"Desoye, hijo mío, los convencionalismos de la rutina.- El lenguaje de la democracia, como el de los demás partidos [sic], seamos francos, es aún un galimatías (…)"

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902

"El lenguaje, mejor que con los textos, se enseña prácticamente en las pizarras (…)"

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902


"El privilegiado es un usurpador de la riqueza social; PORQUE despoja de su participación en esa riqueza al principal creador de ella, el obrero (…)"

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902


"En la Ortografía hubiéramos hecho de buena gana tabla rasa, dejando a cada letra un solo sonido y suprimiendo las que resultan, más que inútiles, perjudiciales. Esto llevaría consigo la supresión de la Ortografía literal (…) y ahorraría a maestros y discípulos un tiempo precioso, que podría emplearse útilmente en la enseñanza de otras materias más importantes para la vida, y hoy se malgasta inculcando reglas y más reglas a los alumnos, para salir a la postre con que son contadísimos los españoles que saben escribir con verdadera ortografía (…) mas, entre tanto, forzoso nos ha sido someternos a la actual y enrevesada ortografía (…)"

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902

"En la sociedad donde los malvados sirven de ejemplo y los buenos de mofa, la revolución se impone con urgencia."

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902



"En vano se me enseña una legislación dictada por Dios, adoptada por cien naciones, sancionada por los siglos; mi ley moral la juzga, pronuncia sobre ella su inapelable fallo y si la cree injusta la condena irremisiblemente (…)"

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902

"La paz que aja mi dignidad de hombre es cien veces más temible que la guerra; el orden que impide el desarrollo de mis facultades, la mayor calamidad que puede afligirme a mí y a la humanidad entera."

Fabián Palasí Martín
Compendio Razonado de Gramática Española. Barcelona, Publicaciones de la Escuela Moderna, 1902


"No fue la región aragonesa de las últimas en re­cibir la consoladora doctrina espiritista, a pesar de que su situación geográfica, como comarca interior, no es la más á propósito para que a ella afluya esa inmigración extranjera que suele llevar a las ciudades de la costa las primicias de las nuevas ideas.

En 1869, y a raíz de la muerte o desencarnación del maestro Allan Kardec fue nombrado capitán ge­neral de Aragón D. Joaquín Bassols y Marañosa, te­niente general de los ejércitos nacionales. Había co­nocido el. Sr. Bassols el espiritismo durante la emi­gración, y toda la familia participaba de las mismas creencias, siendo médiums dos de sus hijos: Santiago y César.

Las primeras sesiones espiritistas fueron como familiares, y se verificaron en el mismo edificio de la capitanía general. A ellas acudían, además de la fa­milia Bassols, algunos aficionados al espiritismo, y entre ellos D. Bartolomé Castellví, que ya había asistido en París a las mismas sesiones de Kardec, don Eduardo López del Plano, D. Miguel Sinués; D. Manuel Rozas, el vizconde de Torres Solanot y otros, en­tre los que se contaban varios oficiales de la guarni­ción, como D. Saturnino Fernández Acellana, hijo po­lítico del general Bassols, Primo de Rivera, Echaluce y muchos más que no citamos.

Al crecer en número e importancia este grupo, se constituyó en sociedad formal, adoptando el título de «Progreso Espiritista», y celebró sus primeras sesio­nes en un local de la plaza del pueblo. Su primer presidente fue D. Saturnino Fernández Acellana; vi­cepresidentes, D. Miguel Sinués, abogado y propieta­rio, y D. León Cenarro, magistrado y secretario don Patricio Morales. El general Bassols siguió como pre­sidente honorario.

A las sesiones de esta naciente sociedad fue invi­tado un modesto empleado, Daniel Suárez Artazu, quien desde luego se manifestó como un poderoso médium escribiente. Por su conducto se recibieron, primero algunas comunicaciones y consejos de Cer­vantes, y luego el hermosísimo libro Marietta, (Páginas de dos existencias) que editó la sociedad es­piritista, cuya segunda parte (Páginas de Ultratum­ba) fue dictada en Madrid al mismo médium.

Al propio tiempo que el médium Daniel Suárez recibía los sublimes dictados de Marietta y Estrella, otro médium, César Bassols, recibía otro libro media­nímico, dictado por el espíritu de William Pitt titulado La educación de los pueblos, que también editó la misma sociedad.

El 1.° de Enero de 1871 se empezó la publica­ción de una revista quincenal con el mismo título que la sociedad El Progreso Espiritista, de la que sólo se publicaron siete números, por el quebranto que la sociedad sufrió al ser llamado el general Bassols para ministro de la Guerra, siendo al propio tiempo trasla­dados a Madrid muchos de los socios que componían la sociedad «Progreso Espiritista», de Zaragoza, y otros que, como el Vizconde de Torres Solanot, mar­charon por su gusto.

Las reuniones siguieron desde esta fecha con un carácter privado en casa de algunos hermanos, hasta que se reorganizó la asociación en 1878 con el nom­bre de «Sociedad de Estudios Psicológicos», cuyo re­glamento fue aprobado por la autoridad gubernativa en 24 de Septiembre del mismo año; y con este título y organización continúa.

En el mismo año de 1878 inauguró sus tareas el Diario Católico de Zaragoza con una serie de artícu­los y desplantes contra el espiritismo. Tan pronto se apercibió de ello el entonces presidente, D. Miguel Sinués (que se hallaba en su pueblo de Moyuela), re­gresó y dirigió un comunicado contestando al Diario Católico, quien lejos de insertarlo, tomó de ésto pie para nuevos ataques, haciendo referencia a los escri­tos que, o por miedo o por insigne mala fe, se negaba a publicar. Igual suerte sufrieron todos cuantos re­mitidos envió el señor Sinués al citado Diario Cató­lico, así como los dirigidos a La Unión Católica de Valencia, que también tomó cartas en el asunto. Vien­do tan desleal proceder, editó el Sr. Sinués por su cuenta un libro de 200 páginas, al que tituló El Espiritismo y sus Impugnadores, y en el que se in­sertaron todas las contestaciones que se negó a pu­blicar el Diario Católico de Zaragoza.

En la cuaresma de 1880 predicó el canónigo don Juan Codera en el templo del Pilar una serie de ser­mones contra el Espiritismo; y desde entonces em­pezó a tomar nuevo y mayor incremento la Sociedad Espiritista de Zaragoza. El predicador daba noticia extensa (salvo algunos errores, quizá voluntarios) de cuanto sucede en las reuniones espiritistas; las dife­rentes mediumnidades y comunicaciones tiptológicas, escritas, parlantes, videntes, etc., que allí se reciben, todo ello, según él, por intervención del diablo; con lo cual no hizo sino sobrexcitar la curiosidad de las personas asistentes a dichos sermones, quienes de­seando sin duda entrar en relaciones con Satán, pro­porcionaron bastante trabajo a los carpinteros y eba­nistas con los pedidos de veladores. El Vizconde de Torres Solanot, que a la sazón se encontraba en Madrid, trasladó a Zaragoza temporalmente la Revista Espiritista que allí dirigía, con objeto de refutar los asertos erróneos y calumniosos que vertiera el orador sagrado.

Por este tiempo se crearon también varios grupos familiares, a cuyas sesiones iban muchos entusiastas que no podían o no se atrevían á manifestarse públicamente, y en estas reuniones se recibían útiles en­señanzas y hallaban pruebas los que de ellas necesitaban. Entre estos grupos, los más impor­tantes Fueron los dirigidos por D. José Maynou y don Francisco Ferrari. Los asistentes a estas sesiones per­tenecieron, en su mayoría, a la «Sociedad de Estudios Psicológicos».

En Septiembre de 1883 empezó en Zaragoza la publicación de un periódico racionalista, que desde los primeros números se conquistó un lugar honroso entre la prensa siendo a la vez el blanco de las iras de los retrógrados y objeto da una tenaz per­secución por parte de aquel gobierno Se tituló esta publicación decenal Un Periódico Más y en ella, du­rante los tres años que vivió, se propagó el espiritis­mo sin nombrarlo, según aconsejaron los espíritus. La Sociedad Espiritista de Zaragoza suministró 250 pesetas para los primeros gastos, sus socios fueron los primeros accionistas y suscriptores, y los indivi­duos de ella, señores Vizconde de Torres Solanot, Navarro (D. Félix), Pallol (padre e hijo), Palasí y Maynou, prestaron gratuitamente sus servicios como re­dactores. El periódico mereció las excomuniones del Cardenal Arzobispo de Zaragoza y de otros varios prelados, y a él se debió en gran parte la creación de las escuelas laicas.

En 1884 se recibió un libro medianímico por el médium V. B. de la Sociedad; ésta, después de exa­minar su contenido, lo patrocinó y editó, poniéndole por título “Una defensa más del Espiritismo”.

A consecuencia de las predicaciones de una mi­sión jesuítica, se reunieron los elementos racionalis­tas y crearon las escuelas laicas de niños y de niñas que se inauguraron el 18 de Enero de 1885. La so­ciedad espiritista prestó gratuitamente su local du­rante los seis primeros meses, y sus socios fueron y son aún sus más decididos protectores.

En Junio de 1887, a instancias y por la inicia­tiva del hermano M. N. M., la «Sociedad de Estu­dios Psicológicos» de Zaragoza se constituyó en cen­tro interino de La Solidaridad. (Federación para la propaganda gratis del Espiritismo), publicando ade­más de la Circular para procurar adhesiones, siete Hojas de propaganda, cuatro Folletos y otros cuatro Boletines de la Asociación. Estas Hojas las continúa actualmente la Revista de Estudios Psicológicos de Barcelona.

En lo interior, la Sociedad Espiritista de Zaragoza ha tenido siempre un carácter más bien científico que práctico, asemejándose sus sesiones a las de un modesto ateneo. De las dos sesiones semanales, la de los domingos y días festivos se dedica a estudios teó­ricos; la otra, a la explicación de las diferentes me­diumnidades, pruebas y desarrollo de médiums. En las sesiones teóricas se da preferencia a los temas presentados por los socios, y cuando no existen temas se explica y comenta uno de los libros de la filosofía, o de cualquier autor que con ella se relacione; pues en el año actual se ha analizado y discutido el libro “Fuerza y Materia”, de L. Büchner; y ¡ojalá tu­viéramos en nuestra biblioteca todos cuantos libros se han escrito contra el Espiritismo!… Sólo examinando el pro y el contra es como se aquilata el valor de una idea.

Pero no porque el carácter general de la Sociedad sea el apuntado, ha dejado ésta de proponerse siempre en sus estudios algo práctico (aunque bien mira­do no hay más práctico que acrecentar el caudal in­telectual de nuestro espíritu), intentando y obtenien­do pruebas medianímicas y comunicaciones de útil enseñanza. Basta citar para muestra los retratos medianímicos de Pitt, de Marietta y Estrella obtenidos en la primitiva Sociedad; el de Jesús, allá por el año 1879, y las comunicaciones «Sobre el periespíritu, y la obsesión» (Médium F. P.); publicadas en la Revista de Estudios psicológicos de Barcelona, en Julio y Agosto de 1883, y traducidas y reproducidas en todos los pe­riódicos espiritistas de Europa y América. Lo que queremos dar entender es que se ha huido todo lo posible de caer en esas sesiones rutinarias en las que nada se estudia ni se aprende, donde suele pasarse el tiempo en hacer preguntas indiscretas a los espíritus por medio del velador o de los médiums parlantes o escribientes, resultando al final de todo la desilusión o las obsesiones, por haber descuidado la base, que son las teorías.

Por el año 1888 se formó en la Sociedad una sec­ción llamada de «Experimentos», en la que nos pro­poníamos obtener algún fenómeno del orden psico­físico. Carecíamos de médiums especiales, pero a fal­ta de un Home, de un Eglinton, de un Slade o de una Eusapia, teníamos la intuición o presentimiento de que, o se desarrollarían en estas sesiones, o acu­mularían los espíritus el fluido de todos los asistentes para producir algún fenómeno. Esta sección llegó a ser demasiado numerosa (algunas noches había más de treinta personas), y habiendo indicado los espíritus que seria muy difícil uniformar fluidos tan hete­rogéneos, por serlo los pensamientos y voluntades de los congregados, se desistió después de más de dos años de escasos resultados, y entonces se pensó en crear un grupo menos numeroso con los elementos más apropiados.

En 1891, después de algunos trabajos previos, se constituyó el «Grupo Irene», el cual se dedicó en un principio a la sugestión de espíritus atrasados, por el intermedio de un sonámbulo y médium de po­sesiones, hasta que los espíritus que dirigían estos trabajos aconsejaron tomar las pizarras para ver de obtener la escritura, directa por la acumulación de fluidos en sesiones sucesivas. La primera prueba se obtuvo el 18 de Junio de 1892, después de dieciocho sesiones de media hora: las siguientes no costaron tan­to, y algunos se obtuvieron en una sesión. Estos fenó­menos se han realizado en las condiciones más rigu­rosas de experimentación, con luz de gas en la habi­tación, en caja cerrada con candados, y a veces pre­cintada, lacrada y sellada, y habiendo siempre en la reunión tres o cuatro personas además de los médiums. En estas condiciones se han obtenido las die­ciséis pruebas que poseemos, de las cuales hay tres en francés, sin que los médiums supieran este idioma.

Por último, hemos de indicar también que en Za­ragoza y por individuos y médiums de la «Sociedad» (los Sres. D. Félix Navarro y D. Domingo y D. Be­nigno Pallol, especialmente) se empezó allá por el año 1881 la interpretación filosófica de la obra de Cer­vantes Don Quijote de la Mancha, obra medianímica, cuya impresión está casi terminada, y que ha de lla­mar poderosamente la atención a propios y extraños en el mundo literario.

Además de la mencionada “Sociedad” de Zaragoza y de algunos centros y grupos familiares que no in­dicamos, existen en los pueblos de la provincia una Sociedad Espiritista en Epila, con reglamento aproba­do por la autoridad en Julio de 1892; grupos fami­liares en Pina, Aguilar, El Burgo de Ebro y Arcos, y algunos hermanos en Villanueva de Gallego (don­de hubo en otro tiempo un centro regular), Calatayud y pueblos del campo de Cariñena.

En la provincia de Huesca existe en la capital la “Sociedad Sertoriana de Estudios psicológicos”, cu­yo reglamento fue aprobado por la autoridad en 14 de Mayo de 1877. Esta Sociedad empezó en 1883 la publicación de un periódico titulado El Iris de Paz, redactado por D. Quintín López y algunos otros her­manos, especialmente el Vizconde de Torres Solanot. El Iris fue excomulgado por el obispo de Huesca desde el primer número y sostuvo con éxito algunas polémicas con los diarios católicos de aquella ciudad. Últimamente el hermano Quintín López ha publicado en San Martín de Provensals (Barcelona) donde hoy se encuentra, un libro titulado Catolicismo y Espiri­tismo, como refutación a los ataques que nuestra doc­trina sufrió del clero oscense.

No sabemos que en la provincia de Huesca haya ninguna otra Sociedad espiritista, pero sí se hallan al­gunos hermanos en Jaca, Fraga y Ontiñena.

En la de Teruel no sabemos que hasta ahora haya más espiritistas que los del pueblo de Molinos, en donde lo son la mayoría, y que sirven de ejemplari­dad moral a todos los pueblos comarcanos.

Este es, a grandes rasgos, el estado y desarrollo del espiritismo en la región aragonesa, según los datos que poseemos. Como se ve, en los pueblos rurales de corto vecindario la idea no se manifiesta, bien porque sea desconocida, o bien, ¡y esto es lo más probable!, por temor a las vejaciones y atropellos del caciquismo, incitados por el fanatismo religioso. Pero el terreno está abonado, y mucho, muchísimo, podría conseguirse si dispusiéramos de tiempo y de medios para emprender una campaña personal a fin de despertar e iluminar aquellas conciencias dormidas u ofuscadas por el error secular."

Fabián Palasí


















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