Andreas a los dos años

"Mis días comienzan y terminan contigo.
En la mañana cuando volteo mi cabeza
y nuestras narices se tocan,
mi perfecta jornada desde la landa de los sueños
es suavizada por el suave cepillo
de tu pelo contra mi frente,
tu aliento que me rememora
el aroma a envoltura de cocos
cortados en las distantes montañas
cuesta abajo hasta un amable mar
y mientras abro mis ojos admiro
mi primer regalo para el día –tu sonrisa–
cuidadosamente la recojo entre mi alma
del modo como el cuenco de las manos recoge lluvia,
oh, tu sonrisa –
bálsamo calmante para una vida
que hasta ahora sólo había conocido el dolor
y como el cieno de las orillas del río lavado
por la fiebre de amor que brilla en tus ojos
oscura como carbón, brillante como luz de hoguera,
recuerdo
que la oscuridad no perdura para siempre.
Al atardecer mientras el sol se hunde
admiro la forma como se encrespan los rizos
y relumbran a contraluz
recordándome las frescas cosechas del maíz
y todos los rayos de sol que nunca había conocido,
y mientras el día solloza entre el silencio de la muerte
y nos preparamos para la noche,
ningún fantasma puede sojuzgarme ahora
mientras me anticipo dichosa a la hora
en que despierto a tu sonrisa."

 Edessa Ramos
Traducción: Rafael Patiño


¿Cómo puedo escribirte?

“¿Cómo puedo cantar al amor,
cuando en cada verso y poema está la plegaria de una hija,
cuando en cada verso y canción una madre llora…?

¿Cómo puedo cantar de felicidad,
mientras los niños rebuscan en la basura
y vuelven a casa a los brazos de la muerte?
¿qué melodía para confortar
a un padre y una madre construyendo chozas a lo largo de la vía del tren,
mientras algunos de nosotros nadamos en la abundancia
y nos quejamos del retraso que lleva el tren,
o de que el mal tiempo arruinó el día de fiesta? 

¿Cómo puedo escribir de la belleza,
cuando todo lo que veo es un paisaje de la crueldad del hombre
en un mundo donde ni siquiera las bestias matan por placer o por codicia?
¿Cómo puedo leerte poemas de amor,
cuando las balas atraviesan el cráneo de un chico
por romper el toque de queda y lanzar piedras,
y las madres dan la bienvenida a sus hijos en los ataúdes?

¿Cómo, cómo puedo cantarte canciones de amor,
Cómo puedo escribirte poemas de amor…?”

Edessa Ramos


El Sendero a Guinobatan

"En cada giro de la montaña madurábamos
hacia un mundo más nuevo y más fresco que
el último claro dejado atrás.
Con cada kilómetro estirándose
y ascendiendo más pendiente cada cuesta,
tanto más cerca nos allegamos al cielo.
Lamentándose abajo al pie del precipicio
voltean las piedrecillas que estuvieron entre mis pies.
Mirando por encima de mi hombro reto
al sol en mis ojos
para echarte una mirada,
requiriendo esa sonrisa, ese asentir,
el familiar encogerse de hombros que conserva en su sitio al pesado fardo
por coraje de dominar el desconocido próximo ascenso.

Vagamente llega la orden 
de permanecer sentados en los talones;
Siento la presión de tu mano,
apacible pero apremiada,
sobre mi hombro abajándome 
en tanto navegamos aparece la última dificultad.
Perezoso y calmo el valle,
una colcha de retazos verde y punteado,
ante nuestros ojos se despliega.

Con suave respiro,
el viento sopla guedejas de cabello contra mi mejilla,
lleva en vilo el humo desde una quema de bosque derribado
haciendo a mi nariz estornudar.

Aquí sobre esta montaña
el tiempo fija la memoria
ando a gatas para capturar nuestra perpetuidad."

Edessa Ramos




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