A un ruiseñor

"Dulce señor del reino que enamora
inventando la estatua del desvelo
por el agua sin fin donde ya es vuelo
la partida granada de su aurora.

¿Para la alcoba de qué dios implora
el herido diamante de ese cielo
goteando en tu garganta?...¿Qué alto
tu canto muda en brasa, y fluye y dora,

alba perfecta en música inaudita,
y sostiene las ideas del rocío
y detiene la muerte a su albedrío?

Un ángel en tu voz alza su coro
y en las serenas márgenes habita,
en pura nieve derramado oro."

Serafina Núñez, cuyo nombre completo es Mercedes Serafina Núñez de Villavicencio y Ortiz 


"...Amor de ti era sollozo ardiente 
mordiendo el fruto de mi triste tarde."

Serafina Núñez


Canción del tenaz alborozo

"Si, bien lo sé,
el tiempo de mi llanto es tan antiguo:
pero los ojos resisten como gemas el fuego
consumiendo la vasta llanura de la tristeza.
Islas de la esperanza se niegan al ardiente conjuro
sin embargo, a veces
ellas parecen aletear en mi sangre.
Sube desde las venas el alborozo de sus seguras selvas,
me inunda el verde de la palabra por nacer,
el tacto de las terrestres cosas
rinde entonces sus frutos de cielo sosegado,
y la orilla del olvido se me entrega
como un rostro distante que retornara dulcemente
a la sorda música de mis miradas.
Torbellino, vorágine,
tumulto de otoños y promesas
devorando los límites del alma.
Puedo en ese instante murmurar: Dios me entiende.
El amor abre sus cien puertas cada mañana
a los huracanes y a los testigos videntes;
el hombre es una ventana
que cada alba encuentra en el alféizar
su sonrisa y su gemido.
Entonces, humildemente ruego;
islas de la esperanza, sed sordas al sollozo
yo soy ahora la de enfrente,
la que pasea por aquella esquina
de pañuelos alegres.
Desde lejos me miran las viejas tinieblas,
mis labios, mis manos, presagios, palabras,
mis temores, las voraces mentiras…
Me miran desde lejos,
se insinúan, me llaman, y yo vuelvo la espalda.
(La de enfrente se pliega en su cifra remota.)
Islas de la esperanza… Las veletas sostienen
las ciudades del mundo,
y claros hombres encienden sus hogueras
en las fronteras de la noche
recuperando el territorio virginal de la canción.
El aire es un tatuaje de luces en mi frente
y el acordado rumor del arroyo y la yerba fina
humedece recónditas gargantas.
Elabora secreta lámpara tu llama para siempre,
apegada a mi pecho siento crecer la vida."

Serafina Núñez


Estancia de lo eterno

"Amor de ti mi alma desdoblada
jadeando tu presencia a hez de hombres,
angustia de tu rostro la ganaba
en rara geometría y rudos cobres.

Polvo cansado por mi sien pasaba
–fechas, palomas, universos, nombres–
y el terrestre cuidado iluminaba
clima a tu reino en soledades pobres.

Amor de ti era sollozo ardiente
mordiendo el fruto de mi triste tarde.
Ahora te sello: ¡Oh huésped diferente!

Tu lluvia me desciende olor temprano,
tierno misterio entre mis venas arde
y es ya tu sombra el único verano."

Serafina Núñez


Estoy sobre tu sol...

"Estoy sobre tu sol y tu sonrisa.
Para mi dalia busco luz y canto
en la guitarra tierna de tu brisa
desatada en el pecho con quebranto.

Funda a mi cielo bajo tu divisa
de playa abierta y mariposa, en tanto,
fluye el rumor caliente que agoniza
en mi frente, sus alas en espanto.

Deja tu flor fluyente y veladora
en la ribera dulce que te implora
mi pez soñando por tu madrugada.

A mis palomas dale norte y flecha,
ata mis pulsos, grábame tu fecha,
y siémbrame en tu tierra desvelada."

Serafina Núñez


Tú, el testimonio

Poesía;
vienes a soliviantar mis huesos,
a cavarme,
a darme este vestido desusado
de habitante
de los cuatro puntos cardinales.

Aérea giras
mirando siempre al norte de ti misma.

Tú, el testimonio.
La brisa que escribe en la hierba
el testamento de las flores;
el trébol que dibuja el cristal del universo;
el ciervo que moja de ternura los bosques.
La espuma y la ola, la ceniza y el rocío.
El hombre y sus dominios
levantando montañas de sal por las esquinas de la tierra
El hombre, que come impasible su manjar de inocentes.
El que besa, el que trabaja, el que sonríe,
el de la orquestal pesadumbre,
el del secreto preludio en su pan de sollozos,
y el que muere
de la muerte de todos cada día.
Toma mi mordedura, el signo, el eco,
no somos yo sino nosotros.
Te entregamos a ciegas
nuestro fondo azaroso.

Serafina Núñez



Versos al tiempo

"El tiempo es un esquivo dromedario
que busca sus oasis en las almas.
Es el dios inflexible y desvelado,
habla un idioma siempre diferente.
Su majestad nos viste de cenizas.
Devora posesiones, embelesos, presencias;
apaga el esplendor de los augurios, 
y nos ofrece como frutos secos
a la muerte."

Serafina Núñez


Vigilia

"En la noche sin mástiles goteaba tu silencio.
De su carne y penumbra el hombre se olvidaba.
nada más que la queja de un cielo peregrino
apagando veleros en el pecho sonámbulo,
y hacia la ignota cifra el sueño marinero.
Calles de la noche, aire desierto, reino
donde muertos y vivos maduran sus granadas
navegando entre brújulas de esperanza y quejumbre.
En la espalda del tiempo sellada por mi frente
resbala el ángel diestro que el espejo me esconde..."

Serafina Núñez












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