Borges con maquillaje

"Sin duda es él.
Lo encontré donde esperaba:
en un bar del arrabal,
bajo los bulbos azulejos del gas 
pelando una naranja 
la fruta pelada es una esfera de cristal y
en sus manos huele a rosa misma.

Contra la pared rosada del local
donde está encajado, los espejos por doquier,
su gigantesca cabeza se apoya:
los pelos cepillados, molidos por el tiempo
y los ojos estropeados.
Se ponen dos espejos de uno y otro
de un ojo abierto justo desde que nace 
un cosmos de nuevas miradas como los tactos 
del universo de los ojos multiplicados
que reflejan la cara del viejo..."

Sakoto Tamura


La estación de las hierbas

Me detengo en el cruce.
Ninguna figura humana
en el paisaje cotidiano.
Sólo claridad de un rayo de sol
y desde las chimeneas de pie
con unos dedos de cadáveres quemados
no oscila el humo.
No se percibe lo que mueve. 

Me apresuré por la calle acostumbrada
hacia mi casa
pero encontré una desconocida vivienda
donde debería estar mi casa.
Si todos me olvidasen,
¿se desatarían los vínculos con mi vida
y desaparecerían todas las figuras de mis ojos? 

Quise retroceder
pero no encontré el camino.
Subí por la escalera del edificio
apenas reconocido.
Al abrir la puerta encontré
la habitación donde mi padre y yo
nos hospedamos en un viaje
de días lejanos.
Era una huesa repleta de pasados
donde los polvorientos, marchitos y pobres
pero los únicos verdes vivos
brotaban como los cabellos enroscados en un cráneo. 

En algunos huecos al lado muchos conocidos
vivían su última y definitiva residencia. 

La realidad llegó hasta mi visión.
Cuando el llanto y el estremecimiento me sacudieron del fondo
y me cubrieron totalmente,
me uní cabizbaja
con la multitud muerta.

Sakoto Tamura



Lactancia

"Como te dio hambre, te despertaste buscando el pezón;
como los pechos se colmaron, se despertaron buscándote
y la madre en la cama se levanta y te toma en sus brazos.

A la medianoche
una nieve de flores firmemente abiertas
tus mejillas junto a mis pechos, la blusa desabotonada,
están heladas, sufrientes,
los párpados bajos
se han colmado de lágrimas
que iluminan como portátiles 
lámparas de papel.

¿Huele a hierba la leche?
¿Te he dejado satisfecho?
¿Flotas ya en el sueño?

Tu sueño nunca se caerá
porque lo sostengo con brazos de madre.

Madre e hijo
nos calentamos con la frescura
y el calor de la vida
y vamos subrepticiamente
por las noches en que vienen los diablos."

Sakoto Tamura


Viaje en otoño

"Dentro del azul de los adobes están escondidas las pequeñas muertes.
Por las noches invitan sacudiendo las muñecas
y cada vez llega una nueva sombra y canta a solas sigilosamente.

El horror con el sombrero negro
viene a quebrar las músicas de mi memoria.

Voy buscando los perdidos
y llego al fin hasta aquella persona
cuyos labios delgados sorben mis esperanzas.

Oh, el viajero todavía no ha nacido
¿cómo atraviesa el río de la muerte
acompañado con espanto de la bestia infantil
en la primera noche de cautiverio?"

Sakoto Tamura












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