Canción del malmaridado

"Estuvimos enfermos, se quebraban
los cuerpos de los padres.
Fueron largas las noches,
y en ellas sospechábamos lo que nunca
nos cumpliera saber.

Deshojábamos
la negra margarita y nos amaba
la que con todos quiere,
la de la trenza fría.

Y fuimos mal casados.

Porque sólo nos quiso
la niña malcarada, mala boda arreglamos:
llovió nupcial arroz en nuestro día
y era amarga la semilla de achicoria
sobre los cráneos mondos.

Porque sólo nos quiso, madre,
la de la helada trenza,
la que con todos anda,
la que con todos quiere.

Y ay que es larga la noche,
por dormirla con ella."

Vicente Gallego


Composición de lugar

"Hablar de un peso extraño, acaso de un fantasma
que carece de cuerpo y que dispone
sus huellas en las cosas sin que nadie lo advierta.
Sugerir esa sombra que en la noche
va manchándolo todo, y procurar a un tiempo
evitar cualquier clima misterioso.

La escena es cotidiana: cuando termina el día
hay un hombre sentado en la terraza, lo acompañan
un cigarro de hoja y una música.
la tercera persona y el verano
convendrían al tema, y parece preciso a estas alturas
que el lector adivine lo que tiene
de vulgar y de única esa noche.
Intentar ayudarlo a través de una imagen
que no sea difícil y que adorne el poema
con su brillo discreto, por ejemplo:
ese habano que ayer ardió también,
y mañana arderá y que sin embargo
ahora mismo se quema para siempre en la boca.

Que se intuya que el día no fue nada especial,
y que no hay sentimientos en desorden
que a la noche contagien la emoción
que hay ahora en la noche.
Que arda áun el habano en las manos del hombre,
que esa brasa se encienda todavía un momento
como si fuera un símbolo, y que no quede claro
si se habla del brillo o se habla del humo.

Aprovechar el humo para hablar del fantasma
que en el verso primero carecía de cuerpo
y manchaba las cosas con sus huellas.
Conseguir que el lector
arrastre su memoria por las cosas
como arrastra un fantasma sus cadenas,
y así sienta ese peso, porque ese es el peso
que cada corazón va dejando en su noche,
hasta que todo adquiere el peso exacto
de cada corazón."

Vicente Gallego


Generación espontánea

"Este día nublado invita al odio,
predispone a estar triste sin motivo,
a insistir por capricho en el dolor.
Y sin embargo el viento, y esta lluvia,
suenan hoy en mi alma de una forma
que a mí mismo me asombra, y hallo paz
en las cosas que ayer me perturbaban,
y hasta el negro del cielo me parece
un hermoso color.

Cuando no soportamos la tristeza,
a menudo nos salva una alegría
que nace de sí misma sin motivo,
y esa dicha es tan rara, y es tan pura,
como la flor que crece sobre el agua:
sin raíz ni cuidados que atenúen
nuestro limpio estupor."

Vicente Gallego


In dubio pro reo

Esta tarde releo mis palabras
para ultimar su acento y ofrecerlas
a un oscuro editor. Y al repasar
sus sílabas exactas y traidoras
me tienta el desaliento y la pereza.
¿Dónde ocultan la vida que guardé
en su desván de sombras, dónde esconden
esa pasión que me obligó a trazarlas?
No hallo en ellas respuesta, y en su espejo
sólo descubro el rostro de un extraño.
No hay luz en mis palabras, y a mis ojos
carecen de belleza. ¿Por qué entonces
obstinarse en su engaño, y para qué
ofrecerlas ahora a los demás?
¿Quizá con la esperanza
de ese lector futuro que imaginó Cernuda?
Es hermoso su sueño, y el poema
es también muy hermoso, pero yo me pregunto,
descreído, si puede mi lectura,
con su fervor de hoy,
entregarle a aquel hombre una dicha
que escribió no sentir; si yo mereceré
ese incierto lector; y de qué extraña forma
los versos y la vida que sentimos frustrados
sabrán cumplirse un día en los ojos de otros.

Vicente Gallego


La oscuridad del siglo

"Hubiera sido un samurai,
un ser parco con precisión de tigre.
O en un mercado aquella prostituta
de los dientes enormes y picados.
Morir en un crepúsculo sangriento
o entregar por monedas mi calor.
Escribí sin embargo estas palabras
desde un siglo sin brillo, oscuro, triste,
como una, mujer fea que abandona
intacta, sin gozarla, el enemigo.

Al hombre oscuro y vil que renuncié
lo hubiérais alejado de los niños,
mas confiáis en mi apariencia bondadosa
y no delataré mi enfermedad.
Nada sabréis de sus secuelas, nada
del hombre que acompaña vuestros días."

Vicente Gallego


Octubre, 24

Mediodía con sol,
redondo y sin final como el deseo.
Cuerpo y roca o sopor que los omite.
Soledad absoluta y el silencio
tan especial del mundo cuando calla.
Ausencia y plenitud.
Estancias y retornos.
Existir:
luz ya que en mí confluye. Sobrevivo. 

Vicente Gallego


Septiembre, 22

"Me dices que es absurdo el universo,
que la vida carece de sentido.
Pero no es un sentido lo que busco,
cualquier explicación o una promesa,
sino el estar aquí y a la deriva:
una simple botella que en la playa
aguarda la marea.
Sí, la palabra justa es abandono:
una dulce renuncia que me nombra
señor y dueño al fin de mi camino.
Queden hoy para otros
los afanes del mundo, y que mi mundo sea
la magia de esta casa
tomada en su quietud por la penumbra,
saber que nadie llegará
a interrumpir mi tarde,
que no habrá sobresaltos,
ni voces, ni horas fijas,
porque ahora es tan sólo transcurrir
mi gran tarea."

Vicente Gallego



"...Un nítido recuerdo del placer que hallé en ti
se dibuja en el aire contrariado de mi vivo deseo todavía."

Vicente Gallego









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