“A la espera están la fe, el amor y la esperanza...
Entonces, la oscuridad será la luz y la quietud la danza.”

Thomas Stearns Eliot



“Abril es el mes mas cruel”

T. S. Eliot


“… Ala negra, ala parda, se cierne en lo alto;
veinte años y pasa la primavera;
hoy duele, mañana duele…”

T. S. Eliot




“Así es como termina el mundo, no con una explosión, sino con un lamento.”

T. S. Eliot


“Bendito sea el hombre, que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras.”

T. S. Eliot



Burnt Norton

I

El tiempo presente y el tiempo pasado
Acaso estén presentes en el tiempo futuro
Y tal vez al futuro lo contenga el pasado.
Si todo tiempo es un presente eterno
Todo tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es una abstracción
Que sigue siendo perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulaciones.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
Eco de pisadas en la memoria,
Van por el corredor que no seguimos
Hacia la puerta que no llegamos nunca a abrir
Y da al jardín de rosas.Así en tu mente
Resuenan mis palabras.
Pero no sé
Con cuál objeto perturbamos el polvo
Que vela el cuenco en donde están los pétalos
De rosa.
Y otros ecos
Habitan el jardín. ¿Vamos tras ellos?
De prisa, dijo el pájaro: encuéntralos, encuéntralos,
Al dar vuelta a la esquina, tras la primera puerta,
En nuestro primer mundo. ¿Vamos en pos
Del engaño del tordo? En nuestro primer mundo.
Allí estaban, solemnes, invisibles;
Se movían sin premura sobre las hojas muertas,
Bajo el calor de otoño, en el aire vibrante.
Y el pájaro silbó en contestación
A la inaudible música oculta entre las plantas
Y el destello de una mirada no vista cruzó el espacio.
Porque las rosas tenían aspecto de flores contempladas.
Eran como nuestros huéspedes, aceptados y aceptantes.
Así pues, avanzamos, y ellos, en procesión formal,
Caminaron también por el desierto sendero
Hasta llegar a la rotonda con el seto de arbustos.
Y miraron entonces el estanque drenado.
Seco el estanque, seco el concreto, pardos los bordes.
Y se llenó el estanque de agua solar,
En silencio, en silencio se alzaron lotos,
La superficie brilló desde el corazón de la luz
Y ellos quedaron tras nosotros reflejándose en el estanque.
Luego pasó una nube y se vació el estanque.
Váyanse, dijo el pájaro, porque las frondas estaban llenas de niños
Que alegremente se ocultaban y contenían la risa.
Váyanse, váyanse, dijo el pájaro: el género humano
No puede soportar tanta realidad.
El tiempo pasado y el tiempo futuro,
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.


II

Ajo y zafiros en la greda
Traban el eje de la rueda.
Canta la sangre en su alambrada
Bajo la cicatriz inveterada,
Calma la guerra que ya está olvidada.
Así la danza de la arteria
Y la circulación de la materia
Vagan en la deriva de la estrella.
Sube el verano hasta dejar su huella
En ese árbol que la luz aloja
En la móvil silueta de la hoja.
Y se escucha en la tierra humedecida
Al jabalí y al perro, proseguida
También su eterna lucha; mas sus rastros
Se concilian arriba entre los astros.
En el punto inmóvil del mundo que gira.
Ni carne ni ausencia de carne; ni desde ni hacia;
En el punto inmóvil: allí está la danza,
Y no la detención ni el movimiento.
Y no llamen fijeza
Al sitio donde se unen pasado y futuro.
Ni ida ni vuelta, ni ascenso ni descenso.
De no ser por el punto, el punto inmóvil,
No habría danza, y sólo existe danza.
Sólo puedo decir: allí estuvimos,
No puedo decir dónde; tampoco cuánto tiempo,
Porque sería situarlo en el tiempo.
Librarse interiormente del deseo material,
Descargarse de la acción y el sufrimiento,
De la compulsión externa e interna, rodeada sin embargo
Por una gracia de sentido,
Una luz blanca inmóvil que se mueve,
Erhebung* sin movimiento, concentración sin eliminación,
Un nuevo mundo y el viejo que se hacen explícitos, se aclaran
En la consumación de su éxtasis parcial,
La resolución de su parcial horror.
Pero el encadenamiento de pasado y futuro,
Tejidos en la debilidad del cuerpo cambiante,
Ampara al género humano del cielo y la condenación
Que la carne no puede soportar.
El tiempo pasado y el tiempo futuro
Sólo permiten mínima conciencia.
Ser consciente significa no estar en el tiempo,
Pero sólo en el tiempo puede el momento en el jardín de rosas,
El momento en la pérgola bajo el azote de la lluvia,
El momento en que desciende el humo sobre la iglesia atravesada por corrientes de aire,
Ser recordados, envueltos en el pasado y el futuro.

Sólo con tiempo se conquista el tiempo.

* Erhtbung: elevación, éxtasis.


III

Este es el sitio de los desafectos.
Tiempo antes y tiempo después
Bajo una luz dudosa: ni luz de día
Que inviste las formas con lúcida quietud
Y convierte la sombra en belleza fugaz
Con lenta rotación que sugiere permanencia,
Ni tinieblas para purificar el alma,
Tinieblas que vacían lo sensual mediante la privación
Y limpian del afecto por cosas temporales.
Ni plenitud ni vacío.Sólo un destello
Sobre las tensas caras hendidas por el tiempo,
Perturbadas en su perturbación por la perturbación,
Llenas de caprichos y vacías de sentido.
Tumefacta apatía sin concentración.
Hombres y trozos de papel giran llevados por el viento frío
Que sopla antes y después del tiempo.
Viento que entra y sale de pulmones enfermos,
Tiempo antes y tiempo después.
Eructo de almas insalubres
En el aire marchito, aletargadas
Por el viento que azota las lúgubres colinas londinenses:
Hampstead y Clerkenwell, Campden y Putney,
Highgate, Primrose y Ludgate.
No aquí, No aquí en tinieblas, en este mundo de vana agitación.
Descenso más abajo, descenso únicamente
Al mundo de perpetua soledad,
Mundo sin mundo que no es mundo,
Tinieblas interiores, privación
Y despojo de toda propiedad.
Desecación del mundo del sentido,
Evacuación del mundo del capricho,
Incompetencia del mundo del espíritu:
Este es el único camino, y el otro
Es el mismo, no en movimiento
Sino en abstención del movimiento;
Mientras el mundo se mueve,
En apetencia, por los metálicos caminos
Del tiempo pasado y el tiempo futuro.


IV

Han sepultado al día el tiempo y la campana.
Oscura, ahuyenta el sol una nube lejana.
¿Se volverá hacia nosotros
El girasol? Errante
¿Se doblará la clemátide?
¿Se aferrarán el ramo y el zarcillo colgante?
Ydel ciprés los dedos enroscados
¿Acaso de nosotros han de pender helados?
Después que el ala
Del martín pescador ha respondido
Con la luz a la luz y el silencio ha venido
La luz no se estremece ni respira
En el inmóvil punto de este mundo que gira.


V

Las palabras se mueven, la música se mueve
Nada más en el tiempo; pero lo que sólo está vivo
Sólo puede morir. Termina el habla
Y vuelven al silencio las palabras.
Sólo mediante forma y estructura
Pueden llegar a la quietud la música o las palabras
Como un inmóvil jarrón chino
Se mueve perpetuamente en su quietud.
No la inmovilidad del violín mientras la nota dura,
No sólo eso sino la coexistencia,
O digamos que el fin precede al comienzo
Y que el fin y el comienzo estuvieron presentes
Antes del comienzo y después del fin.
Y todo es siempre ahora. Las palabras se esfuerzan,
Se resquebrajan, a veces se rompen bajo la carga y la tensión,
Resbalan, se deslizan, perecen,
La imprecisión las deteriora, pierden su sitio, pierden su fijeza. Voces agudas
Que regañan, se burlan o sólo parlotean
Las asaltan continuamente. La Palabra en el desierto
Es atacada sobre todo por voces de tentación,
La sombra que solloza en la danza fúnebre,
El sonoro lamento de la quimera desolada.
El detalle del diseño es movimiento,
Como en la imagen de los diez peldaños.
El deseo también es movimiento,
En sí mismo indeseable;
El amor es inconmovible,
Sólo es causa y es fin del movimiento,
Sin tiempo y sin deseo,
Excepto bajo el aspecto del tiempo,
Captado en forma de limitación
Entre no ser y ser.
De pronto en un rayo de luz solar,
Exactamente mientras el polvo se mueve,
Se levanta la risa oculta
De los niños entre el follaje.
De prisa, aquí, ahora, siempre—
Ridículo el estéril tiempo triste
Que se extiende antes y después.

T. S. Eliot




"Cada uno de nosotros piensa en la llave, cada uno en su prisión."

T. S. Eliot



"¿Cuáles son las raíces que arraigan, qué ramas crecen
en estos pétreos desperdicios? Oh hijo del hombre,
no puedes decirlo ni adivinarlo; tú sólo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol bate,
y el árbol muerto no cobija, el grillo no consuela
y la piedra seca no da agua rumorosa. Sólo
hay sombra bajo esta roca roja
(ven a cobijarte bajo la sombra de esta roca roja),
y te enseñaré algo que no es
ni la sombra tuya que te sigue por la mañana
ni tu sombra que al atardecer sale a tu encuentro;
te mostraré el miedo en un puñado de polvo."

T. S. Eliot
Rl entierro de los muertos en La tierra baldía



"Debes ir por el camino que es el camino de la ignorancia. Según envejecemos, el mundo se vuelve más extraño, el dibujo más complicado."

T. S. Eliot



"Deberemos penetrar cada vez más
en otra intensidad,
en procura de otra unión, de una comunión más profunda."

T. S. Eliot



“Déjeme mostrarle el trabajo del humilde. Escuche.”

T. S. Eliot


Dije a mi alma «permanece tranquila
y aguarda sin esperanza»,
pues la esperanza alienta cosas falsas.
Aguarda sin amor,
porque ese amor sería un amor por cosas falsas.
Y aguarda también sin fe.
Deja a un lado la fe, el amor
y la esperanza y aguarda sin pensar,
porque todavía no estás en condiciones de pensar:
de ese modo la oscuridad se tomará luz
y la quietud se convertirá en danza.

T. S. Eliot



¿Dónde está la sabiduría que perdimos en el conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que perdimos en la información?

T. S. Eliot
Coros de La roca, I


East Cocker

I

En mi principio está mi fin. Una tras otra
Las casas se levantan y se derrumban, se desmoronan, se extienden,
Son arrancadas, destruidas, restauradas, o en su lugar
Queda un baldío, una fábrica o un paso a desnivel.
Viejas piedras para nuevos edificios,
Vieja leña para nuevas hogueras,
Viejas hogueras para las cenizas y cenizas para la tierra
Que ya es carne, pieles y heces,
Huesos humanos y animales, tallos y hojas de cereal.
Las casas viven y mueren.
Hay un tiempo para la construcción,
Un tiempo para habitar y engendrar
Y un tiempo para que el viento rompa el cristal desprendido
Sacuda las maderas en que trota el ratón del campo
Y el tapiz en jirones donde se halla bordado
Un lema silencioso.
En mi principio está mi fin. Ahora cae la luz
A lo largo del campo abierto
Y oculta con sus ramas la honda vereda,
Vereda oscura en el anochecer
Donde uno se protege contra el talud cuando pasa un vehículo,
Y la honda vereda insiste en continuar
Hasta la aldea hipnotizada en el calor eléctrico.
En la neblina cálida la luz sofocante
Es absorbida, no refractada, por la piedra gris.
Duermen las dalias en el silencio vacío.

Esperan al búho que llega temprano.
En ese campo abierto,
Si uno no se acerca demasiado, si uno no se acerca demasiado,
En una medianoche de verano se puede oír
La música de la débil gaita y el tamboril
Y ver la danza en torno de la hoguera
La unión del hombre y la mujer
En bailes que significan matrimonio—
Un sacramento noble y útil.
De dos en dos, en conjunción necesaria,
Tomados de la mano o de los brazos
Como símbolo de concordia.
Dan vueltas a la hoguera
Saltan sobre las llamas o se unen en corros,
Rústicamente solemnes o en rústica risa
Levantan sus pesados pies en toscos zapatos,
Pies de tierra y arcilla que se alzan en el júbilo del campo
El júbilo de aquellos que están bajo la tierra
Desde hace mucho y nutren los cereales.
Llevan el tiempo, marcan el ritmo de su danza,
Como viven al ritmo de las vivientes estaciones,
El tiempo de las estaciones y las constelaciones,
El tiempo de la ordeña y el tiempo de la cosecha,
El tiempo de ayuntarse hombre y mujer
Y el de los animales. Pies que suben y bajan,

Comida y bebida, estiércol y muerte.
El alba ya despunta y otro día
Se dispone al silencio y al calor.
El viento de la aurora mar adentro
Ondula y se desliza. Estoy aquí
o allá o en otra parte. En mi principio.

II

¿Qué hacen noviembre y su final entorno
Con primavera y su feliz trastorno
Y las criaturas del calor de estío,
Las flores que destruye el paso impío
Malvarrosa que apunta a lo excesivo,
(Su color rojo muere en gris cautivo)
Rosas tardías con temprana nieve?
Entre los astros a rodar se atreve
El trueno que simula un carro armado
En la guerra de estrellas constelado
Al sol combate sin piedad Escorpión
Sol y luna se van. Por esta acción
Lloran cometas y el meteoro vuela
En fuego acabará este mundo en vela
Cazan los cielos, cazan las llanuras
Forman un remolino en las alturas
Guerra perpetua que arderá en el cielo

Hasta que cubra a este planeta el hielo.
Esto fue una manera de decirlo, no muy satisfactoria.
Un ejercicio perifrástico en un estilo poético raído
Que lo deja a uno ante la intolerable lucha
Con las palabras y los significados.
La poesía no importa.
No era (para recomenzar) lo que uno se había imaginado.
¿Cuál iba a ser el valor de lo que durante tanto tiempo anhelamos,
La calma tan esperada, la serenidad otoñal
Y la sabiduría de la vejez? ¿Nos habían engañado
o se engañaron a sí mismos los ancestros de voces tranquilas
Y simplemente nos legaron una receta para el engaño?
La serenidad sólo una deliberada torpeza,
La sabiduría sólo el conocimiento de secretos muertos
Inútiles en las tinieblas que ellos escudriñaron
o de las que apartaron los ojos. Hay, nos parece,
Cuando mucho un valor limitado
En el conocimiento que deriva de la experiencia.
El conocimiento impone una estructura y falsifica,
Porque la estructura es nueva a cada instante
Y cada instante una nueva y estremecedora
Valoración de cuánto hemos sido.
Sólo nos desengañamos
De lo que engañándonos ya no puede hacer daño.
En medio, no sólo en medio del camino, en todo el camino,
La selva oscura, la zarza, al borde de una ciénaga en donde todo paso es inseguro
Y amenazados por monstruos, luces delirantes
Bajo riesgo de encantamiento. No me hablen
De la sabiduría de los ancianos sino más bien de su locura,
Su miedo al miedo y al frenesí, su miedo a la posesión,
A pertenecer a otro, a otros o a Dios.
La única sabiduría que podemos esperar adquirir
Es la sabiduría de la humildad:
La humildad es infinita.
Las casas yacen bajo el mar.
Los danzantes yacen bajo el montículo

III

Oh tinieblas, tinieblas; tinieblas. Todos caen
en tinieblas,
Los vacantes espacios entre los astros, lo vacío
en el vacío, i
Militares, banqueros, mercaderes, eminentes .
hombres de letras,
Mecenas generosos de las artes, estadistas y
gobernantes,
Notables funcionarios, presidentes de muchos
comités,
Señores de la industria y pequeños contratistas,
Todos caen en tinieblas,
Y tinieblas el sol, la luna y el Almanaque de Gotha
Y la Gaceta de la Bolsa y el Directorio de Directores
Y se enfría el sentido y se pierde el motivo
de la acción
Y todos vamos con ellos en el funeral silencioso,
El funeral de nadie pues no hay nadie
a quién enterrar.
Quédate inmóvil, dije a mi alma, y deja que caigan
sobre ti las tinieblas
Que serán las tinieblas de Dios. Como en un teatro
Se apagan las luces para cambiar el decorado
Con un hueco rumor de bastidores, un movimiento de
tinieblas sobre tinieblas,
Y sabemos que enrollan y quitan de su lugar
las colinas y los árboles, el panorama distante
Y la fachada altiva e imponente.
O como cuando el vagón del metro se detiene en el
túnel entre dos estaciones
Y la conversación se eleva y luego poco a poco
se desvanece en silencio
Y uno ve ahondarse el vacío mental detrás de cada rostro
Y queda sólo el terror creciente de no tener ya nada en qué pensar.
O como cuando bajo anestesia la mente tiene
conciencia pero conciencia de nada
Dije a mi alma: Quédate inmóvil y espera
sin esperanza
Porque la esperanza sería esperanza en lo que no
debe esperarse;
Aguarda sin amor
Porque el amor sería amor de lo que no se debe amar.
Sin embargo queda la fe;
Pero la fe, el amor y la esperanza se encuentran
en la espera.
Espera sin el pensamiento ya que no estás preparada
para él.
Así las tinieblas serán la luz y la inmovilidad será
la danza.
Susurro de corrientes y relámpagos invernales.
El invisible tomillo silvestre y la fresa silvestre,
La risa en el jardín, eco del éxtasis
No pedido sino exigente que marca la agonía

De muerte y nacimiento.
Dices que repito
Algo que he dicho. Lo diré nuevamente.
¿Lo diré nuevamente? Para llegar ahí,
Para llegar adonde estás,
Para salir desde donde no estás,
Debes ir por un camino en donde no hay éxtasis,
Para llegar a lo que no sabes
Debes ir por un camino que es el de la ignorancia.
Para poseer lo que no posees
Debes ir por el camino de la desposesión.
Para llegar a lo que no eres
Debes ir por el camino en que no eres.
Y lo único que sabes es lo que no sabes.....
Y lo único que posees es lo que no posees
Y en donde estás es en donde no estás.

IV

El cirujano herido hunde el acero
E interroga la parte destemplada.
Late bajo su mano ensangrentada
La aguda compasión del curandero
Que interroga la fiebre en su tablero.
Nuestra única salud es la enfermedad,
Si acato a la enfermera agonizante
Que no intenta agradar: es su constante
Afán el recordar: la humanidad
Empeora y desde allí sigue adelante.
Nuestro hospital está en la tierra entera.
Lo legó el arruinado millonario.
En él, si bien nos va, tan sólo espera
La muerte, ese cuidado extraordinario
Que protege y estorba dondequiera.
Sube el frío del pie hasta la rodilla.
Canta la fiebre en su mental alambre.
Para tener calor me enfrío a la orilla
Del purgatorio. El fuego es hielo y hambre;
rosas la llama; el humo, zarza, astilla.
Sólo bebemos sangre, y mientras tanto
Carne sangrienta es la única comida.
A pesar de ello hacemos nuestra vida
De suponernos carne sin espanto
Y a este viernes llamamos Viernes Santo.

V

Y bien, estoy aquí, en medio del camino
Y he pasado veinte años —veinte años en gran parte perdidos,
Los años de entreguerra**—
Tratando de aprender a usar las palabras
y cada intento es un comienzo enteramente nuevo
Y es un tipo distinto de fracaso.
Porque uno sólo ha aprendido a dominar
las palabras
para decir lo que ya no tiene que decir
O de ese modo en que no está dispuesto ya a
decirlo.
Por eso cada intento
Es un nuevo comienzo, una incursión en lo
inarticulado
Con un mísero equipo cada vez más roído
En el desorden general de la inexactitud
del sentimiento,
Escuadras de la emoción sin disciplina.
Y lo que debe ser conquistado
Mediante fuerza y sumisión, ya ha sido descubierto Una, dos, varias veces por hombres que uno no tiene
esperanza de emular
—Pero no hay competencia:
Sólo existe la lucha por recobrar lo perdido

Y encontrado y perdido una vez y otra vez

Y ahora en condiciones que parecen adversas.
Pero quizá no hay ganancia ni pérdida:
Para nosotros sólo existe el intento.

Lo demás no es asunto nuestro.
La casa es el lugar del que partimos.
A medida que envejecemos
El mundo se nos vuelve más extraño, más compleja
La ordenación de muertos y vivos.
No el intenso momento
Aislado sin antes ni después,
Sino la vida entera que arde a cada momento
Y no la vida entera de un solo hombre
Sino de viejas piedras indescifrables.
Hay un tiempo para el anochecer bajo la luz
de las estrellas,
Un tiempo para el anochecer a la luz de la lámpara (El anochecer con el álbum de fotos).
El amor se acerca más a sí mismo
Cuando dejan de importar el aquí y el ahora.
Los viejos deben ser exploradores
Aquí o allá, no importa dónde
Debemos estar inmóviles y sin embargo movernos
Hacia otra intensidad
En busca de una mayor unión, una comunión
más profunda
A través del frío oscuro y la vacía desolación,
El grito de la ola, el grito del viento, las grandes
aguas
Del petrel y de la marsopa.
En mi fin está mi principio.

**En el original: the years of l’entre deux guerres.



T. S. Eliot



El conocimiento impone una estructura y falsifica,
Porque la estructura es nueva a cada instante […]
Quédate inmóvil, dije a mi alma, y deja que caigan
Sobre ti las tinieblas […]
[…] Como en un teatro,
Se apagan las luces para cambiar el decorado
Con un hueco rumor de bastidores, un movimiento de
Tinieblas sobre tinieblas […]
Quédate inmóvil, dije a mi alma  y espera sin esperanza
Porque la esperanza sería esperanza en lo que no debe esperarse;
Aguarda sin amor
Porque el amor sería amor de lo que no se debe amar […]
Sin embargo queda la fe;
Pero la fe, el amor y la esperanza se encuentran en la espera.
Espera sin pensamiento ya que no estás preparado para él.
Así las tinieblas serán la luz y la inmovilidad será la danza.
Para llegar a lo que no sabes
Debes ir por un camino que es el de la ignorancia.

T. S. Eliot
East Coker – Four quartets 1943



"El tiempo presente y el pasado
Quizás estén presentes en el tiempo futuro
Y el futuro encerrado en el tiempo pasado."

T. S. Eliot



“El infinito ciclo de las ideas y de los actos, infinita invención, experimento infinito, trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud; conocimiento del habla, pero no del silencio; conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.”

T. S. Eliot



      "El lector más experto… no se preocupa de entender; no, por lo menos, al principio. Sé que parte de la poesía de que soy más devoto es una poesía que no entendí en la primera lectura; otra parte, es poesía que todavía no estoy seguro de entender; por ejemplo, Shakespeare."

T. S. Eliot



“El mal poeta suele ser inconsciente, donde debe ser consciente, y consciente de donde debe ser inconsciente.”

T. S. Eliot



El primer coro de la roca

"Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
El cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
Trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
Conocimiento del habla, pero no del silencio;
Conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
Toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
Pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
Nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo."

T. S. Eliot



 “El río está dentro de nosotros, el mar nos rodea por todas partes.”

T. S. Eliot


El viaje de los magos

"Qué helada travesía
Justo la peor época del año
Para un viaje, y un viaje tan largo:
Los caminos hondos y el aire ríspido,
Lo más recio del invierno”.
Y los camellos llagados, sus patas adoloridas, refractarios,
Tendidos en la nieve que se derretía.
A veces añorábamos
Los palacios de verano en las cuestas, las terrazas,
Y las niñas sedosas que nos servían sorbetes.
Iban los camelleros blasfemando, mascullando,
Huyendo, y pidiendo licor y mujeres,
Y las fogatas se extinguían y no había refugios,
Y las ciudades hostiles y los pueblos agresivos
Y las aldeas sucias y caras:
Cuánto tuvimos que aguantar.
Al final preferimos viajar de noche,
Dormir a ratos,
Con las voces cantando en nuestros oídos, diciendo
Que todo esto era locura.
Entonces llegamos al amanecer a un valle templado,
Húmedo, lejos de las nieves perpetuas, y olía a vegetación;
Con un arroyo y un molino de agua que golpeaba la oscuridad,
Y en el horizonte tres árboles,
Y un viejo caballo blanco se fue galopando hacia la pradera.
Luego llegamos a una taberna con hojas de parra en el dintel,
Seis manos junto a una puerta abierta
Jugaban a los dados por un poco de plata,
Y alguien pateaba los odres vacíos de vino,
Pero no había información, y seguimos
Y llegamos al anochecer, y justo a tiempo
Encontramos el lugar; era (podríamos decir) satisfactorio.
Todo esto fue hace mucho tiempo, recuerdo,
Y yo lo volvería a hacer, pero que quede
Esto claro que quede
Esto: ¿nos llevaron tan lejos
Por un Nacimiento o por una Muerte? Hubo un Nacimiento,
Teníamos pruebas y ninguna duda. Yo había visto nacer y morir,
Pero pensaba que eran distintos: este Nacimiento
Nos sometió a una dura y amarga agonía,
Como la Muerte, nuestra muerte.
Regresamos a nuestros lugares, estos Reinos,
Pero ya no estamos en paz aquí, bajo la antigua ley.
Con un pueblo extraño aferrado a sus dioses.
Cuánto gusto me daría otra muerte."

T. S. Eliot




“… El viento
cruza, silenciosamente, la tierra parda. Las ninfas se han marchado…”

T. S. Eliot


"En el esfuerzo por conservar unidos día y noche,
parece posible apenas que un poema pueda acontecerle
a un joven…"

T. S. Eliot
Poesías reunidas, traducción de José María Valverde, Alianza, 1978



"En mi comienzo está mi final."

T. S. Eliot


“En un mundo de fugitivos quien toma la dirección opuesta parecerá que huye.” 

T. S. Eliot



“Entre la idea y la realidad, entre la moción y el acto, cae la sombra.”

T. S. Eliot


"Es imposible desvincular lo que Yeats hizo por el teatro irlandés de lo que el teatro irlandés hizo por él. En aquella avanzadilla, la idea del drama poético se mantuvo con vida mientras por doquier se le había enterrado. No sé dónde termina nuestra deuda con el Yeats dramaturgo, y a la larga solo terminará con el teatro mismo. En sus ocasionales escritos sobre asuntos teatrales, Yeats postuló ciertos principios a los cuales sin duda debemos sujetarnos; entre estos están la primacía del poeta sobre el actor y la del actor frente al escenógrafo y el principio de que el teatro, aunque no ha de concentrarse solo en «el pueblo» en el constreñido sentido ruso, debe estar destinado para el pueblo, que para perdurar debe ocuparse de situaciones fundamentales. Habiendo nacido en un mundo en el que la doctrina del «arte por el arte» era universalmente aceptada y habiendo vivido en otro en el que se exigía al arte ser un instrumento con propósitos sociales, se sostuvo con firmeza en el punto de vista correcto, que está en el medio de aquellos dos, sin comprometerse ni con uno ni con otro y mostró así que un artista, sirviendo íntegramente a su arte, está al mismo tiempo prestando el máximo servicio posible a su país y al mundo entero.
Para elogiar no es necesario estar de acuerdo en todo y yo no intento disimular el hecho de que hay aspectos del pensamiento y el sentimiento de Yeats que me resultan antipáticos. Lo digo solo para señalar los límites que he impuesto a mi crítica. Las cuestiones de la diferencia, la objeción y la protesta surgen en el campo de la doctrina y son cuestiones vitales. Solo me he ocupado del poeta y del dramaturgo hasta el punto en que estos pueden aislarse. A la larga, tal cosa es imposible. Algún día habrá que llevar a cabo un examen completo y detallado de la obra completa de Yeats; probablemente sea necesaria una mayor distancia para ganar perspectiva. Hay poetas cuya poesía, por experiencia y goce, puede considerarse más o menos aisladamente. Hay otros cuya poesía, aun ofreciendo el mismo disfrute y experiencia, tiene una importancia histórica mayor. Yeats forma parte de estos últimos: fue uno de aquellos pocos cuya historia es la historia de su época, que constituyen una parte de la conciencia de una época que no puede entenderse sin ellos. Esta es una posición muy elevada para cualquiera, pero estoy convencido de que, en el caso de Yeats, resulta también incuestionable."

T. S. Eliot
La aventura sin fin



“Este es el modo en que terminará el mundo.
No con un estallido, sino con un suspiro.”

T. S. Eliot



“Estoy nerviosa esta noche. Muy nerviosa. Quédate conmigo. Háblame. ¿Por qué nunca hablas? Habla. ¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué? Nunca sé en qué piensas: Piensas.”

T. S. Eliot



     "Existen presiones de todas clases para escribir mal, hablar incoherentemente y pensar confusamente."


T. S. Eliot


“Hay quienes adquieren la mala costumbre de ser infelices.”

T. S. Eliot



“Imagino que algunos periodistas son escritores fallidos; pero también lo son muchos escritores.”

T. S. Eliot



La canción de amor de J. Alfred Prufrock

"Vamos, tú y yo,
a la hora en que la tarde se extiende sobre el cielo
cual un paciente adormecido sobre la mesa por el éter:
vamos a través de ciertas calles semisolitarias,
refugios bulliciosos
de noches de desvelo en hoteluchos para pernoctar
y de mesones con el piso cubierto de aserrín y conchas de ostra,
calles que acechan cual debate tedioso
de intención insidiosa
que desemboca en un interrogante abrumador…
Ay, no preguntes: «¿De qué me hablas?»
Vamos más bien a realizar nuestra visita.

En el salón las señoras están deambulando
y de Miguel Ángel están hablando.

La neblina amarilla que se rasca la espalda sobre las ventanas,
el humo amarillo que frota el hocico sobre las ventanas,
lamió con su lengua las esquinas del ocaso,
se deslizó por la terraza, pegó un salto repentino,
y viendo que era una tarde lánguida de octubre,
dio una vuelta a la casa y se acostó a dormir.

Ya habrá tiempo. Ya lo habrá.
Para el humo amarillo que se arrastra por las calles
rascándose sobre las ventanas.
Ya habrá tiempo. Ya lo habrá.
Para preparar un rostro que afronte los rostros que enfrentamos.
Ya habrá tiempo para matar, para crear,
y tiempo para todas las obras y los días de nuestras manos
que elevan las preguntas y las dejan caer sobre tu plato;
tiempo para ti y tiempo para mí,
tiempo bastante aun para mil indecisiones,
y para mil visiones y otras tantas revisiones,
antes de la hora de compartir el pan tostado y el té.

En el salón las señoras están deambulando
y de Miguel Ángel están hablando.

Ya habrá tiempo. Ya lo habrá.
Para preguntarnos: ¿Me atreveré yo acaso? ¿Me atreveré?
Tiempo para dar la vuelta y bajar por la escalera
con una coronilla calva en medio de mi cabellera.
Ellos dirán: «¡Ay, cómo el pelo se le está cayendo!»
Mi sacoleva, el cuello que apoya firmemente mi barbilla,
mi corbata, opulenta aunque modesta y bien asegurada
por un sencillo prendedor.

Ellos dirán: «¡Ay, cuán flacos tiene los brazos y las piernas!
¿Me aventuro yo acaso a perturbar el universo?
En un minuto hay tiempo suficiente
para decisiones y revisiones que un minuto rectifica.

Pues ya los he conocido, conocido a todos:
conocido las tardes, las mañanas, los ocasos;
he medido mi vida con cucharitas de café,
conozco aquellas voces que fallecen en un salto mortal
bajo la música que llega desde el rincón lejano del salón
Entonces, ¿cómo he de presumir?

Pues he conocido ya los ojos, conocido a todos,
los ojos que nos sellan en una mirada formulada
estando yo ya formulado, en un alfiler esparrancado;
bien clavado retorciéndome sobre la pared.
¿Cómo comenzar entonces
a escupir las colillas de mis costumbres y mis días?
Entonces, ¿cómo he de presumir?
Pues he conocido ya los brazos, conocido a todos,
brazos de pulseras adornados, níveos y desnudos
(mas al fulgor de la lámpara cubiertos de leve vello de oro).

¿Será el perfume de un vestido
lo que me hace divagar así?
Brazos sobre una mesa reclinados o envueltos en los
pliegues de un mantón.

Entonces ¿habré de presumir?
¿Y cómo he de comenzar acaso?

Diré tal vez: he paseado por callejuelas al ocaso
y he visto el humo que sube de las pipas
de hombres solitarios en mangas de camisa, sobre las
ventanas reclinados.

Hubiera preferido ser un par de recias tenazas
que corren en el silencio de oceánicas terrazas.
¡Y la tarde, la incipiente noche, duerme sosegadamente!
Acariciada por unos dedos largos,
dormida, exhausta… o haciéndose la enferma
sobre el suelo extendida, junto a ti, junto a mí.
¿Tendré fuerza bastante después del té y los helados y las tortas,
para forzar la culminación de nuestro instante?
Aunque he gemido y he ayunado, he gemido y he rezado,
aunque he visto mi cabeza (algo ya calva) portada en una
fuente,
yo no soy un profeta -y ello en realidad no importa
demasiado-
he visto mi grandeza titubear en un instante,
he presenciado al Lacayo Eterno, con mi abrigo en sus
manos, reírse con desprecio,
y al fin de cuentas, sentí miedo.

Hubiera valido la pena, al fin de cuentas,
después de las tazas, la mermelada, el té,
entre las porcelanas, en medio de nuestra charla baladí,
hubiera valido la pena
morder con sonrisas la materia,
enrollar en una bola al universo
para arrojarla hacia algún interrogante abrumador.
Poder decir: «Soy Lázaro que regresa de la muerte
para os revelarlo todo, y así lo voy a hacer»…
Y si al poner en una almohada la cabeza, una dijera:
«No. No fue esto lo que quise decir.
No lo fue. De ninguna manera».

Hubiera valido la pena, al fin de cuentas,
sí hubiera valido la pena,
después de los ocasos, las zaguanes, las callejuelas
salpicadas,
después de las novelas, de las tazas de té y de las faldas
por los pisos arrastradas.
¿Después de todo esto y algo más?
Me es imposible decir justamente lo que siento.
Mas cual linterna mágica que proyecta diseños de nervios
sobre la pantalla,
hubiera valido la pena, si al colocar un almohadón o
arrancar una bufanda,
volviendo la mirada a la ventana, una hubiese confesado:
«No. No fue esto lo que quise decir.
No lo fue. De ninguna manera».

No. No soy el príncipe Hamlet. Ni he debido serlo;
más bien uno de sus cortesanos acudientes, alguien capaz
de integrar un cortejo, dar comienzo a un par de escenas,
asesorar al príncipe; en síntesis, fácil instrumento,
deferente, presto siempre a servir,
político, cauto y asaz meticuloso.
A veces, en realidad, casi ridículo.
A veces tonto de capirote.

Me vence la vejez. Me vence la vejez.
Luciré el pantalón con la manga al revés.

¿Me peinaré hacia atrás? ¿Me arriesgo a comer melocotones?
Me pondré pantalones de franela blanca
y me iré a pasear a lo largo de la playa.

He oído allí cómo entre ellas se cantan las sirenas.
Mas no creo que me vayan a cantar a mí.
Las he visto nadando mar adentro sobre las crestas de la marejada,
peinando las cabelleras níveas que va formando el oleaje
cuando de blanco y negro el viento encrespa el océano.

Nos hemos demorado demasiado en las cámaras del mar,
junto a ondinas adornadas con algaseojas y castañas,
hasta que voces humanas nos despiertan, y perecemos ahogados."

T. S. Eliot



"La condición humana no puede soportar mucha realidad."

T. S. Eliot



"La especie humana no puede soportar demasiada realidad."

T. S. Eliot


“La mayor parte de los problemas del mundo se deben a gente que quiere ser importante.”

T. S. Eliot


“…La memoria arroja y deja en seco
una multitud de cosas retorcidas…”

T. S. Eliot


"La mitad de los males del mundo se deben a personas que quieren sentirse importantes."

T. S. Eliot


"La única sabiduría que podemos esperar adquirir
es la sabiduría de la humildad: la humildad es interminable."


T. S. Eliot
En Cuatros cuartetos -Poesías reunidas-, traducción de José María Valverde, Alianza, 1978



“Las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado. Las palabras del próximo año esperan otra voz.”

T. S. Eliot



Little Gidding

I

La primavera a medio invierno es una estación
en sí misma
Sempiterna aunque empapada hacia el ocaso,
Suspendida en el tiempo, entre el polo y el trópico.
Cuando es más claro el corto día lleno de escarcha
y fuego,
El breve sol incendia el hielo en estanques y zanjas,
Bajo el frió sin viento que es el calor del corazón
Y copia en un espejo de agua
Un fulgor que es ceguera cuando empieza la tarde
Y un brillo más intenso que la lumbre de ramas
o braseros
Agita el torpe espíritu: no viento sino fuego
pentecostal
En el tiempo oscuro del año.
Entre el deshielo y la congelación
Se estremece la savia del alma. No hay olor de tierra
Ni olor de cosa viva. Este es el tiempo primaveral
Pero no según la convención del tiempo.
Por una hora el seto blanquea
Con fugaz floración de nieve,
Una floración más repentina que la del verano pues
no da brotes ni se marchita.
No pertenece al esquema de la generación.
¿En dónde está el verano, el inimaginable

Verano cero?
Si vienes por aquí,
Por la ruta que probablemente seguirás
Desde el lugar de donde vienes probablemente,
Si vienes por aquí en mayo encontrarás los setos
Blanqueados otra vez con voluptuosa dulzura.
Igual sería al fin de la jornada,
Si vienes de noche como un rey vencido,
Si vienes de día sin saber a qué vienes.
Igual sería al dejar el camino áspero
Y dar vuelta detrás de la pocilga hacia la gris fachada
Y la lápida. Y aquello por lo que creíste estar aquí
Es tan sólo una concha, una cáscara de sentido
Cuyo propósito nada más se revela cuando está
realizado,
Si se realiza. O no tenías propósito
o el propósito está más allá de lo que calculabas
Y se altera al cumplirse. Hay otros sitios
Que son también el fin del mundo,
Algunos entre las fauces del mar
o sobre un lago oscuro,
En un desierto o en una ciudad—
Pero este es el más cercano, en tiempo y lugar,
Ahora y en Inglaterra.
Si vienes por aquí,
Tomando cualquier camino, partiendo de cualquier
sitio,
A cualquier hora o en cualquier estación,
Será siempre lo mismo: tendrás que hacer a un lado
Sentido y noción: no estás aquí para verificar,
Instruirte, satisfacer tu curiosidad o trasmitir
informes.
Estás aquí para arrodillarte
Donde ha sido válida la oración.
Y la plegaria es algo más
Que un orden de palabras, la tarea a conciencia
De la mente que reza, o el sonido de la voz al orar.
Y aquello para lo que cuando vivos no tenían
lenguaje los muertos
Te lo pueden decir ya muertos: la comunicación
De los muertos posee lenguas de fuego más allá
del idioma de los vivos.
Aquí, la intersección del momento sin tiempo
Es Inglaterra y es ninguna parte.
Nunca y siempre.

II

En la manga de un viejo la ceniza apagada
Es cuanto sobrevive de la rosa quemada.
Polvo que en aire flota suspendido
Marca el lugar donde una historia ha sido.
El polvo que respiras fue una mansión:
Las maderas, los muros y el ratón.
Ha muerto la esperanza: este desaire
Es la muerte del aire.
Hay inundación y sequía
Sobre los ojos y en la boca fría.
Agua muerta, muerta arena
Luchan por victoria plena.
El suelo seco y destripado
Muestra el esfuerzo destrozado.
La sorda risa de su boca aterra.

Es la muerte de la tierra.
Agua y fuego ocupan el sitial
De la ciudad, la hierba, el matorral.
Agua y fuego se han burlado
Del sacrificio denegado.
Agua y fuego pudrirán
Los cimientos, se hundirán
El santuario y coro ciego.

Es la muerte de agua y fuego.
En la hora incierta antes de la mañana
Al terminar la noche interminable

Al recurrente fin de lo que no tiene fin
Cuando la oscura paloma con su lengua de llamas
Hubo pasado bajo el horizonte de regreso a su nido

Mientras las hojas muertas traqueteaban metálicas
En el asfalto donde no había ningún otro rumor
Entre las zonas de donde se elevaba el humo

Vi de repente a un hombre que erraba apresurado
Sin resistencia ante el aire urbano del amanecer
Impulsado hacia mí igual que aquellas hojas de
estaño.

Cuando fijé la vista en su cara inclinada
El mirar insultante con el cual desafiamos
Al primer transeúnte en la sombra que aclara

Pareció revelarme a algún maestro muerto
A quien yo había tratado y olvidado; medio evocaba
A uno y a muchos; en sus rasgos como recién salidos
de algún horno

Los ojos de un familiar espectro conjunto
A la vez íntimo e inidentificable.
Asumí un doble papel y grité

Y escuché al otro que gritaba: "¡Cómo! ¿Tú aquí?"
Aunque no estábamos. Yo era el mismo de siempre,
Consciente de mí mismo, y era otro sin embargo.
Y él una cara aún formándose. Pero bastaron las

palabras
Para forzar el reconocimiento al que precedieron.
Así, sometiéndonos al aire común,

Demasiado extraños el uno al otro para malentendernos,
Acordes en ese momento de intersección,
Reunidos en un sitio sin antes ni después,

Seguimos por la acera en una ronda muerta.
Dije: "El asombro que siento es natural,
Su naturalidad también me asombra. Habla,
por tanto;

Tal vez yo no comprenda ni recuerde."
Y él: "No estoy dispuesto a repasar
Mis pensamientos y teorías que has olvidado.

Sirvieron su propósito: dejémoslas en paz.
Igual sucede con las tuyas y ruega que te sean
perdonadas
Por otros, así como te ruego perdonarme

El mal y el bien. Se ha comido el fruto de la estación
Y la bestia saciada apartará de una coz el cubo vacío.
Pues las palabras del año pasado son del año pasado

Y esperan otra voz las palabras del año que viene.
Mas como ahora el paso no ofrece obstáculo
Al espíritu inaplacado y peregrino
Entre dos mundos que se han vuelto

muy semejantes,
Así encuentro palabras que no pensé decir
En calles que no creí volver a ver

Cuando dejé mi cuerpo en una playa remota.
Ya que nuestro interés era el lenguaje y el lenguaje
nos incitó
A purificar el dialecto de la tribu y apremió

A la mente a revisar el pasado y a prever,
Déjame revelarte los dones reservados a la vejez
Para coronar el esfuerzo de tu vida entera.

Ante todo la fricción helada del sentido que expira
Sin encanto, sin ofrecer promesa,
Sino la amarga insipidez del fruto espectral

Cuando empiezan a separarse mente y cuerpo.
Segundo, la impotencia consciente de la rabia
Frente a la locura humana y la laceración

De la risa ante lo que deja de divertirnos.
Por último, el terrible dolor de vivir de nuevo
Cuanto has hecho y has sido; la vergüenza

De motivos revelados muy tarde y la conciencia
De cosas malhechas y hechas para daño de los demás
Que antes consideraste ejercicio de la virtud.
Entonces hiere la aprobación del tonto

y los honores deshonran.
De mal en mal el exasperado espíritu avanza,
A menos que lo restaure el fuego purificador

En que debes moverte a ritmo como un danzante"
El día estaba a punto de romper. En la desfigurada
Calle me dejó con un rezongo de despedida
Y se desvaneció al sonar la sirena.

III

Hay tres condiciones que a menudo parecen
semejantes
Pero difieren por completo, florecen en el mismo seto
vivo:
Apego al propio ser y a cosas y personas, desapego
Del propio ser y cosas y personas,
Y creciente entre ambas, indiferencia
Que se parece a las demás como la muerte
se parece a la vida
Al estar entre dos vidas, sin florecer,
Entre la ortiga viva y la ortiga muerta.
Esta es la utilidad de la memoria
Para la liberación: no reduce el amor
sino lo expande
Más allá del deseo, y por tanto nos libra
De futuro y pasado.
Entonces el amor a un país
Empieza como apego a nuestro campo de acción
Y encuentra que esta acción importa poco
Aunque nunca es indiferente.
La historia puede ser servidumbre,
La historia puede ser libertad.
Mira, ahora se desvanecen
Los rostros y los lugares con el ser que los amó, como
pudo,
Para quedar renovados, transfigurados en

otra ordenación.
El pecado es inevitable pero
Todo irá bien
Y toda clase de cosas saldrá bien.
Si pienso de nuevo en este lugar
Y en gente no del todo recomendable,
Sin parentesco ni bondad,
Pero algunos de genio particular,
Todos señalados por un genio común,
Unidos en la discordia que los separa;
Si pienso en un rey al caer la noche,
En tres hombres, y más, en el cadalso
Y algunos que murieron olvidados
En otros sitios, aquí y en tierra extraña,
Y en uno que murió ciego y callado
¿Por qué habríamos de celebrar
A estos muertos y no a los que agonizan?
No es tocar al revés una campana
Ni se trata de un encantamiento
Para conjurar el espectro de una Rosa.
No podemos revivir viejas facciones
No podemos restaurar viejas políticas
Ni seguir un tambor antiguo.
Aquellos hombres y sus enemigos
Aceptan la constitución del silencio
Y se pliegan a un solo partido.
Sea cual fuere la herencia de los afortunados
Recibimos de los derrotados
Lo que debían dejarnos: un símbolo,
Un símbolo perfeccionado en la muerte.
Y todo irá bien y ,
Toda clase de cosas saldrá bien
Por la purificación del motivo
En el campo de nuestra súplica.

IV

Desciende la paloma y rompe el aire helado
Con llama de terror incandescente.
Dicen las lenguas que es precisamente
El único remedio del error y el pecado.
La última esperanza o el fin desesperado
Reside en la elección entre una y otra hoguera

Que redima a esta llama de esa llama que espera.
Amor se llama el que inventó el tormento,
Amor el nombre desacostumbrado
Cuyas manos tejieron el suplicio más cruento:
La camisa de llamas que jamás ha logrado
Arrancarse el poder en el mundo sangriento.
Toda la vida, toda nuestra espera,
Yace en ser pasto de una u otra hoguera.

V

Lo que llamamos el principio es a menudo el fin
Y llegar al final es llegar al comienzo.
El fin es el lugar del que partimos. Y cada frase
Y oración que sea correcta (donde cada palabra esté
en su sitio
Y ocupe su lugar en apoyo de las demás,
La palabra ni tímida ni ostentosa,
El fácil intercambio de lo viejo y nuevo,
La palabra común exacta sin vulgaridad,
La palabra formal precisa pero no pedante,
La compañía entera que danza al mismo ritmo)
Cada oración y cada frase son un fin y un comienzo,
Cada poema un epitafio. Y toda acción
Un paso al tajo, al fuego,
Un descenso por las fauces del mar
o hacia una piedra indescifrable:
Y allí es donde empezamos.
Perecemos con los agonizantes:
Mira cómo se marchan y partimos con ellos.
Nacemos con los muertos:
Mira cómo regresan y volvemos con ellos.
El momento de la rosa y el momento del ciprés
Son de igual duración. Un pueblo sin historia
No está redimido del tiempo,
Porque la historia es una ordenación
De momentos sin tiempo.
Así, mientras se desvanece la luz
Sobre un anochecer invernal, en una aislada capilla,

La historia es ahora e Inglaterra.
Con la atracción de este Amor y la voz de este

Llamado.
No cesaremos en la exploración
Y el fin de todas nuestras búsquedas
Será llegar adonde comenzamos,
Conocer el lugar por vez primera.
A través de la puerta desconocida y recordada
Cuando lo último por descubrir en la tierra
Sea lo que fue nuestro comienzo:
En la fuente del río más largo
La voz de la oculta cascada
Y los niños en el manzano.
La voz no conocida porque nadie la busca,
Pero escuchada, o semiescuchada, en la inmovilidad
Del mar entre dos olas.
De prisa, aquí, ahora, siempre—
Una condición de sencillez absoluta
(Cuesta nada menos que todo).
Y todo irá bien
Y toda clase de cosas saldrá bien
Cuando las lenguas de la llama se enlacen
En el nudo de fuego coronado
Y la lumbre y la rosa sean una.

T. S. Eliot




“Los hombres aprenden poco de la experiencia de los otros. Pero en la vida, nunca vuelve el mismo tiempo.”

T. S. Eliot



Los hombres huecos

I

"Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Inclinados unos con otros
La cabeza llena de paja. ¡Pobres!
Nuestras voces secas, cuando
Susurramos juntos
Son suaves y sin sentido
Como el viento sobre el pasto seco
O pies de ratas sobre vidrio roto
En nuestra bodega seca
Figura sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
Aquellos que han cruzado
con mirada decidida, al otro reino, al de la muerte
Recuérdennos, -si es que lo hacen- no como perdidas
Violentas almas, sino sólo
Como los hombres huecos

Los hombres rellenos.

II

Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
En el reino de los sueños de la muerte
Ellos no aparecen
Allí los ojos son
Luz solar sobre una columna rota
Allí, está un árbol balanceándose
Y las voces son
En el canto del viento
Más distantes y más solemnes
Que una estrella desvaneciéndose.
Déjame estar lejos
En el reino de los sueños de la muerte
Déjame también ponerme,
Tales disfraces deliberados
Saco de rata, piel de cuervo,
Cruces del campo santo
Que se comportan como el viento se comporta
No mas cerca -
Ni siquiera en ese encuentro final

En el reino de las penumbras

III

Esta es la tierra muerta
Esta es tierra de cactus
Aquí las imágenes de piedra
Se levantan, aquí reciben
la súplica de la mano de un hombre muerto
Bajo el parpadeo de una estrella que se desvanece.
Es así
En el otro reino de la muerte
Despertando sólo
A la hora en que estamos
Temblando con ternura
Labios que podrían besar

Componen rezos para piedras rotas.

IV

Los ojos no están aquí
Aquí no hay ojos
En este valle de estrellas que agonizan
En este valle hundido
Esta mandíbula rota de nuestros reinos perdidos
En estos últimos lugares de reunión
Vamos a tientas, juntos
Evitando hablar
Reunidos a la orilla del río caudaloso
Ciegos, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
Rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La única esperanza

De los hombres vacíos.

V

Aquí vamos alrededor del espinoso peral
Espinoso peral espinoso peral
Aquí vamos alrededor del espinoso peral
A las cinco en punto de la mañana .
Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
La sombra cae
Porque tuyo es el reino
Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
La sombra cae
La vida es muy larga
Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
La sombra cae
Pues ligero es el reino
Pues ligero es
La vida es
Pues ligera es la
Así es como el mundo acaba
Así es como el mundo acaba
Así es como el mundo acaba
No con una explosión sino con un gemido."

T. S. Eliot


"Los hombres en su mayoría, o se quedan apegados a experiencias de juventud, de modo que su escritura deviene una insincera imitación de su obra temprana, u olvidan su pasión, y escriben sólo con la cabeza, con un virtuosismo hueco y desperdiciado."

T. S. Eliot


"Los hombres viven del olvido; las mujeres, de recuerdos."

T. S. Eliot



“Los humanos no pueden soportar mucha realidad.”

T. S. Eliot


“Los poetas inmaduros imitan; los poetas maduros roban; los malos estropean lo que roban, y los buenos lo convierten en algo mejor.”

T. S. Eliot


"Los viejos deberían ser exploradores
aquí o allí no importa…"




T. S. Eliot
En Cuatros cuartetos -Poesías reunidas-, traducción de José María Valverde, Alianza, 1978




“Mi invento del fonógrafo no tiene ningún valor comercial.”

T. S. Eliot



“No dejaremos de explorar
Y al final de nuestra exploración
Será llegar a donde comenzamos
Y conocer el lugar por primera vez.
A través de la puerta desconocida, no recordada
Cuando lo último en la tierra que queda por descubrir
Es lo mismo que fue el principio;
En el nacimiento del río más largo
La voz de la catarata escondida
Y los niños en el manzano
Desconocidos, porque no fueron buscados
Sino oídos, a medias, en la quietud
Entre dos olas del mar”

T. S. Eliot
Little Gidding




“No es la grandeza ni la intensidad de las emociones, sino la intensidad de proceso artístico lo que cuenta.”

T. S. Eliot



"No harán muy grandes cosas los vacilantes que dudan de la seguridad."

T. S. Eliot



“No tememos a la muerte, tememos que nadie note nuestra ausencia; que desaparezcamos sin dejar rastro.”

T. S. Eliot



“Nos recuerdan -si acaso- no como almas perdidas y violentas sino, tan sólo, como hombres huecos, hombres rellenos de aserrín.”

T. S. Eliot



“Oh Señor, los jacintos romanos florean en los tiestos
Y el sol de invierno asoma por los nevados montes;
La estación obstinada ceja en su porfía…”

T. S. Eliot




Ojos que vi con lágrimas

"Ojos que vi con lágrimas la última vez
a través de la separación
aquí en el otro reino de la muerte
la dorada visión reaparece
veo los ojos pero no las lágrimas
esta es mi aflicción.
Esta es mi aflicción:
ojos que no volveré a ver
ojos de decisión
ojos que no veré a no ser
a la puerta del otro reino de la muerte
donde, como en éste
los ojos perduran un poco de tiempo
un poco de tiempo duran más que las lágrimas
y nos miran con burla."

T. S. Eliot



"Otros ecos
habitan el jardín. ¿Seguiremos?
Deprisa, dijo el pájaro, encontradlos, encontradlos,
a la vuelta de la esquina. A través de la primera puerta,
entrando a nuestro primer mundo...
... entrando a nuestro primer mundo
(...)
Y el pájaro llamó, en respuesta a
la música no oída oculta entre los arbustos."

T. S. Eliot


"Para llegar a donde estás, para llegar desde donde no estás,
debes ir por un camino en donde el éxtasis no existe (...).
Para poseer lo que no posees
debes ir por el camino del desposeimiento.
Para llegar a lo que no eres
debes ir por el camino en que no eres."

T. S. Eliot



“Poco sé de dioses, pero creo que el río es un fuerte dios oscuro, hosco, indómito, intratable.”

T. S. Eliot



“Podemos señalar con cierta seguridad que la nuestra es una época de declive; que la cultura se encuentra en unos niveles inferiores a los de hace cincuenta años; y que las pruebas de este declive se pueden ver en todos los ámbitos de la actividad humana.”

T. S. Eliot



“Pues he conocido ya los ojos, conocido a todos, los ojos que nos sellan en una mirada formulada estando yo ya formulado, en un alfiler esparrancado; bien clavado retorciéndome sobre la pared.”

T. S. Eliot



¡Qué desagradable resulta
encontrarse con el señor Eliot!
Con su aspecto de clérigo,
su ceño tan siniestro,
su boca tan fruncida
y su conversación tan educadamente
reducida a «precisamente»,
«si», «acaso» y «sin embargo»

T. S. Eliot
Ejercicios para los cinco dedos


"¿Qué son estas raíces que agarran, estas ramas que crecen
de estos desperdicios pedregosos? Hijo del Hombre,
tú no puedes ni decirlo, ni adivinarlo, porque tú solo conoces
un montón de imágenes rotas, donde el sol late,
y el árbol muerto no da refugio, el grillo no da alivio,
y las secas piedras no hacen el ruido del agua."

T. S. Eliot
El yermo



"¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado?
Cuando cuento, sólo estamos tú y yo.
Pero cuando miro hacia adelante, en el camino blanco
siempre hay otro que camina a tu lado
envuelto en brillante manto castaño, encapuchado.
No sé si es hombre o mujer.
Pero ¿quién es ese que está al otro lado de ti?"

T. S. Eliot
La tierra baldía



       "Sé que un poema, o un pasaje de una poesía, puede tender a realizarse primero como un ritmo determinado antes de alcanzar expresión en palabras, y que ese ritmo puede dar a luz la idea y la imagen."

T. S. Eliot



"Si uno puede realmente penetrar en la vida de otra época, está penetrando en la propia vida."

T. S. Eliot


“Si usted no tiene la fuerza para imponer sus propios términos a la vida, usted debe aceptar los términos que ella le ofrece.”

T. S. Eliot



“Sólo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde se puede llegar.”

T. S. Eliot


"Sólo con tiempo se conquista el tiempo."



T. S. Eliot


"Sólo el sanador herido sana."

T. S. Eliot


“Somos los hombres huecos
los hombres rellenos de aserrín
que se apoyan unos contra contra otros
con cabeza embutidas de paja (...)
Los que han cruzado
con los ojos derechos, al otro Reino de la muerte
nos recuerdan -si es que nos recuerdan- no como
perdidas almas violentas, sino sólo
como los hombres huecos
los hombres rellenados."

T. S. Eliot



The Dry Salvages

I

[The Dry Salvages -acaso originalmente les trois sauvages- ­es un pequeño conjunto de rocas en las que se levanta un faro. Se encuentran en la costa noreste de Cape Ann, Massachusetts. Salvages se pronuncia de modo que rime con assuages. Groaner es una boya silbante.]


No sé mucho de dioses, mas supongo que el río
Es un dios pardo y fuerte —hosco, indómito,
intratable,
Paciente hasta cierto punto, al principio reconocido
como frontera;
Útil, poco de fiar, como transportador del comercio,
Luego sólo un problema para los constructores
de puentes.
Ya resuelto el problema queda casi olvidado el gran
dios pardo
Por quienes viven en ciudades—sin embargo,
es implacable siempre,
Fiel a sus estaciones y sus cóleras
Destructor que recuerda
Cuanto prefieren olvidar los humanos.
No es objeto de honras
Ni actos propiciatorios por parte de los veneradores
de las máquinas;
Está siempre esperando, acechando, esperando.
En la cuna del niño su ritmo estuvo presente,
En el frondoso ailanto del jardín en abril,
El olor de las uvas en la mesa otoñal

Y el círculo nocturno ante la luz de gas del invierno
El río está dentro de nosotros, el mar en torno
nuestro;
El mar es también el borde de la tierra,
El granito en que se adentran las olas,
Las playas donde arroja
Sugerencias de una creación anterior y distinta:
La estrella de mar, el límulo, el espinazo
de la ballena;
Las pozas donde ofrece a nuestra curiosidad
La anémona de mar y las algas más delicadas.
Arroja nuestras pérdidas: la jábega rota, la nasa de
langostas maltrecha, el remo quebrado
Y los arreos de extranjeros muertos.
El mar tiene muchas voces,
Muchos dioses y muchas voces.
La sal está en la rosa silvestre,
La niebla en los abetos.
El aullido del mar
Y su bramido son voces diferentes
Que a menudo se escuchan juntas: el gemir
en los aparejos,
La amenaza y caricia de la ola que estalla
mar adentro,
La rompiente lejana contra la dentadura de granito
Y el lamento que avisa del promontorio
que se acerca
Todas son voces del mar, y la boya silbante
Al girar hacia tierra, y la gaviota.
Y bajo la opresión de la niebla silenciosa
El redoble de la campana, tañida sin prisa
Por la ola que se hincha allá en el fondo,
Mide el tiempo, no nuestro tiempo
Sino un tiempo más antiguo
Que el tiempo de los cronómetros, más antiguo
Que el tiempo medido por las mujeres que
en su angustia y su insomnio
Calculan el porvenir, tratan de destejer, devanar,
desenredar
Y remendar pasado y futuro,
Entre la medianoche y el amanecer,
Cuando es engaño ya todo el pasado,
El futuro no tiene porvenir,
Antes de que amanezca y cambien la guardia
Cuando el tiempo se detiene,
Y el tiempo no acaba nunca,
Y la ola que se hincha allá en el fondo
Y es y era desde el principio
Hace sonar la campana.

II

¿Dónde termina aquello, este mudo gemido,
La extinción silenciosa de la flor otoñal
Que soltando sus pétalos queda inmovilizada?
¿Hay fin para los restos que flotan naufragados
Y el hueso que en la playa musita la irrezable

Plegaria a la terrible anunciación?
No hay fin y todo es suma: el desmedido
Resultado de días y horas sin final.
La emoción reflexiona ensimismada
En años de vivir entre los destrozados
Restos de lo que se creyó lo más confiable—

Y por ello más apto a la renunciación.
Hay la última suma, el desvaído
Orgullo que resiente su declive fatal,
La devoción lejana que parece borrada
Como un barco que hace agua por los cuatro costados,
o escuchar en silencio tañer la irremediable

Campana que te invoca, última anunciación.
¿En dónde encontrarán su fin perdido
Los que bogan al fondo de la niebla letal?
Inconcebible un tiempo sin la mar encrespada
o un océano ya limpio de restos oxidados
O un futuro no expuesto, como el irretornable

Pasado, a no tener destino, tampoco solución.
Pensemos en aquellos, desaguando el roído
Navío, desplegando las velas contra el viento brutal,
Entre bancos de arena que no está erosionada,
Cobrando su salario en muelles maltratados,
Sin zarpar en el alba para un viaje incosteable

Tras una pesca inútil que no vale su acción.
No tiene fin, no acaba, este mudo gemido,
Tampoco el marchitarse encuentra su final,
El dolor que no duele y se resuelve en nada,
El mar a la deriva, los restos destrozados,
La plegaria del hueso a la Muerte, su Diosa; tan sólo
la irrezable

Plegaria a ti elevada, única Anunciación.
A medida que envejecemos, parece
Que el pasado tiene otra estructura y deja de ser una mera secuencia—
o incluso un desarrollo. Esto es una falacia parcial
Estimulada por nociones superficiales de evolución
Que se vuelven en la mentalidad popular
Medios para el repudio del pasado.
En los momentos de felicidad—no la sensación
de bienestar,
Fruición, plenitud, seguridad o afecto,
O hasta una excelente cena, no esto sino la súbita iluminación—
Tuvimos la experiencia pero no captamos
el significado
Y el acercamiento al significado restaura
la experiencia
En forma diferente, más allá de cualquier
significado
Que asignemos a la felicidad. Antes he dicho
Que la experiencia revivida en el significado
No es la experiencia de una sola vida
Sino de muchas generaciones —sin olvidar
Algo que acaso es inefable:
La mirada hacia atrás más allá de la seguridad
De la historia escrita, la mirada hacia atrás furtiva
Hacia el terror primitivo.
Entonces llegamos a descubrir que los momentos
de dolor
(No se discute si se deben o no a un malentendido
O a haber esperado lo erróneo o temido lo erróneo)
Son también permanentes
Con una permanencia igual a la del tiempo.
Mejor que en el nuestro lo apreciamos
En el sufrimiento de los demás, casi experimentado
Al implicarnos a nosotros mismos.
Porque nuestro pasado está cubierto por las corrientes
de la acción,
En cambio el sufrimiento ajeno sigue siendo una
experiencia
Sin reservas ni desgaste por la erosión posterior.
La gente cambia y sonríe pero su sufrimiento
permanece.
El tiempo destructor es también el tiempo
preservador,
Como el río con su carga de negros muertos y reses
muertas y jaulas de gallinas,
La manzana amarga y el mordisco en la manzana.
Y la roca mellada en las aguas sin calma,
Las olas que la cubren, la niebla que la oculta
En un día sereno, es nada más un monumento;
En tiempo navegable es siempre una señal
Para fijar el rumbo; pero en la estación sombría
o bajo la repentina furia del mar
Es lo que siempre ha sido.

III

A veces me pregunto si es esto lo que Krishna quiso
decir
— Entre otras cosas— o una manera de expresar
lo mismo:
Que el futuro es una canción desvanecida, una rosa
real o un ramo de lavanda,
De ansioso lamento por los que aún no están aquí
para lamentarse,
Prensado entre las hojas amarillentas de un libro que
nunca ha sido abierto.
Y el camino que sube es el camino que baja,
El camino de ida es el camino de vuelta.
No podemos afrontarlo realmente aunque
de seguro
El tiempo no es curandero: el paciente ya no está
aquí.
Cuando arranca el tren y los pasajeros se han
instalado
Con sus frutas, periódicos y cartas comerciales

(Y parten del andén quienes fueron a despedirlos)
Sus caras se relajan y pasan de la preocupación
al alivio
Al ritmo soñoliento de cien horas.
¡Adelante, viajeros! No escapan del pasado
Hacia vidas distintas ni hacia ningún futuro.
Ustedes no son los mismos que salieron
de la estación
Ni los que llegarán a terminal alguna,
Mientras los rieles convergentes se deslizan unidos
detrás de ustedes;
Y en la cubierta del murmurante trasatlántico,
Al observar la estela que a sus espaldas se ensancha,
No pensarán: “Ya terminó el pasado”
Ni "el futuro está por delante”.
Cuando la noche cae en las antenas y en las jarcias
Hay una voz que contrapuntea (aunque no al oído,
Al susurrante caracol del tiempo,
Ni tampoco en ninguna lengua):
“Adelante, ustedes que creen estar viajando,
No son los mismos que vieron alejarse el puerto
Ni los que desembarcarán.
Aquí, entre la orilla próxima y la orilla distante,
Mientras el tiempo se retira, consideren con el mismo
ánimo
El pasado y futuro.
En ese instante que no es de acción ni de inacción
Pueden aceptar esto: ’En toda esfera del ser
La mente humana debe estar ocupada
Por la hora de la muerte’
(Y la hora de la muerte es cada momento.)
Esta es la única acción que fructificará en las vidas
del prójimo.
Y no piensen en el fruto de la acción.
Adelante.
Oh viajeros, oh gente de mar,
Ustedes que llegaron a puerto y ustedes
cuyos cuerpos
Sufrirán el proceso y el juicio del océano
U otro acontecimiento, este es su verdadero
destino”
—Dijo Krishna, como cuando amonestó a Arjuna
En el campo de batalla.
No adiós
Sino adelante, viajeros.

IV

Señora, en tu santuario que está en el promontorio,
Ruega por todos los navegantes,
Los dedicados a la pesca y aquellos
Que se ocupan en lícitos negocios

Y quienes los dirigen.
Reza también por las mujeres que han visto
Zarpar y no volver a sus maridos o a sus hijos,

Figlia del Tuo Figlio, Reina del Cielo.
Ruega también por cuantos se embarcaron
Y terminaron su viaje en la arena,
En los labios del mar
o en la sombría garganta que no los rechazará
o allí donde no puede ya alcanzarlos
El tañido de la campana del mar,
Su ángelus perpetuo.

V

Comunicarse con Marte, dialogar con espíritus,
Informar sobre la conducta del monstruo marino,
Trazar horóscopos, leer en las entrañas de las aves
o en bolas de cristal,
Diagnosticar enfermedades por la firma, evocar
La biografía por las líneas de la mano
Y la tragedia por los dedos; predecir
Mediante sortilegios u hojas de té,
Adivinar lo inevitable gracias a la baraja,
Juguetear con hexagramas, o barbitúricos,
escudriñar
La imagen que recurre en terrores preconscientes—
Explorar el útero o el féretro o los sueños:
Todos estos son los habituales pasatiempos y drogas
Y secciones de prensa; y siempre lo serán,
Especialmente algunos de ellos
Cuando exista aflicción en las naciones, perplejidad
En las costas de Asia o en la Edgware Road.
La curiosidad humana explora pasado y futuro
Y se aferra a esa dimensión. Pero aprehender
El punto en que interceden lo temporal y lo eterno
Es tarea del santo —o más que tarea
Algo que se da y quita,
En la muerte de amor de una vida entera,
Fervor y desprendimiento y entrega.
Para la mayoría de nosotros sólo existe el momento
Desatendido, el momento fuera y dentro
del tiempo,
El acceso de distracción que se pierde en un rayo
de luz solar,
El invisible tomillo silvestre o los relámpagos de
invierno
O la catarata o la música tan profundamente
escuchada
Que no se escucha en absoluto,
Pero somos la música mientras dura la música.
Estas son nada más sugerencias y conjeturas,
Sugerencias que engendran conjeturas; lo demás
Es oración, observancia, disciplina, pensamiento
y acciones.
La sugerencia medioadivinada, el don
semientendido, es la Encarnación.
Aquí es real la junta imposible
De las esferas de existencia.
Aquí pasado y futuro se conquistan y reconcilian
Donde la acción sería de otra manera movimiento
De lo que tan sólo es movido
Y no tiene fuente propia de movimiento
Sino que es impulsado por poderes demoníacos
y terrenales.
Y la acción justa es libertad
Respecto al pasado y también el futuro.
Para la mayoría de nosotros éste es el objetivo
Que aquí jamás alcanzaremos.
Sólo estamos invictos porque seguimos intentando;
Nosotros, los finalmente satisfechos
Si nuestra reversión temporal nutre
(A no mucha distancia del ciprés)
La vida del suelo significante.

T. S. Eliot



“Un libro no es inofensivo simplemente porque nadie se sienta ofendido por él.”

T. S. Eliot


“Vale la pena morirse para darse cuenta de cómo es la vida.”

T. S. Eliot


“…un tiempo para vivir y para engendrar
Y un tiempo para que el viento rompa el cristal desprendido
Y agite las tablas del suelo donde trota el ratón de campo
Y agite el tapiz hecho jirones con un lema silencioso.”

T. S. Eliot




“Ya las he visto todas,
las mañanas, las noches, la tardes.
He medido mi vida en pocillos de café.”

T. S. Eliot




"Ya no te sientes del todo humano.
Te han reducido de pronto al nivel de un objeto;
Objeto viviente, sí, pero ya no una persona...
Cuando te vistes para la fiesta
Y bajas las escaleras, todo en ti
Se conjuga para apoyarte en el papel que has escogido.
Pero luego ocurre, a veces, que cuando arribas
Al último escalón
Hay otro escalón, uno más de los que esperaban tus pies,
Y te precipitas escalera abajo. Durante un instante
Tienes la experiencia de ser un objeto
Librado a la merced de una malévola escalera.

T. S. Eliot
The Cocktail Party



“Yo sólo conozco un montón de imágenes rotas, sobre las que se pone el sol.”

T. S. Eliot




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