"Juego al ajedrez, aunque ahora no estoy en mis mejores años ajedrecísticos por falta de tiempo. También me gusta el ciclismo, la natación."

Nikolái Luganski


"Las situaciones conflictivas a las que debe hacer frente un concertista son constantes. Nunca se está en una zona de absoluto confort. Por ejemplo, hace pocos días algo sucedió en el aeropuerto de Londres y no pude volar hacia Alemania el día estipulado. A duras penas conseguí billete para el vuelo del día siguiente, que también se retrasó debido al caos que reinaba en Heathrow, y llegué a la sala con la maleta a tan solo 20 minutos del inicio del concierto. Y aunque no me considero un luchador, desde mi punto de vista no toqué mal ese concierto. Así que sí, hay que inmunizarse de alguna manera ante los imprevistos."

Nikolái Luganski



"Mi modelo de referencia a nivel humano y musical es Rachmaninov."

Nikolái Luganski


"Que en la Unión Soviética hubiera muchos grandes músicos también excelentes ajedrecistas era más el intento de buscar un éxito definible. En la música, tras escuchar una obra uno se emociona, el vello se eriza, asoman lágrimas a los ojos, pero es imposible definirlo. Pero en el ajedrez, incluso una partida mal jugada siempre tiene un resultado: ganar, perder, empatar. Es la mayor diferencia. En el ajedrez, además de la belleza del pensamiento ajedrecístico, lo más importante es el resultado. Pero en la música lo más importante otra cosa, el sentimiento: el amor, incluso el odio.Hace que cambie algo en nosotros, pero no podemos definir lo que es. Diciéndolo de otra manera, en la música, cuando una interpretación es magistral, todos – tanto el solista como la orquesta, el director, el público — todos son ganadores."

Nikolái Luganski


"Yo personalmente, por mi carácter no soy un luchador. Quiero decir que hay personas que nacieron con dotes especiales para enfrentarse a situaciones extremas. Pero cualquiera puede quedar eliminado en las diferentes rondas en alguna ocasión. Y hay personas para las que eso supone un fuerte golpe psicológico, un trauma que marca incluso a nivel físico. Por ejemplo, me viene a la cabeza Stanislav Neuhaus, un brillante pianista, producto del sistema educativo musical ruso. En un par de ocasiones tomó parte en concursos pero no pudo dominar sus nervios, por lo que quedó fuera de la final. Pero por lo general son necesarios. Sviatoslav Richter, Emil Guilels, Radu Lupu, Krystian Zimerman, Mijail Pletnev… casi  todos los pianistas más importantes fueron premiados en distintos concursos.
Opino que los concursos son el medio más objetivo para que los jóvenes intérpretes alcancen la notoriedad. Hubo muy pocos grandes pianistas que alcanzaron el estrellato sin pasar por ellos. Puedo nombrar a Daniel Barenboim, que es un caso especial, y de mis contemporáneos a Evgeny Kissin y Arkadi Volodos, dos pianistas excepcionales. Pero son excepciones.
Así que desde mi punto de vista, los concursos son el sistema correcto, pero solamente hasta una edad determinada. Cuando tienes más de 30, tocar en un concurso y no pasar las eliminatorias ya no es una situación normal. Tanto para músicos consagrados como para los más luchadores. Considero que si una persona con 18-22 años no puede superar el hecho de no llegar a la final, tampoco podrá hacerlo más adelante."

Nikolái Luganski












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