“Cuando me escondo y retiro del alma lo que de mí recibes, sólo entonces comprendes quién soy yo y quién eres tú. Soy el bien eterno sin el cual nadie poseeningún bien, y por ello, me derramo con tal bondad y amor, yo, el bien eterno, que allí donde me derramo, todo parece bueno. Por ello puedes reconocer mi presencia, como reconocemos al sol por su fulgor, aunque no podamos mirarlo directamente en su substancia.
(...)
Cuando el hombre puede despojarse aún más de sí mismo y cuando Dios quiere concederle su auxilio, por medio de un rapto potente, el espíritu creado es llevado por el Espíritu supraesencial donde [el hombre] no podía penetrar por sus propias fuerzas. Este éxtasis le despoja de imágenes, de formas y de toda multiplicidad; llega a una ignorancia que le hace olvidarse de sí mismo y de todas las cosas y, por un impulso, es devuelto, al abismo de la simplicidad inmanente donde goza de su bienaventuranza, según la más alta verdad. Allí ya no hay lucha ni esfuerzo, pues el principio y el final [...] se han vuelto uno, y el espíritu [humano] está despojado de sí mismo y se ha vuelto uno con él [el abismo de la simplicidad divina].
(...)
Aquí se experimentan maravillas con un asombro mudo que se expresa con silencio [...], en esta tiniebla supraluminosa y oscura, que es una claridad luminosa que supera toda revelación, en la cual todo está reflejado, y que colma al cegado intelecto [humano] con luces desconocidas, invisibles, deslumbrantes.”

Heinrich Seuse
Vida



"El que progresa, conformarse en su vida y en su muerte, hasta alcanzar un silencio profundo: el abandono interior  en el desprendimiento de toda imagen, incluida la del propio yo."

Heinrich Seuse


"En la última etapa, la perfección espiritual, penetra en el fondo de su alma, experimenta un rapto potente en el que su espíritu es llevado por el Espíritu divino al ámbito de la vida intradivina (éxtasis), hasta llegar a una unión esencial, que en cierto modo es permanente."

Heinrich Seuse


"En síntesis, el que comienza, ha de ejercitarse en interiorizar sus sentidos y alcanzar la pureza del corazón."

Heinrich Seuse O. P. (también llamado Amandus, nombre que adoptó en sus escritos), o en su forma latinizada Suso o castellanizada Susón



“Si deseas iniciar esta conquista, debes separarte cuanto te sea posible de las relaciones nocivas, de todas las personas que impidan tu propósito, de todos los mortales [...], has de buscar siempre la ocasión, el tiempo y el lugar donde puedas encontrar descanso y gozar del secreto silencio de la contemplación [...].

En todo momento debes esforzarte en alcanzar la pureza del corazón, esto es, manteniendo, en cierto modo, los sentidos corporales apagados, volverte hacia ti mismo cuanto te sea posible, cerrando con cuidado las puertas de tu corazón a las formas sensibles y a las imágenes de cosas terrenas. [...]

Libera, con cuidado, a tu corazón de todo aquello que le pueda impedirle ser libre, de todo lo que le pueda atar, retener o hacer adherir su afecto [...]. 

Estar en uno mismo significa reunir los afectos dispersos del corazón y recogerlos en torno a un único bien, [...] descansar suavemente en el amor y el gozo del Creador. Y por encima de todo, que tu principal esfuerzo sea tener el alma continuamente elevada en la contemplación de los misterios divinos, para que tu espíritu se adhiera siempre a estos misterios y a Dios. [...] 

Todo el resto de prácticas ascéticas, como la mortificación del cuerpo, ayunos, vigilias, y otros ejercicios virtuosos, han de considerarse secundarios, inferiores y sólo útiles, en la medida en que aprovechen a la pureza del corazón.”

Heinrich Seuse










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