“¡Búho, tu grito fúnebre me ha estremecido en la noche! Triste y solitario como tú vagué en la tiniebla de la urbe monstruosa. El fulgor de los faroles acuchillaba las sombras. ¡Cuántas cosas quedan por ver cuando el sueño ha cerrado los ojos a todos! He velado por vosotros, durmientes ciudadanos; he explorado la ciudad pecadora y criminal, he robado sus secretos que os vendo ahora. ¡Me he convertido en el Búho! Ni la lluvia ni la fatiga ni la somnolencia me disuaden de querer ver todo. Pinten otros lo que han visto en el día; yo pinto lo que no vieron en la noche. ¡Lector, escribo para ser tu amigo! Verás en este libro pasar revista a los abusivos, a los viciosos, a los criminales, a los truhanes, a las víctimas de la mala suerte y de las pasiones ajenas, y también a los inocentes que son condenados por crímenes que no cometieron. Y, acompañando a todo lo que te contaré, irán páginas vigorosas en las que me anatomizaré yo mismo para exhibir el mecanismo del corazón humano.”

Nicolas-Edme Restif de la Bretonne



"Mientras que en Europa, en Asia y aun en África los seres se han amalgamado, por así decirlo, se han perfeccionado y, al menos los más perfectos, han destruido a los de la misma especie que parecían deformes o molestos, en el hemisferio austral sucede lo contrario, nada se ha mezclado, los seres semiperfeccionados han permanecido en este estado hasta ahora...
Los europeos, sin duda, los destruirían, por lo cual hemos decidido mantener oculto nuestro país. Hay una ley que ordena que todos los extranjeros que lleguen al país, por naufragio o en barco en buenas condiciones, deben ser retenidos, sin poder regresar a sus puntos de origen."

Nicolas Edme Restif (o Rétif) de la Bretonne
El Descubrimiento austral

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