"Antes de cincuenta años, el Hombre pisará la Luna."

Emilio Herrera Linares


"Mi admirado y querido amigo: No esperaba que mi pobre y enrevesado trabajo tuviese la suerte de ser leído por usted con el interés que me demuestra su genial carta, carta cuyos conceptos entusiastas, hijos de su amabilidad y no de mis merecimientos, le agradezco profundamente. Desconociendo la literatura oriental, únicamente me propuse demostrar con este trabajo cómo en los problemas más fundamentales del Universo, como son los cosmográficos y cosmogónicos, las deducciones lógicas obtenidas por el cálculo puro concuerdan con las creaciones de la fantasía, las tradiciones, las religiones y los resultados de la observación. La lectura de su maravilloso libro me enseña, además, que las cosmogonías orientales también concuerdan con estas deducciones, pues que la revolución de cada sol con su sistema planetario alrededor de un punto de ecuador del espacio y la de este punto alrededor de otro situado en la línea polar; el período de revolución de nuestro sistema alrededor del punto ecuatorial, que, según las fórmulas de la hipergeometría y las constantes conocidas, resulta de unos trescientos millones de años, y la serie infinita de espacios giratorios de todas dimensiones deslizándose sin rozamiento cada uno de los demás órdenes superiores, y todos ellos de forma hiperelipsoidal, coinciden perfectamente con los conceptos orientales de sol físico, sol ecuatorial, sol polar y Sol Central, con la duración del reinado de un Manú o tipo de Humanidad, con la teoría de las esferas cristalinas y demás que trata usted en sus “Conferencias teosóficas en América del Sur”. Todo ello constituye una nueva prueba de la existencia de una Humanidad prehistórica, de cultura inmensamente superior a la nuestra, de que hablo en una de las páginas) de mi artículo. En el párrafo final me he referido a las innumerables personas relativamente ilustradas que ignoran la existencia de la hipergeometría, ciencia exacta, parte de la matemática, de la que son casos particulares las geometrías del espacio y plana, y cuyos rigurosos cálculos analíticos permiten deducir, por ejemplo, que el hipervolumen de la hiperesfera de 20 dimensiones, de un metro de radio, es igual a Π10/10, o sea (0,026 m.). Muchos de estos señores han oído hablar del hiperespacio y de la cuarta dimensión como de una cosa que permite realizar actos sobrenaturales (según ellos), como son: la desaparición o aparición de un cuerpo en nuestro espacio o la salida de un objeto del interior de una caja herméticamente cerrada; por lo que suponen que la hipergeometría es cosa de brujería y debe ser incluida en las ciencias ocultas[10]. Aparte de ello, estoy conforme con usted: primero, en la existencia del Ocultismo, puesto que negarlo equivaldría a afirmar el absurdo de la omnisciencia del hombre; y segundo, que la hipergeometría debe tener gran aplicación al Ocultismo, como la tiene a la mecánica celeste, a la química, a la física y, seguramente, a las ciencias biológicas y psíquicas, lo que, según supe, demostró usted brillantemente en su conferencia del Ateneo, a la que no pude asistir, por encontrarme ausente de Madrid. Yo conozco muy poco o nada de la literatura filosófica oriental, porque mi profesión me ha obligado a dedicar mi tiempo preferentemente a determinadas ciencias de aplicación; pero infiera que hay mucho que investigar en ella en armonía con la ciencia de Occidente. Se reitera de usted, entusiasta admirador y afectísimo amigo, q. b. s. m., Emilio. Herrera."

Emilio Herrera Linares
Carta escrita a Mario Roso de Luna
Tomada del libro El Libro que mata a la Muerte de Mario Roso de Luna, página 37


Por lo poco que hasta ahora se ha podido observar acerca de las movimientos de las estrellas, sus direcciones y velocidades, la única consecuencia que parece deducirse acerca de la naturaleza de las fuerzas que las impulsan es que éstas no son de las llamadas newtonianas y, por tanto, no obedecen a la ley, hasta hoy sostenida por universal, de la gravitación. Aparte de esta, aun dentro de nuestro Sistema solar, se han notado en el movimiento de los planetas anomalías incompatibles con la exactitud de la ley newtoniana de la gravitación, fuerza cuya naturaleza permanece en el misterio, a pesar de las muchas teorías con que se ha intentado explicarla, de las cuales ninguna ha podido ser admitida como satisfactoria. La mecánica estelar, probablemente, está también llamada a resolver en definitiva el pleito entre las geometrías euclidiana y no euclidiana, y a decidir sobre la tan discutida realidad del espacio de más de tres dimensiones, puesto que en esta ciencia, donde se estudian los movimientos de los cuerpos en las mayores extensiones posibles del espacio, es donde principalmente las propiedades de éste han de ser reveladas, pudiendo entonces decidirse si el espacio ocupado por nuestro Universo, es recto o euclidiana o curvo, en cuyo caso estará seguramente comprendido dentro de una extensión de orden superior. La excesiva rapidez del movimiento de traslación de algunas estrellas, que ha llegado a apreciarse hasta de 325 kilómetros por segundo, según observaciones hechas en el Observatorio de Mount Wilson (E. U.), la que excede con mucho a la velocidad de 40 kilómetros por segundo, calculada por Newton como límite de lo que puede alcanzar un cuerpo sometido a la gravitación; el hecho de que la velocidad de las estrellas esté en relación can su edad; la distribución de sus movimientos en dos corrientes opuestas; la ausencia de centros atractivos capaces de causar estos movimientos, y otros fenómenos observados, difícilmente explicables par la ley newtoniana, demuestran que las estrellas están en cierto modo fuera de la ley de gravitación. La posibilidad de que exista una extensión exterior al espacio que nos rodea no puede ser negada por otras razones de más fundamento que las que podría presentar la Humanidad, si careciera del sentido de la vista, para negar la existencia de la luz. El hombre sólo, puede percibir sensaciones que provengan del espacio de tres dimensiones que ocupa el éter y, por tanto, le es imposible imaginar que la extensión puede desarrollarse en otras direcciones distintas de las que sus sentidas le revelan, pero su inteligencia le demuestra que, existiendo las extensiones de una, dos y tres dimensiones, y no habiendo razones que nieguen la existencia de otras de órdenes superiores, es perfectamente lógico que esas extensiones, naturalmente incomprensibles para nosotros, existan también, habiéndose llegado a calcular la geometría de ene dimensiones, aunque únicamente como un alarde de la inteligencia humana que se siente capaz de determinar las propiedades geométricas de un mundo inaccesible a la imaginación y reconociéndose que este estudia no puede tener ninguna aplicación práctica, puesto que el mundo físico a que pertenecemos se desarrolla totalmente en un espacia de tres dimensiones independientemente de que haya o no una extensión exterior o hiperespacio, con el que, si existe, carecemos de todo medio de relación. Esta es la opinión generalmente admitida por las personas que se han dedicado al estudio de la hipergeometría. El objeto de este estudio es presentar las razones con que creemos se puede demostrar que el contrario, el mundo físico conocido, está directamente relacionado con el hiperespacio, hasta el punto de que su existencia sería imposible si se redujeran a tres las dimensiones de la extensión. Para ello deduciremos las consecuencias que lógicamente se desprenden de la existencia del hiperespacio, haciendo notar la conformidad de ellas con los fenómenos observados en el mundo físico, la mayor parte de los cuales carecen de explicación satisfactoria si no se supone más de tres dimensiones a la extensión.
(...)
1.º La forma del espacio será la de una superficie de doble revolución. 2.º Las acumulaciones y elementos materiales se atraerán aparentemente hasta una cierta distancia en razón directa de sus masas e inverso del cuadrado de la distancia. 3.º Se formará una serie de sistemas compuestos de un núcleo central, alrededor del cual girarán otras masas que a su vez pueden ser núcleos de otros sistemas secundarios. 4.º Además de los anteriores movimientos, cada masa tendrá otra de traslación, describiendo con velocidad uniforme una línea geodésica de la hipersuperficie en movimiento absoluta, cuyo movimiento, con relación a la rotación del espacio en las proximidades de cada uno de los dos ecuadores, es aproximadamente elíptica, teniendo, por centro el punto en que su plano corte al ecuador. Aparentemente, cada ecuador ejercería una acción atractiva que en sus inmediaciones sería directamente proporcional a la distancia y a la masa. 5.º Se formará una acumulación de masas en las inmediaciones de los dos ecuadores, que irán aumentando a medida que los choques sean más frecuentes. Las masas muy distantes o la materia muy enrarecida no obedecen exactamente a la ley atractiva del número 2, pudiendo en algunos casos no atraerse cuando la distancia o la fuerza centrífuga de sus movimientos de giro sea suficientemente grande. La distancia a que se anula la fuerza atractiva es variable, según la dirección en que se considere.

Emilio Herrera Linares
Tomada del libro El Libro que mata a la Muerte de Mario Roso de Luna, página 39-41



“Tras ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias y bajo los auspicios de esta institución y de la Sociedad Geográfica, presenté un proyecto de ascensión estratosférica en un globo de 37.000 metros cúbicos, con barquilla abierta, en el que debía ascender a 26 kilómetros de altitud protegido por una escafandra del espacio, cuya descripción fue publicada en la revista Ciencia Aeronáutica, de Caracas.”

Emilio Herrera Linares














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