Divina Comedia

"Perdida en el camino al mediodía de mi vida 
por el largo corredor de un gran hotel 
con sus suaves alfombras acallando mis pasos 
y su pista de baile invitando al bamboleo, 
abrí tal vez la puerta equivocada, 
bajé los peldaños que no debía, 
llegando a un corredor cuya salida no pude hallar. 
Caminé como en un sueño 
guiada por una música lejana 
tanto que me extenué 
y sólo mi cuarto me hacía falta. 
Fue entonces que lo vi, 
la oscura silueta del portero nocturno, 
sus cabellos, negras alas de cuervo 
pegadas a su cabeza, 
sus dos ojos azules de trueno 
y su hosca cabeza de toro. 
Oh, señor de las llaves, le dije, 
en este palacio 
el número de mi cuarto es el 444. 
No respondió, 
se quedó mirando mis pechos y los tocó con sus dedos, 
sus manos se deslizaron por toda la curva de mi cuerpo. 
De esa forma lo encontré 
sin conocerlo, 
nadie ha tomado mi rostro como él, 
asido mis orejas, 
jalado mi pelo 
y se ha deslizado así entre mis piernas. 
Las lagartijas irguieron sus cabezas 
bajo el terciopelo de mi vestido, 
se abrieron las puertas del laberinto. 
No sabía quién era, 
ya que no hay otro como él 
que lleve su cabeza como una corona negra. 
Lo tomé de la muñeca 
y lo llevé afuera, 
y ahora, loca de deseo, estoy buscándolo."

Eira Stenberg
Traducción del finés de Irma Siltanen y Renato Sandoval




"El sentimiento de vergüenza y de fragilidad es la cuna de la poesía."

Eira Stenberg



En el hombre hay una cueva

"En el hombre hay una cueva 
de la que él ha salido. 
No lo sabe. 
No es un útero, es de piedra, 
un lugar a donde vuelve 
para protegerse de la mujer 
que acurrucada duerme en sus entrañas. 
Ahí él guarda armas, 
uñas y dientes, 
la imagen primera de su sexo; 
allí va para ver sus sueños, 
enroscado como una oruga 
con su barba en las rodillas. 
Cuando la mujer despierta, el hombre da un respingo, 
no sabe a dónde ha ido a parar. 
Ve los pechos y el útero, 
el ícono del cuerpo como una ventana al cielo 
y los cremosos pantanos de su seno, 
el desdentado misterio de la sed 
y el hambre con su perlada sierra, 
dientes y sangre."

Eira Stenberg


"En realidad, la música es el primer arte con el que tuve contacto en mi infancia y tiene un papel muy especial en mi vida desde mi infancia. El gran piano de cola de mi padre llenaba la mitad de nuestra sala y escuché a Beethoven, Schubert y música clásica de piano; además de las composiciones de mi padre. Él componía música en el piano y yo, a menudo, lo escuchaba tocar dos canciones hermosas que él había compuesto en para la poesía finlandesa y la poesía sueca de Finlandia. Creo que ese fue mi primer vínculo con la poesía, y tal vez esa sea la razón de mi sentimiento, ya que la poesía está profundamente conectada con la música."

Eira Stenberg



Hablar de amor

"Hablar de amor,
de lo que no se puede hablar -
de ese callejón sin salida que es el espejo
de donde alguien pende de cabeza
en un árbol invisible
con las piernas atenazando una rama
como si luchase contra la gravedad
y abriese la boca
sin emitir sonido alguno.

O hablar
como si el amor fuese una puerta
y el pesar su llave
y detrás de la puerta un árbol en llamas
ahora visible,
un feto estirase las piernas y emergiese
a la superficie,
y te hablase, juglar
que arrojas tu cabeza de una mano a la otra
como un dado,
y te tendiese una hoja fresca
acabado el diluvio."

Eira Stenberg
Traducción: Renato Sandoval



Juicio

"Él le dio un nombre a la pena, 
en la tierna trampa del cuerpo gimotea 
el herido. 
En la noche me despierto pensando en él. 
Él existe, tiene materia, 
en principio, 
es un largo trecho como un océano 
o un silencio. 
Es todo lo mudo 
arraigado en las graves fosas marinas 
o una brizna flotante viviendo 
sin raíces. 
Me lo ha dado el cielo 
-diabólico regalo- 
para que yo pueda hablar de esto. 
¿Por qué no la ternura?, pregunto. 
¿Por qué estas nubes nocturnas en los ojos? 
¿Por qué un juicio final cada vez que despierto? 
En una ciudad fría y lluviosa 
En una ciudad fría y lluviosa escribo un poema 
sobre él, que no me quiere ver. 
Malhadada alternativa. 
Con el viento a los charcos se les pone la piel de gallina, 
los mares son fríos y asesinos. 
Las esferas erigen ya blancos palacios 
y el ruido de cristales rotos le llega al sueño 
como una sonaja que se le cae a un niño. 
El dolor no se aplaca. 
Quien busca amor 
está a merced de sí mismo. 
Quien a sí mismo se busca 
está a merced del amor. 
La sombra danzante del árbol es la memoria del cuerpo. 
El verano ha terminado y los arbustos chillan en el patio 
arrancándose su íntimo verdor. 
Llegan la estación de la herrumbre, la penumbra. 
¿Adónde se fugan todos los días encendidos? 
Al fondo arenoso de la eternidad, amor, 
hacia allí nos dirigimos con la cabellera en llamas."

Eira Stenberg


"Sí, he escrito mucho acerca de las relaciones hombre-mujer y sobre los lazos familiares porque creo que en ello podemos ver el espectro de nuestros sentimientos y necesidades de manera más abierta y descubierta.
Creo que el arte y la poesía nos pueden ayudar a ser más conscientes de nuestro papel en nuestras familias y en la sociedad y, de esa manera, nos puede ayudar a ser más conscientes de nuestra identidad."

Eira Stenberg








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