Algunas veces soy Bukowski

"Lo que quiero es que abras las piernas
Como una ventana al aguacero.
Que me estoy haciendo cada vez más viejo
Y no sé, realmente no sé,
Cuando es que me quedaré ciego.
Te lo digo honestamente, lo que quiero,
Es que te vires, y pueda ver las lunas
Perfectas juntándose en un relámpago negro,
Que me estoy haciendo cada vez más viejo
Y no sé, realmente no sé,
Si la muerte dejará sus asuntos para luego.
Abre las piernas, nena, es lo que pido,
Como si el mar golpeara rocas,
Como si la vida me entregara a ti herido.
Te lo digo cara a cara, lo que quiero
Es ese olor a cajita de cerillas suecas
Que alimentan la carne para el fuego 
Que me estoy haciendo cada vez más viejo
Y no sé, realmente no sé,
Si la muerte dejará sus asuntos para luego.
La vida es corta, negra, te lo digo en serio,
Abre las piernas que voy cayendo
No me llevo nada y es poco lo que quiero."

Rafael Acevedo


Certeza

"Cuando la duda se desnuda suda
se encadena como la arena y nunca se serena
legaliza su teoría y la agonía se hace espejo día a día.
Si uno en un giro de tomar respiro
hace alarde de lo mucho que arde y arde
uno dice y nombra y hasta asombra
de tanta abeja loca que le sale por la boca
y deja sordo al que asalta y al que espanta.
Si la duda sale ilesa después de la tristeza
imagina lo que puede causar una certeza."

Rafael Acevedo


Ciudad del mundo

1.
Carne de la ciudad.
A lo lejos, la consistencia de la piedra.
Y en las aceras me pregunto el origen
de los olores
de la civilización occidental
y qué significó la desnudez para los antiguos
atenienses en el momento en que estalló
la guerra del Peloponeso

Comerse un estado es comerse un cuerpo
en el aderezo brutal de las sensaciones y la ensalada
qué más quisiera yo
Pero basta con este frío en la Quinta avenida
Y la nieve trae
la oración fúnebre de Perícles
en recuerdo de las primeras víctimas de la guerra
como un espejo igual que el espejo
de las grandes tiendas

En los rostros veo los huesos descoloridos
acomodados en ataúdes de madera de ciprés
Yo sólo soy un bárbaro
vestido para la ocasión
Avanzo con la voluntad de los árboles 
y la velocidad de los árboles
-es decir, es decir-
tengo el infortunio de las primeras víctimas
que el estado ya no nombra
alimentándose
de ese anonimato

Y quisiera al menos
comerte, ciudadana,
con la misma frialdad de los guerreros desnudos
en el friso del Partenón
en medio de una cólera
mirando sobre el hombro de piedra
para controlar el calor de la carne
ciudadana,
quisiera morderte las palabras
justo antes de saltar de los labios
-Mi deseo es reconocerte
en la igualdad del ágora-


2.
        la arena convierte en realidad aquello que canta la fama
                                                                       Marcial

Mi mano se extiende más allá de la segregación
y me siento escenógrafo
de esta locura con nombre de ciudad mundial.
Pinté un cuadro de uvas tan magistralmente
que los pájaros, seducidos,
descendían a comer del racimo
De la misma forma otros han hecho la guerra
en un verdoso juego de luces nocturnas.
La ausencia de carne destrozada seduce
Ejércitos de gladiadores combaten en los anfiteatros
narrados en conferencias de prensa
Mi mano se extiende como parte
del cuerpo silencioso 
que sabe que las uvas no tienen más sabor
que la seducción de los pájaros,
por eso digo estas palabras y escribo sedosamente
que me alimentaré de carne cruda
alumbrado en el juego
de las luces nocturnas

Recorro las calles
-largos muslos de nodriza-
siguiendo el perfume de las damas
tan fuerte
como la leyenda del oro escondido
debajo de las torres

3.
Entonces, perdóneseme el colmillo,
la mirada de perro alucinado
Nada hay en los anaqueles de las farmacias
que me cambie esta sonrisa de vidrio
o la piel sedosa para la seda o
áspera para la aspereza
El cielo aquí es un cuervo de agua a punto de caer
Las manos en los bolsillos
aparentan armas a punto de salir
a mostrar sus cañones
en la esquina
Y es que siento que por ahí andará
el ladrón exitoso
pendiente de sus acciones
en el letrero que da a la Avenida,
ese sube y baja del misterio de la economía
Pregunto dónde están los árboles,
allá afuera
Entonces pospongo la muerte,
prefiero mirar la larga avenida en la que danza
una larga cabellera roja a la que imagino sobre un caballo negro.

Nadie ha muerto en mis manos Nadie
podrá morir entre mis manos porque los cadáveres
son propiedad de la ciudad. Sobre ellos se levantan
estos altos rascacielos. Hay un olor a sangre, lejos, lejos,
pero los extranjeros llenan el aire de otros aromas
gentiles y sabrosos. Al lado de este edificio
huele a albahaca y en la acera a jengibre -pienso en Gengis Khan-
y por eso pospongo el crimen para luego
Mientras, la arena convierte en realidad
aquello que la fama canta.

4.
Ser asesino cansa
Caigo sobre mi propio cuerpo
Ella me besa para impedir que salgan mis palabras
de caníbal
En las noticias aplauden cada vez que la luz estalla
Yo sólo pienso en el hambre, allá lejos, lejos,
donde mi mano no alcanza.
Lejos de Canibalia, 
aunque ese no es  su verdadero nombre.

Rafael Acevedo



Espejo

"Tampoco el otro lado del sueño es el mundo.
Tampoco desde el cielo se ven las estrellas de mar. Tampoco
la lluvia es el animal exactamente enemigo de la llama.
Por eso a ella no le basta mirarse en el espejo
y me pregunto."

Rafael Acevedo


Los motivos de Caperucita

"Hoy caí malo con la luna
sin el hilo rojo que lo confirme.
Café amargo la mañana
el lobo se quedó esperando

esperando que la navaja asuma
su crema de afeitar y afirme:
“Caperucita está sana”.
El lobo se quedó esperando.

Será leche almacenada, la suma
de cosas que esperan que firme;
trasquilado soy de lana.
Hoy caí malo de la luna,
el lobo sale saliendo
sin el hilo rojo que lo confirme:
Caperucita se queda esperando."

Rafael Acevedo


Sobre la claridad

"Claro es el sol y nadie lo mira
de frente.  La luna no tanto y
está llena de postales y
cuentos góticos y
caminantes en cámara lenta."

Rafael Acevedo









No hay comentarios: