Leyenda de Trofonio

"Cuenta la leyenda que Trofonio y su hermano Agamedes  eran famosos arquitectos a los que se atribuía la construcción de varios santuarios y palacios.  En una ocasión fueron llamados a construir  una cámara donde el rey Hirieo guardaría su tesoro. A fin de extraer  poco a poco parte de las riquezas del soberano hicieron que una roca se pudiera remover desde afuera, paulatinamente ellos tomaban parte del tesoro. Cuando el rey descubrió que los sellos y las llaves estaban intactos y no obstante la cantidad de sus riquezas disminuía puso trampas por encima de los recipientes para atrapar al ladrón. Entró Agamedes y cayó en la trampa, Trofonio le cortó la cabeza para evitar que al día siguiente fuera torturado, de esta manera, no sólo se salvó, sino que evitó que fueran reconocidos ambos como los autores del hurto. Al salir de ahí, la tierra se abrió y tragó a Trofonio,  exactamente donde está su oráculo, en el bosque sagrado de Lebadea  Me imagino, que esta historia ilustra la manera que el santuario oracular funciona (literalmente los asistentes al oráculo son succionados, por una abertura de mampostería creada para esos fines,  en un viaje caótico hacia las entrañas de la tierra; ahí eran golpeados en la cabeza, experimentaban traumáticos sucesos y hórridas visiones). Esta experiencia servía al consultante del oráculo como iniciación mística. Penetrar las entrañas de la tierra, morir, y luego volver a la vida trayendo de vuelta las visiones del inframundo.
Quien salía del oráculo de Trofonio parecía un muerto en vida, era necesario pasar varios días en una especie de casa de recuperación antes de ser capaz otra vez de reír, y algunos no lo lograban. (Los misterios Eleusinos, por el contrario, daban al iniciado una felicidad interior, producto de vivencias místicas muy distintas)."

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