Dudas del astronauta

"Desde el balcón del universo 
el astronauta acaricia en la pantalla su virtual Oklahoma.
¿Qué hace un vaquero en la exosfera
exhibiendo sus debilidades y virtudes
por circuito cerrado en Cabo Cañaveral?
No es tiempo de ermitaños en busca
de la dentadura postiza
entre la presión y el volumen;
ni de héroes en misiones orbitales que no logran
un cuarto de página en los periódicos.
Es cierto, el mundo es breve,
pero este pequeño paso para el hombre
no parece un gran paso para la humanidad."

Enzia Verduchi


Groenlandia

1.- En los días recientes he pensado en Groenlandia. En los inuit y su lengua, trato inútilmente de pronunciar sus nombres. Leí que las distancias en Groenlandia se miden en sinik, en "sueños", en el número de pernoctas que dura un viaje.
...por momentos, recuerdo la blancura de Nuuk, como si se pudiera añorar lo que no se conoce.

2.- ¿Y si Groenlandia no existe?, ¿si en realidad es un sueño?, ¿un pensamiento bajo cero para recordar la alquimia del agua? Entonces, ¿existo o soy parte del hielo?

3.- Todas las respuestas están en el hielo, en las vetas del hielo. Eres tan lejana, Groenlandia, dilatada como la noche. Flotas inabarcable, lenta, hacia los polos ocultando tus misterios.
¿Qué existe debajo de tu estado sólido, del silencio compacto, de la densidad más ligera que el agua?
Muero en el ardor de tu abrazo, en el deseo helado de tu caricia.
Muero de ti / sin ti.

4.- Extraño lo que desconozco, no sé dónde encontrarlo. Las referencias geográficas no me son suficientes, Groenlandia. Si yo pudiera tenerte, asirte, pero tu esencia inasible pesa más que mi nostalgia. Te desvaneces aún sin conocerte.

5.- Tu nombre es un continente. Kalaallit Nunaa/Grønland. Tu nombre es una herida, una elipsis. Una isla entre el Atlántico y el Ártico. Tu nombre es el deseo, el olvido. Es la tundra, la corriente del Labrador. Tu nombre es un destello en la nieve. La bahía de Baffin y el Estrecho de Davis. Tu nombre, arde.

Enzia Verduchi


Pietralunga

Para María Volpi

"Regresaste, María, a la tierra cansada
que aún engendra la semilla de anís:
Pietralunga del terco dialecto.

Las mujeres manchan sus dedos en el aroma
de las almendras, detienen la vista
ante la colina preciada por su reserva de caza.

Regresaste para olvidar la sombra inútil
de un avión, tender al sol sábanas blancas
como hermosas banderas.

Umbria es el ciprés camino a Gubbio,
son los hombres que fuman en la plaza,
nombres ocultos bajo piedras:
Pietralunga son tus manos entre un nido de águilas."

Enzia Verduchi








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