Al campo

"Yo he nacido en el campo, y fue mi cuna
de verdes ramas y laurel tejida,
y fue mi alma infantil, sin pena alguna,
el canto de las aves adormida.

Un plácido arroyuelo, un verde prado,
donde en las tardes del abril florido,
tranquilo pace el bienhechor ganado,
lanzando de placer recio bramido.

Hallé un mundo, a mis ojos extendido,
de arroyos de frescura y de verdores;
y nací, oyendo el mágico zumbido
de abejas, cañas, céfiros y flores."

Úrsula Céspedes Orellano de Escaverino


El ángel de la muerte

"Pálido, triste, la sonrisa helada
los labios sin color,
indecisa y opaca la mirada
la palabra sin voz.

El cuerpo lacio, que dirige lento
el vacilante pie,
el cabello terroso, amarillento
y pegado a la sien;

así te veo venit, ángel que allegas
el postrimer adiós;
te paras ante mí, las alas plegas
y miras en redor.

¿Lo ves?, yo no estoy sola, aquí a mi lado
hay tres flores de abril;
son mis hijos; si muero, infortunado
será su porvenir

Los he criado en mi seno; en mis rodillas
aprendieron a hablar,
y del más ternezuelo, en las mejillas
siempre mi labio está

Jamás tuvieron hambre, ni de frío
los han visto temblar,
que aquí estaba su seno junto al mío,
y era suyo mi pan.

Aún no saben sufrir, porque en llorando
les acaricio yo,
y sus labios sonríen semejando
la lluvia con el sol.

Si los dejo, me llaman y no puedo
a su voz contestar;
si me buscan, no me hallan, tendrán miedo,
rompería a llorar.

Un violento pesar el alma siente,
me duele el corazón
y al brotar, se congelan en mi frente
las gotas de sudor.

Nunca me he separado de esos seres
que nacieron de mí;
¿a qué, pues has venido?....¿qué me quieres?
¡yo no me puedo morir!"

Úrsula Céspedes Orellano



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