la voluntad de Dios. Ten la satisfacción de que hasta mi último aliento te he amado con todo mi corazón. Considera que esta vida es mísera y pasajera y, que por mucho que me sobrevivas, nos volveremos a juntar en la mansión de los justos, a donde pronto espero ir, y donde sin duda te volverá a ver, tu siempre hasta la muerte.

P. D. Recomiendo a sir Thomas (Dyer Baronet), a mi abuelo (el general Lafayette) y al griego (el general Fabvier) y a todos, todos mis amigos que te atiendan, te consuelen y protejan considerando que lo que hagan por ti lo hacen por mí. Te remito por Carmen (su hermana) el reloj con tu cinta de pelo, única prenda que tengo que poderte mandar. También te enviará Carmen lo que le haya sobrado de quince onzas que tenía conmigo. Carmen se ha portado perfectamente. Adiós, que no hay tiempo. El te dé su gracia, y te dé fortaleza para sufrir resignada este golpe. Por mí no temas. Dios es más misericordioso que yo pecador, y tengo toda, toda la resignación, y toda la fuerza que da la gracia»

José María Torrijos y Uriarte


"Patria, Libertad e Independencia."

José María Torrijos y Uriarte













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