"El dinero lo ha podrido todo. Todo el mundo se compra y se vende. Así es que sí, la cosa va mejor, sin duda."

Christine Arnothy


"En la calle yo no distinguía los cadáveres uniformados. Muertos no se sabía si eran buenos o malos. No tenía la impresión de que fueran enemigos. Sólo parecían criaturas extrañas. Piense en la época: no había Internet ni películas de terror, así que un cuerpo muerto, no te decía gran cosa. Una vez le cerré los ojos a un hombre."

Christine Arnothy


"Es imposible tener un ideal y dinero al mismo tiempo. Uno caza al otro."

Christine Arnothy



"La conducta de nuestros amigos se ajustaba al espectáculo que presentaba la ciudad. No nos parecía ni repugnante ni inconcebible. En esa ciudad en ruinas, todas las nociones morales habían sido trastocadas. El vicio se había convertido en una virtud y los corazones duros tenían más probabilidades de sobrevivir que los corazones tiernos."

Christine Arnothy



"La grosería es una forma de impotencia intelectual. La grosería no es un arma, sino una derrota."

Christine Arnothy


"Mientras cruzaba el patio en dirección al sótano, un sentimiento más fuerte que yo me indujo a ir a ver los caballos. Mis baldes tenían agua sólo hasta la mitad. Nunca olvidaré ese momento, aunque viva una vejez eterna. Me acerqué primero al caballo que estaba sentado y le mostré el agua. El gemido gozoso que dejó escapar me recordó los gritos que habíamos lanzado al llegar a los grifos de los baños. El caballo temblaba y bebía el agua a grandes sorbos interminables. Los otros caballos se acercaron lentamente con paso seguro. Debía distribuirlo con precaución, para que cada uno tuviera su parte. En las miradas de esas bestias se reflejaba un sentimiento casi humano de agradecimiento. Los caballos me rodeaban, a pesar de estar tan débiles; brotaba sangre de sus encías y les salían lágrimas purulentas de los ojos.
Al bajar al sótano con mis baldes vacíos, sentí mi corazón ligero y desbordante de alegría, como si, en tiempos de paz, de la paz más serena, acabaran de hacerme un magnífico regalo."

Christine Arnothy
Tengo quince años y no quiero morir



"No tuve una verdadera infancia, pero nunca quise explotar el filón de 'oh, la niñez desgraciada'. Fui una niña a la que sus padres querían mucho."

Christine Arnothy


"Salimos a buscar agua y descubrimos que los alemanes habían atado tres caballos a la escalera de nuestra casa. Muertos de sed y de hambre, se estaban comiendo los peldaños. Trajimos tres cubos de agua, y verlos beber fue uno de los mejores instantes de mi vida. Todavía lo sigue siendo."

Christine Arnothy
Tengo quince años y no quiero morir


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