“Los bardos de Irlanda atribuyen la invención de los ogams a Ogma, cuya genealogía se halla consignada en el Códice de Lecann (fol. 280, p. b., capítulo 3) con estas frases: “Dagda el Grande, Dealbaoth, Breas, Dana y Ogma. El Adorador del Sol era el quinto hijo de Elatán, hijo de Dealbaoth, hijo de Neid, hijo de Judai, hijo de Allai, hijo de Thait, hijo de Tabairn… He aquí a Breas, el poderoso; Dan, el poeta; Dagda, el fuego del Gran Dios; Ogma Grianeus y Ogma Grian-Aineach, al cual el doctor O’Curry considera como of the sun like face, o de cara rutilante como un sol”. (M. S. Mat. Iriser History, pág. 243). Este dios, pues, ocupa en la mitología del Gaedhil un lugar parecido al de Apolo en el panteón griego. Él fue el último dios de la poesía, la elocuencia y la música, todas las cuales se atribuyen a Ogma. Apolo ha sido identificado con el Sol asimismo. Vossius diserta acerca de la personalidad de Apolo y encuentra que es la personificación del Gran Luminar. Los epítetos aplicados a Ogma de el Amado del Sol, el Adorador del Sol, etc., se derivan de Grian, y Grian es el Grial famoso de otras leyendas nórdicas, o sea el Sol, el Sacro Vril o Viril, cuya conquista ha sido tema de tantos poemas, hasta llegar al Parsifal de Wagner, Grial que no sólo es el Sol, sino que en lengua gaedhélica se aplica como radical de muchas palabras, tales como griannar, sunny, warm, grianan, griandoc, suri dial, etc., todas referentes al Sol, como el monumento de Inveresk, en la Escocia del Sur, con la inscripción de Camdem (vol. In, pág. 31), que reza: “Appollini Granno, Q. Lusius Sabinianus, proc. Ang. V. S. S. L. V. M.”.
(...)
Nosotros mismos, hemos visto inscripciones de los bretones romanizados con nombres de deidades del país de BUS conquistadores, tales como Minerva, Belasama, Mercurio, Teutates, Júpiter, Dolichenus y Marte Braciaco. En Castle-Hill, en el Valle de Antonino, se ha hallado una inscripción consagrada a los dioses de los campos y a las deidades bretonas por los galos romanizados. La inscripción de Inveresk se ha encontrado en conexión con el país de los brigantis, raza celta que actualmente no existe en él. Tenemos, en fin, otra pieza de convicción en la que el nombre de Ogma se ha identificado desde muy remotos tiempos con el Instructor de la elocuencia entre muchas tribus del Oeste de Europa; nos ha sido dada por Luciano, en su descripción del dios galo Ogmius. Dicho pasaje fue dado a luz primero por John Toland, quien, al par, identifica a Ogmius con el Ogma de Irlanda”. (Historia de los Druidas, páginas 72 y 154). Los trabajos de Toland aparecieron en 1726, y han sido publicados y comentados con igual criterio por el Dr. O’Donovan, en el Journal d’Archéologie, VII, página 81, y por Bethan en su Gael and Cimbri. Lo que sigue está tomado de Franklin Lucian, II, pág. 340: “Los galos, en su lenguaje, llaman a Hércules Ogma, y hacen un extraño simbolismo del mismo, pues le representan como un hombre de ancianidad extrema, casi calvo, con un mechón de cabellos de plata sobre la rugosa frente y el rostro de macilento color tostado como el de un viejo lobo de mar. Podría tomársele por un Caronte o un jafet de las riberas infernales, si no se viese en él también a Hércules con todos sus conocidos atributos: la piel de león colgando de sus hombros, la clava o maza en la diestra mano y en la siniestra el arco temible; es decir, el prototipo del perfecto Hércules. No llego por eso a suponer que los galos llegasen a damos con ello una copia de la deidad griega, sino más bien su reflejo, en recuerdo de alguna irrupción en su reino, operada como la legendaria de los bueyes de Gerión, en Iberia. Recuerda, sin embargo, un pormenor notabilísimo. Dicho viejo Hércules aparece representado como seguido por una gran multitud, a él ligada por diminutas y frágiles cadenas de oro y de ámbar, de hermosas apariencias, de tal modo que más parecían así encadenados por voluntad que por fuerza; una esclavitud dulce y dichosa en honor de su caudillo amado, y lo más raro del caso es que el pintor en cuestión no parece alcanzó a representar por dónde se fijaban semejantes cadenas en el caudillo, ya que sus manos estaban ambas ocupadas por la maza y el arco, como va dicho, como no fuesen adheridas a la lengua de Hércules el semidiós. Admiraba largo rato la figura, no sin experimentar cierta repugnancia y sin acertar a comprender el obscuro significado de tamaño simbolismo, cuando un galo sentado a mi lado, un hombre versadísimo en la literatura griega, que hablaba un lenguaje perfectamente correcto y que, como tantos de su nación era todo un filósofo, dirigiéndose a mí me dijo: “Te veo, oh extranjero, preocupado por esclarecer la significación de esta pintura. Yo te la esclareceré. Nosotros no solemos simbolizar la elocuencia con la figura de Mercurio, sino con la de Hércules, tan fuerte como él y aun más poderoso, y no te debe extrañar que le representemos a éste como un anciano, porque en dicha edad es cuando la elocuencia llega a todo el vigor de la madurez, de acuerdo con el dicho de uno de nuestros poetas: ‘La juventud es un estado vacilante y frívolo’. A medida que la edad avanza, alborea la venerabilidad. Los ojos del discernimiento sereno empiezan a abarcarlo todo. Ve ya cuanto sucede al presente y cuanto puede llegar a suceder. De todo se informa y a todo provee del modo mejor. Por eso preferimos la edad madura, y nuestro Néstor destila mieles por su boca cuando habla. Los viejos oradores troyanos fueron celebrados por su dulce voz, y semejante poder sobrehumano de la elocuencia fue el que hizo colocar a Hércules en el número de los dioses. Dada la relación que guardan los oídos con la boca, no tiene nada de extraño que la dulce cadena se represente así, desde la lengua del instructor hasta los oídos de sus discípulos.
... Así habló aquel galo sabio, y sin este testimonio precioso, unido al de César, cometeríamos aún el error de considerar como bárbara e iletrada aquella raza tan culta, que contaba entre sus hijos al personaje mencionado. César, por su parte, consigna claramente que entre los galos eran usados los caracteres griegos. El anterior pasaje de Luciano es una corroboración absoluta de que el Ogma de los del Gaedhil no era una fantasía de los bardos medioevales, sino antiquísima y pasmosa tradición piadosamente legada por sus antepasados los galos, y merced a esto no cabe duda de que la raza de los conquistadores de Erín fue una rama de aquel viejo cuanto noble pueblo, cuyos anales y demás manuscritos consignan, por supuesto, las continuas relaciones entre Irlanda y Galia en edades remotas. Los galos no eran tampoco los únicos en representar a Hércules como el protector de las letras y de la elocuencia, ya que los griegos también le representan como el protector de la ciencia y el conductor de las musas. En resumen, Ogma y Ogmius son dos vástagos de la familia céltica, y el inventor o introductor del alfabeto entre los hombres ha sido siempre una divinidad mítica, con todos los atributos del conocimiento, la elocuencia, la actividad intelectual, en una palabra, punto de apoyo suficiente para poder afirmar la inmensa antigüedad de la palabra Ogma en conexión con la introducción del alfabeto entre los hombres.”

Richard Rolt Brash
The ogams inscribeb monumentsin the British Island
Tomada del libro El Libro que mata a la Muerte de Mario Roso de Luna, página 463-465-466



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