Al ver el Guernica en el Centro de Arte Reina Sofía

"Su inmensidad conmociona.
Seres humanos, o lo que queda de ellos,
tienen las bocas totalmente abiertas –en agonía, en desespero,
en extremo dolor. El caballo, galopante.
Oscuridad
Busco siempre la sombra
Todo es oscuro pensamiento
El cielo duerme en mis ojos,
La luna es trozo y trozo.
Encontraré la verdadera sombra
En la pradera del día del Juicio
Cuando todo perecerá
Y sólo la oscuridad de Dios será visible
Sueño en la oscuridad
Estaba demasiado oscuro alrededor y en este sagrada oscuridad el Amor dio a luz un niño. La Madre Amor sabía que se trataba de mi Sueño. El sueño abrió sus ojos. Ojos demasiado negros en aquella oscuridad, y en tanto oscurecía comenzaba a encogerse el corazón del sueño. “Ven aquí”
–Dijo el amor– tranquilo, dame tu mano y yo te llevaré a través de este dolor
Es una pena –estaba oscuro en todas partes–
En el cuarto
En el patio
En el corazón.
El Sueño suspiró y murió
El sueño partió a los espacios sin luz."

Alice Sun-Cua
Traducción: Andrea Cote



Amanecer

para August M.

A las orillas del sueño
las imágenes saltan caprichosamente
como sabandijas de agua en la superficie de la mente.

El tiempo tiembla.
En la profundidad del agua, Wu,
la nada, se comprende simplemente
como ser en el momento,
fluyente, como el movimiento suave
que hace el hombro, mientras el pie,
maleable como el alba, gira
a una posición vacía.

Los koanes se vuelven claros como la lluvia de verano.

Relampaguea, los címbalos
anuncian la llegada de los guerreros.
Nada es imposible,
mientras el cuerpo se sume en la vacilación
del despertar,
el canto de los pájaros gira
en torno a los párpados temblorosos,
la mente ve lo que ve,
porque en un segundo
el instante desaparece.

Alice Sun-Cua



Con palabras

(para Madeleine, que me enseñó la magia del lenguaje por señas)

"Porque los sonidos
estaban enjaulados adentro 
de un vacío sin voces, 
ella me habla
de gozo esta mañana
con gesticulaciones entusiastas,
las manos se lanzan como gorriones. 

Anoche, cubierta de
verdes y estériles sábanas almidonadas, 
agarraba las barras de estiramiento
bajo las luces duras
de un cubículo antiséptico
misteriosamente silencioso. Se despierta
por sus pequeños chillidos agudos. 

Su fuente se rompió
mientras una cabeza rizada se asomó
con su vérnix húmedo y ceroso.
Sus lágrimas eran sonidos 
rasguñando en el hueco
de mi garganta, alas de pájaro
rozaron contra las cristales. 

Hoy nos miramos
a través este extensión de sábanas limpias,
risas caen desde nuestras
muñecas ágiles: dedos separados,
palmas abiertas. Sus dedos 
tocan el corazón, rodean el aire.
Oigo una explosión de alas."

Alice Sun-Cua
Traducción: A.M. Sun-Cua



Manos de nubes en Caleruega

Debería ser un movimiento del torso,
dijo el maestro de Tai Chi,
nunca solo las manos. 

Levanto un brazo, doblo el codo suavemente,
palma abierta al frente de los ojos,
mientras baja el otro brazo  
en un arco ligero para dar forma al viento.

El chubasco anoche humedece
pies descalzos, el olor de la tierra húmeda
mezcla con el humo de la leña quemada,
el aire quieto salvo la canción del pájaro.

Giro lentamente a la derecha
veo nubes bajas
acomodan en el medio de la montaña,
sus laderas acaricia por el salida del sol.

Contempla la Infinidad y se consciente del
 Ahora .

La derecha, luego la izquierda; arriba,
y abajo; la niebla de la montaña
parece resona mis movimientos:
¿Quién sigue a quién?

La respuesta está en el Nada.

Es bastante estar aquí,
en armonía con las neblinas,
los cielos grises como perlas;
mover pero aún
ser quieto.

Alice Sun-Cua











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