“Con tal educación, yo creí en el régimen comunista por mucho tiempo. Cuando crecí y pude discernir, comencé a preguntar y a buscar respuestas. Me di cuenta de que había sido engañada todo este tiempo.”

Woeser 

Diciembre

"¡Escucha! La gran mentira manchará el cielo
Dos gorriones caerán en el bosque
"Tíbet" dice él, "¡Tíbet está bien y floreciendo!"
La muchacha furiosa no morderá su lengua
Por doquier los hábitos monásticos han perdido su color
Ellos dicen: es para salvar nuestra piel

Pero ese… oh…
La sangre humeante derramada, ¡la sangre caliente!
En la próxima vida, ¿quién llorará por él?
Nubes de tormenta… ¡fatalidad!
En el ojo de mi mente veo

Sé que si no hablo ahora
Estaré en silencio para siempre

Silenciosos millones
Levanten sus corazones

Él se sacrificó una vez
Ese hombre de color rojo profundo

Pero así como el árbol de la vida es siempre verde
Un alma es siempre un alma
¡Una derrota peor!
Miles de árboles, arruinados como nunca antes
El pequeño pueblo está en silencio como un grillo en el frío

El par de manos en oración
Fue cortado
Para atiborrarse de cometas y perros callejeros

Oh, ese rosario oculto
¿Quién con una mano firme
es digno de levantarlo del barro de este mundo?"

Woeser o Wei Se



El miedo en Lhasa

"Una despedida apresurada de Lhasa
Ahora una ciudad de miedo

Una despedida apresurada de Lhasa
Donde el miedo es más grande que todos los miedos juntos… los del 59, 69 y 89.

Una despedida apresurada de Lhasa
Donde el miedo está en tu respiración, en los latidos de tu corazón
En el silencio cuando tu quieres hablar… pero no
En el nudo en la garganta

Una despedida apresurada de Lhasa
Donde el miedo constante ha sido trabajado por legiones con sus armas
Por incontable policía con sus armas
Por policías encubiertos más allá de la cuenta
Y aún más por la colosal maquinaria del Estado que se posiciona detrás de ellos
Día y noche
Y no debes apuntar una cámara a ellos porque entonces ellos te apuntarán con un arma a ti
Y tal vez serás empujado a algún rincón y nadie lo sabrá

Una despedida apresurada de Lhasa
Donde el miedo comienza en el Potala y se hace más fuerte si vas hacia el este, a través de los barrios tibetanos.
Terribles huellas reverberan todo alrededor pero a la luz del día ni siquiera puedes ver su sombra;
Ellos son como demonios invisibles de día, pero el horror es peor, puede volverte loco
Unas pocas veces he pasado a su lado y he visto las frías armas en sus manos

Una despedida apresurada de Lhasa,
Donde el miedo es ahora minuciosamente escaneado por las cámaras de las avenidas, los callejones y las oficinas
Y en cada monasterio y templo
Todas esas cámaras, teniendo todo en ellas
Girando desde el mundo exterior hacia una mirada a tu mente
“Zap, zap je”… te lo ruego, cuídate
Ellos nos están vigilando, entre los tibetanos esto se ha convertido en un susurro furtivo

Una apurada despedida de Lhasa,
El miedo en Lhasa rompe mi corazón, tengo que escribirlo
Hay algo que quiero decirles
Ustedes tienen las armas… yo tengo sólo mi pluma."

Tsering Woeser
Traducción: Aloma Sellanes


En el camino

En el camino con irritable ánimo,
Escaparé del caos de este mundo flotante,
Escojo un lugar para establecerme,
Encuentro palabras escogidas
Para explicar este tránsito de la Rueda.

En el camino uno encuentra por casualidad
Hombres y mujeres de inmensa dignidad;
El orgullo natural de uno es humillado.
Las ruinas que desparrama el Tibet con sombras oscuras como la noche
Tienen una nobleza que no se encuentra en hombres ordinarios.

 Entre estos encuentros:
Uno querido por mí, largamente perdido,
Brillante, incondicional,
Negligente.

Yo, también, soy pura y honesta;
El mío, también, es un sincero y benévolo corazón;
Deseo como las estaciones cambiar; puedo cambiar con ellas.
No necesito regalos de uno a otro;
Nosotros somos regalos.

En el camino, un anciano de mi gente dice:
“Doradas flores floran sobre doradas montañas;
Mientras las doradas flores floraban, él no vino;
Y cuando vino, las flores habían muerto.
Plateadas flores floran sobre plateadas montañas;
Mientras las plateadas flores floraban, él no vino;
Y cuando vino, las flores habían muerto”.

En el camino, caminando sola.
Un viejo libro sin un mapa,
Una lapicera, no mucho para comer,
Baladas de una tierra extranjera:
Estas bastarán. En el camino,
Veo un caballo negro
Que no dobla su cabeza para pacer, pero agita sus cascos,
Me enoja que él no pueda correr libre.
Aún también, en profunda meditación, excava entre las vastas montañas,
Las formas ocultas de los hombres.

¿Qué clase de corazón honrará y reverenciará a ellos? 
En el camino, un piadoso mudra no complejo,
Pero malsano se ajusta a un viciado rostro.
Una cuerda de especiales mantras no es rígida,
Pero ellos están vibrando de los labios manchados con mentiras.

 En el camino,
Agarro una flor, no de este mundo,
Me apresuro antes de que muera, buscando en todas direcciones,
Que pueda presentarla a un anciano con una oscura túnica roja.
Una anhelada joya,
Un manojo de una sonrisa:
Estas ligaduras las generaciones aprietan."

Woeser 


Rememoración de un Buda destruido

"Veinte días desde que abandoné Lhasa
Pero aún veo la estatua del Buda con su cara rota a golpes.
Fue en el puesto de un vendedor de la calle en frente de la oficina del vecindario de Tromsikhang.
Lo advertí desde una distancia.
Había ido al mercado de Tromsikhang a comprar droma[
Pero a la vista un repentino pesar me asaltó.
Me adelanté –no podía ayudarlo- a esta cosa tan aplastada:
Parecía vivo, apoyado contra un estante, en agonía,
La cara machacada, un brazo tajado, toda la figura tronchada en la cintura.
Dañado tan mal, reclinado contra un montón de mercancías
Que lo rodeaban: salsa de soja, habichuelas en conserva, condimentos para ensaladas y rollo tras
(rollo de papel sanitario,
Todo introducido en nuestra vida desde hace mucho desde el interior de China.
Alrededor de su cuello un ornamento, una vez exquisito, embutido con piedras coloreadas,
Y en su pecho una portentosa bestia con cabeza de león y cuerpo de hombre,
Hacinado sobre un fragmentario chorten.
¿En qué sagrado altar o piadoso hogar fueron estas cosas una vez veneradas?
Estropeado tan mal y reclinado contra el montón de mercaderías,
Emanaba  la calma de aguas tranquilas, pero la pena me pinchaba dentro del tuétano:
Como si mirara en el pesar, sentí una historia siendo representada
Que tenía tanto un presente y un pasado.
Estaba sacudida por el oscuro destino que nos había unido,
Como si nieve derretida de los altos picos hubiese llenado mi ser.
Acariciando sus rodillas, el buhonero hizo un lance:
“Vamos, ¡cómprelo! ¿No parece grandioso el viejo Buda?”
“¿Cuándo lo golpearon así?”, pregunté.
“¡Obviamente durante la Revolución Cultural!”, miró de prisa. “Tuvo que ser la Revolución Cultural”.
“¿Cuánto cuesta?” Deseaba comprarlo y llevarlo a mi hogar,
Pero el buhonero de Jiangxi no lo cedería por menos de tres mil yuanes.
Así, de mala gana y con pesadumbre, y muchos resquemores,
Dejé que el Buda roto derramara rayos de pena.
Sólo tomé algunas imágenes,
Así cuando le echo de menos,
Vuelvo a mi computadora y le doy una mirada.
Los amigos dicen que puede haber sido un flamante Buda, arruinado así
Para lograr un más alto precio y el enlace con la Revolución Cultural fue una ficción.
Acaso, pero el dolor permanece.
Escribí estas líneas para tratar de permitirle partir."

Tsering Woeser



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