"A partir de 1916 y 1917 nuestra librería sería frecuentada por cantidad de poetas en flor y cantidad de poetas en fruto."

Adrienne Monnier


A Paul Claudiel

Tu potente plegaria viene a turbar mi sueño,
Pone sitio a mi noche con el miedo y el fuego.
A mi pesar imploro la fuerza de tu Dios,
Sé que puede ahuyentar el tropel que en mí misma
Atormenta a la hija de quienes lo sirvieron.

Me verá la mañana llorando por ser débil,
Elevando hacia el sol mis manos como hojas.
Pero ya que lo quieres, ¡oh Padre!, en esta noche
Que nos trae tu orden y en la que el ala obscura
Tiembla, te encontraré. ¡Oh, que tu exilio pueda
Contener en su seno mi tierna sumisión!
Estoy contigo, sí, bajo tu voz me inclino
Como una llama vacilante,
Digo ese nombre que es la dicha
Y la alabanza de tu boca,
Mas cuya cruz hiere mi frente.

Adrienne Monnier
Traducción: Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán



Como los viejos religiosos

"Como la vieja monja 
que encontró su gobierno en ella 
y que, ayudada por sus compañeros, 
estableció una casa 
medio firme y medio convento, 
hice mi librería. 
¡Pero yo no tengo un dios! 
Este nombre me ofende, me duele 
En el corazón de mis raíces, 
Me roba el deseo de vivir, 
Se arranca la venda 
que cubre esta herida 
De la cual nada ha podido curarnos.

Algunos de mis hermanos 
tienen poder sobre mí, 
sus órdenes me tranquilizan, 
trabajo para ellos, 
olvido mi dolor, los 
consuelo también.

El viajero perdido 
Soy yo quien lo trae de vuelta, 
me caliento en el fuego 
Que enciendo por él, 
mezclo con sus oraciones 
Mi voz llena de noche."




"Era una librería sin pinta alguna de tienda, sin que fuese nuestra intención; no podíamos ni imaginar que con el tiempo nos alabarían tanto por lo que a nosotras nos parecía precariedad e improvisación."

Adrienne Monnier


"Fundamos «La Maison des Amis des Livres» con fe; nos parece que cada uno de sus detalles corresponde a un sentimiento, a un pensamiento."

Adrienne Monnier


"(…) nuestra primera idea era —y sigue siéndolo— que el verdadero comercio de la librería englobara no solo la venta, sino también el préstamo, y que ambas operaciones se ejerciesen en paralelo. Resulta casi inconcebible comprar una obra sin conocerla. Expreso un sentimiento general cuando afirmo que toda persona de cierta cultura experimenta la necesidad de tener una biblioteca particular compuesta por libros que le gustan, que tiene por amigos buenos y fieles."


Adrienne Monnier



"También estaba Sylvia Beach. Esta joven estadounidense lucía un rostro original, de lo más atractivo. Hablaba francés con soltura, con un acento más inglés que americano; […] tenía mucho humor; mejor dicho: era el humor en persona. […] llevaba el pelo corto, y yo me lo corté al poco tiempo."

Adrienne Monnier






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