“Ese México lindo, inolvidable, al que quiero con toda mi alma (…) No se me olvida lo sabroso de los antojitos.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri


“Esto es lo único que ocupa mi cabeza y mi corazón; cosas pequeñas y concretas de estos encargos que, al llevarlas a la oración, se agrandan pensando que estas mismas cosas ocurren ya en todos los países.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri



“Me esfuerzo en la oración y en el orden en todo (…), y cuando hago el examen por la noche y veo tantos fallos (normas, presencia de Dios, momentos de genio o de vanidad) me humillo mucho y tan contenta (…)”

Guadalupe Ortiz de Landázuri


"No tengo miedo a la muerte."

Guadalupe Ortiz de Landázuri



“Padre: hoy es mi santo. Soy muy feliz y estoy muy contenta. D. Álvaro me pregunta siempre si de verdad estoy contenta y lo estoy más que nunca en mi vida. Aunque veo que todo lo hago con muchos defectos (vanidad y amor propio, sobre todo) noto tanto que me ayuda el Señor que estoy segura de que si Él se empeña llegaré a agradarle de verdad.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri


“Padre, ya llevo muchos años haciendo cabeza, ¿no sería bueno empezar a hacer pies? Pero ya sabe que aquí, o donde me ponga, estaré contenta sirviendo a Dios en la Obra.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri



“Para todo esto, que Dios quiere que se vaya haciendo (…) sólo hace falta santidad personal; yo quiero tenerla, pero comprendo que me falta mucho. Cumplo las normas, tengo voluntad de servir, me trago mi genio (que lo tengo fuerte), estoy siempre contenta, pero de eso a ser alma contemplativa y santa, falta mucho todavía.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri



“Recuerdo (…) cuándo conocí al Padre (…). Una tarde de finales de enero del invierno madrileño de 1944. Yo acababa de terminar la carrera de Ciencias Químicas y estrenaba mi primer trabajo profesional dando clases (…). Nos sentamos y me preguntó: ‘¿Qué quieres de mí?’. Yo contesté, sin saber por qué: ‘Creo que tengo vocación’. El Padre me miraba… ‘Eso yo no te lo puedo decir. Si quieres, puedo ser tu director espiritual, confesarte, conocerte, etc.’ Eso era exactamente lo que yo buscaba. Tuve la sensación clara de que Dios me hablaba a través de aquel sacerdote, no sólo con sus palabras, sino con su oración de petición por mí, que se reflejaba en lo que pensaba mi cabeza y hablaba mi boca.
Sentí una Fe grande, fuerte reflejo de la suya y me puse en sus manos para toda mi vida. En los días sucesivos fui descubriendo y conociendo el espíritu del Opus Dei y el día 19 de marzo de 1944 pedí la admisión en la Obra.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri


"Te escribo medio postrada en cama porque hoy me levanté por primera vez de la picadura de un bicho que, si me descuido, RIP, pero esta vez ya pasó, gracias a las penicilinas… y a lo fuerte que soy, gracias a Dios.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri


“Yo, como siempre, llena de ilusión en lo que hago ahora y en lo que en cada momento dispongan de mí. Ya sabe, Padre, que humanamente soy un topo, pero con la ayuda de Dios y de la Obra, nada me asusta.”

Guadalupe Ortiz de Landázuri












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