Contradicciones ideológicas al lavar un plato

Entre el Ying y el Yang
¿cuántos eones?
Julio Cortázar


Contradicciones ideológicas al lavar un plato
¿No?
Y también quisiera explicar
por qué me maquillo y por qué uso perfume.

Por qué quiero cantar la belleza del cuerpo masculino.
Quiero aclararme bien ese racismo que existe
entre los hombres y las mujeres.

Aclararme por qué cuando lavo un plato
o coso un botón
él no ha de estar haciendo lo mismo.
Me pinto el ojo
no por un automatismo imbécil
sino porque es el único instante en el día
en que regreso a tiempos ajenos y
mi mano se vuelve egipcia y
el rasgo del ojo, se me queda en la Historia.
La sombra en el párpado me embalsama eternamente
como mujer.
Es el rito ancestral del payaso:
mejillas rojas y labios de color.
Me pinto porque así me dignifico como bufón.
Estoy repitiendo/continuando un acto primitivo.
Es como pintar búfalos en la roca.
Y ya no hay cuevas ni búfalos
pero tengo un cuerpo para texturizarlo a mi gusto.
Uso perfume no porque lo anuncie
Catherine Deneuve o lo use la Bardot
sino porque padezco la enfermedad
del siglo XX, la compulsión de la posesión.
Creer que una botella puede reposar
toda la magia del cosmos,
que me voy a quitar de encima
el olor de la herencia,
la gravedad de la crisis capitalista,
porque a pesar de todo/hembra.
Se dice que las mujeres débiles/ que los hombres fuertes.
Sí y nuestras razas tan distintas.
Nuestros sexos tan diversamente complementarios.
Ying & Yang.
La otra parte es el misterio que nunca desnudaremos.
Nunca podré saber -y lo quisiera-
qué se siente estar enfundada en un cuerpo masculino
y ellos no sabrán lo que es olerse a mujer
tener cólico y jaquecas y
todas esas prendas que solemos usar.
Dos universos físicos en dialéctica constante
con la nostalgia de una unión duradera
donde la fusión de los dos desconocidos
llegue a la profundidad del entendimiento.
Hay una necesidad compulsiva
de dar razones para la escisión
para agudizar racismos con sonrisas
Y las amigas y los amigos
ellos comprenderán
Ellos entienden la distancia que te separa
del amigo /amado / enemigo / desconocido.
Que la reconciliación es un esfuerzo máximo.
La unión, la sublimación
de nuestros propios misterios.
Que lavar un plato
significa a veces afirmar
las contradicciones de clase
entre el hombre y la mujer.

Kyra Galván


Lilith

Pertenecía al linaje
de las diosas – pájaro.
Tenía ese par de alas bordadas.
Entonaba agudas melodías
y en su voz
era una mujer libre.
La eligieron para ser 
la primer esposa de Adán.
Y por un tiempo él
conoció el placer
de la magia corporal
el olor del almizcle
y escuchó la música
de las esferas celestiales
en su periplo constante.
Luego quiso someterla.
Estar por encima.
Poseer lo que no puede ser poseído.
No entendía que ella era diosa
y que al levantarse desplegaba
la aurora entintada de violetas
y que en la noche comandaba el oscilar de las mareas
y que con sus brazos
orquestaba el coro de los pájaros.
¿Cómo podía quedarse
a los pies de aquél
que deseaba encadenarla?
¿Para qué servían las alas
si no para volar?

Kyra Galván


Yocasta

¿Qué será de ti en este infierno de silencio?
Quisiste escapar del destino, salvar al hijo recién nacido…
Y lo amaste con el cuerpo, con la boca, con el sexo.
Con pasión desatada,
como vendaval y naufragio.
Con complacencia  última  a tu vanidad de mujer:
fuiste amada por su elástica juventud,
sin saberlo, sin sospecharlo.
No pudiste dejarlo apartado de tus pechos.
Desliza la cuerda por tu cuello de cisne.
Tu crimen perdurará por la eternidad.

Kyra Galván





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