Acaso, cuando sabes la parte de mi amor que tomas ...

"¿Acaso, cuando sabes la parte de mi amor que tomas
y no ignoras el lugar que en mi corazón ocupas,
y cómo el amor me guía y me dejo llevar con obediencia
y no soporto más cadenas que las tuyas,
te satisface que la enfermedad me revista como túnica al cuerpo?
He teñido de negro por su causa mis ojos con vigilias.
Pasa tus ojos sobre las líneas de mi escrito
y encontrarás mis lágrimas desposadas con la tinta.
¡Por Allah!, ¡que ya mi corazón se derrama
en su lamento por un corazón tan duro!"

Ahmad ibn Abd Allah ibn Zaydun 



“Cuando tú te uniste a mí
como se une el amor al corazón,
y te fundiste conmigo
como el alma se funde con el cuerpo,
enfureció a los detractores
el lugar que yo ocupaba en ti:
en el corazón de todo rival
arde la llama de la envidia.”

Ibn Zaydun


Desde Al Zahra te recuerdo con pasión

Desde Al Zahra te recuerdo con pasión.
El horizonte está claro y la tierra nos muestra su faz serena. 

La brisa desmaya con el crepúsculo,
parece que se apiada de mí y languidece, llena de ternura. 

Los arriates me sonríen con sus aguas de plata,
que parecen collares desprendidos de las gargantas. 

Así fueron los días deliciosos que ya pasaron, cuando,
aprovechando el sueño del destino, fuimos ladrones de placer. 

Hoy sólo me distraigo con las flores, imán de los ojos, 
en las que la escarcha juega vivaz inclinando sus tallos. 

Son como pupilas que, al ver mi insomnio, lloran por mí,
y por eso el irisado llanto resbala por su cáliz. 

En los soleados rosales brillan los rojos capullos,
aumentando la luminosidad de la mañana. 

Aromáticas bocanadas se transmiten el pomo del nenúfar 
dormilón cuyas pupilas entreabrió el alba. 

Todo excita el recuerdo de mi pasión por ti,
que nunca abandona mi pecho, por mucha que sea su estrechura. 

Si la unión contigo, por la que suspiro, se lograse, 
ese día sería el más noble entre todos. 

No conceda Allah la calma al corazón que desista de recordarte y
que no vuelve a tu lado con las alas trémulas del deseo. 

Si el Céfiro, cuando sopla, consintiera en llevarme,
depositaría a tus pies un doncel extenuado por la pena. 

¡Oh mi más precioso joyel, el más sublime, el preferido de mi alma,
cuando los amantes tienen joyeles!. 

Pedirnos uno al otro deudas de puro amor era, en otros tiempos,
la pradera feliz donde corríamos como libres corceles. 

Pero ahora yo soy el único que puede jactarse de leal. 
Tú me dejaste, y yo me he quedado, triste, amándote. 

Ibn Zaydun


"No pienses que tu ausencia, lejos de mí, cambiará mi corazón, 
 aunque se prolongue; el alejamiento no cambia el corazón de los que aman."

Ibn Zaydun


Podría haber entre nosotros...

"Podría haber entre nosotros,
si quisieras, algo que no se pierde,
un secreto jamás publicado,
aunque otros se divulguen. (...)
Te bastará saber que si cargaste mi corazón
con lo que ningún otro puede soportar, yo puedo.
Sé altanera, yo aguanto;
remisa, soy paciente;
orgullosa, yo humilde.
Retírate, te sigo;
habla, que yo te escucho;
manda, que yo obedezco."

Ibn Zaydun





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