"Mi camino está pavimentado con trampas y espinas. Es coloreado con la sangre y las lágrimas de quienes han caminado delante de mí... Es por el bien de esta tierra llamada China que construimos nuestro camino a través de las tribulaciones. Nuestro camino es el que nos lleva a la gloria y a la justicia."

Gao Zhisheng


Noche negra, capucha negra y secuestro por mafia negra

Mi historia de más de 50 días torturado en 2007
Mis palabras de hoy serán reveladas algún día. Ellas descubren la verdadera cara de la China de hoy y revelan el corazón y características inimaginables del "actual régimen" en China. Por supuesto, estas palabras traerán inevitablemente desagrado e incluso un sentimiento perturbador y vergüenza a todos esos "buenos amigos" y "socios agradables" del actual régimen comunista en China. Si es que esos "buenos amigos" y "socios agradables" todavía tienen en sus corazones algún mínimo interés por la conciencia y la moral humana.
Hoy, el de repente muy adinerado PCCh no sólo ha ganado muchos "buenos amigos" y "socios agradables" sino que también pronuncia cada vez más y más fuerte ese pervertido lema como "China es un país bajo la regla de la ley". Ambos serán desastrosos para el progreso y el desarrollo de los derechos humanos de las personas chinas.
Alrededor de las 8 de la tarde del 21 de septiembre de 2007 las autoridades me notificaron oralmente que debía ir a una charla de reeducación mental. Encontré que esta vez estaban sucediendo algunas cosas inusuales. La policía secreta, que solía vigilarme muy de cerca, mantuvo una gran distancia. Ese día caminaba por la calle y, cuando doblé la esquina, cerca de seis o siete extraños caminaron hacia mí. Sentí de repente un fuerte golpe en la nuca y caí de cara al suelo. Alguien me tiró del pelo e inmediatamente me taparon la cara con una capucha negra.
Me metieron en un coche, a pesar de que no podía ver me pareció que eran dos bancos con un espacio en medio. Ellos me tiraron en ese espacio. Mi mejilla derecha estaba pegada al suelo. De repente una bota me aplastó la cara hacia abajo. Muchas manos empezaron a buscar por todas partes de mí. Me quitaron el cinturón y ataron mis manos contra la espalda. Por lo menos cuatro personas pusieron sus pies sobre mí para tenerme en el suelo. Cerca de 40 minutos después me sacaron del coche. Los pantalones me quedaron en las rodillas y me arrastraron a un cuarto. Hasta ese momento nadie me dijo nada. Me quitaron la capucha y de inmediato comenzaron a insultarme y a golpearme.
"Hoy es el día de tu muerte. Hermanos, hoy vamos a darle una brutal lección. Golpearlo hasta la muerte".
Entonces, cuatro hombres con bastones eléctricos comenzaron a golpear mi cabeza y todo mi cuerpo. No podía oírse nada, solo el ruido de los golpes y mi desesperada respiración. Fui golpeado tan severamente que mi cuerpo entero empezó a sacudirse sin control. "¡No finjas!" gritó un tipo que luego supe se llamaba Wang. Entonces un hombre alto y fuerte me tiró del pelo y me levantó del suelo. Luego Wang empezó a golpearme la cara terriblemente.
“Usted no es digno de llevar ropa negra. ¿Es usted líder de la Mafia? Quiten toda su ropa".
Me quitaron toda la ropa y quedé desnudo. Wang gritó otra vez, y alguien me pateó por detrás las piernas, yo me desplomé. El tipo grande continuó tirándome del pelo y me forzó a levantar la cabeza para ver a Wang. En ese momento, pude ver que había cinco personas en la habitación. Cuatro de los hombres tenían bastones eléctricos, y uno tenía mi cinturón. "Escuche bien, Gao, hoy los líderes solo desean lograr que para usted vivir sea peor que la muerte. Le digo la verdad, este asunto no es sólo entre usted y el régimen".
"¡Mire al suelo! No hay una sola gota de agua. Después de un rato el agua estará por encima de sus tobillos. Después de un rato usted sabrá de donde viene el agua". Mientras Wang decía esto, los bastones de descarga eléctrica fueron puestos sobre mi cara y mi torso con descargas.
Wang entonces dijo: "vamos chicos, ¡liberen la segunda lección!" Entonces me pusieron los bastones sobre todo mi cuerpo. El corazón, los pulmones y los músculos empezaron a saltar incontrolables bajo la piel . Yo me retorcía en el suelo de dolor tratando de arrastrarme lejos. Wang entonces me pegó en los genitales. Mis súplicas para detenerlos solo generó más risas y más tormentos insoportables. Wang entonces utilizó el bastón eléctrico tres veces más sobre mis genitales mientras gritaba muy fuerte.
Después de unas horas con esto, no tenía energía ni siquiera para suplicar, menos para huir. Pero mi mente todavía estaba consciente. Sentí en mi cuerpo un tirón muy grande cuando el bastón me tocó. Sentía claramente agua rociada en mis brazos y piernas mientras me tiraba. Fue entonces cuando me di cuenta de que era mi sudor, y entendí lo que dijo Wang sobre el agua. Parece que los torturadores en sí mismos también estaban cansados. Antes del alba, tres de ellos dejaron la habitación. "Regresaremos a darle luego la próxima lección", dijo Wang.
Dos se quedaron en la habitación, pusieron una silla en medio de la habitación, me arrastraron y me sentaron en la silla. Uno de ellos tenía cinco pedazos de cigarrillo en la boca. Uno se paró detrás de mí y el otro con los cigarrillos se quedó al frente. El hombre detrás me tiró del pelo y movía mi cabeza hacia delante y hacia atrás. El otro hombre utilizó los cigarrillos para llenarme la nariz y los ojos con humo una y otra vez. Ellos hicieron esto con gran paciencia. Después de un rato no tenía ningún sentimiento salvo algunas lágrimas que caían sobre mis piernas. Esto continuó casi dos horas. Entonces otros dos hombres entraron a reemplazar a los anteriores. Mis ojos no podían ver porque estaban completamente hinchados.
Los nuevos hombres empezaron a hablar, "Gao, ¿todavía eres capaz de oír con tus oídos? Le digo la verdad, estos tipos son expertos en castigar severamente a los mafiosos. Ellos son pesados. Esta vez fueron escogidos específicamente y al detalle por las más altas autoridades del régimen para este fin. ¿Puede oír usted quién soy yo? Mi apellido es Jiang. Yo le seguí a Xiajiang después que fue liberado el año pasado".
"¿Es usted el de la ciudad de Penglai en Shandong?" pregunté.
"Sí, su memoria todavía es buena. Le dije que tarde o temprano usted regresaría. Cuándo vi la manera en que usted se comportó en Xiajiang supe que regresaría. Usted ignoró a nuestra policía. ¿No debemos darle una mejor lección? Usted escribió esa carta a los congresistas norteamericanos. Mírese, usted es un traidor. ¿Qué podrían hacer por usted los americanos? El Congreso norteamericano no cuenta para nada. Esto es China. Es el territorio del régimen comunista".
“Capturar tu vida es tan fácil como pisar una hormiga. Si te atreves a seguir escribiendo tus estúpidos artículos, el gobierno tiene que dejar muy en claro su postura. Entonces, ¿pudiste ver esa postura esta noche?”, dijo Jiang lentamente.
Le pregunté: “¿Cómo te atreves a golpear a los chinos y a usar tácticas mafiosas con los contribuyentes chinos?”
Jiang dijo, “Eres un objeto que va a ser golpeado, en tu corazón sabes esto mejor que nadie. Los contribuyentes no valen nada en China. No hables sobre ese término ‘contribuyentes’”.
Mientras decía esto, alguien más entró al cuarto. Reconocí su voz, era Wang. “No le hables con tu boca, háblale en serio. Tus tíos prepararon 12 lecciones, anoche solo terminamos tres”.
“A tu tío mayor no le gusta hablar, entonces después de un rato verás que tendrás que comerte tu propia m***** y beber tu propio pis. Un mondadientes va a tocar tu luz [órganos genitales]”.
“No hables todavía de la tortura del partido comunista, porque te daremos una lección completa ahora”.
“Estás en lo correcto, torturamos a Falun Gong. No hay ningún error. Las 12 lecciones que te daremos fueron aplicadas con Falun Gong. A decir verdad, no tengo miedo de que continúes escribiendo; podemos torturarte hasta la muerte sin que nadie pueda encontrar tu cuerpo”.
“¡Hediondo extranjero! [refiriéndose a alguien que no es de Beijing] ¿Cómo se te ocurre siquiera estar aquí?”
En las siguientes horas de tortura, me desmayé varias veces por la falta de agua y comida y por haber sudado intensamente. Estaba tendido desnudo sobre el suelo frío. Sentí varias veces a alguien entrar y abrirme los ojos, emitía luz en ellos con una linterna para ver si todavía estaba vivo.
Cuando volvía en mí, percibía un fuerte olor a orina. Tenía la cara, la nariz y el pelo llenos de ese olor. Obviamente, aunque no sé cuando, alguien había orinado en mi cara y cabeza.
Esta tortura continuó hasta alrededor del mediodía del tercer día. No sé de dónde saqué fuerzas para reponerme, pero de alguna manera pude zafarme de sus ataduras y comencé a golpear mi cabeza sobre la mesa. Gritaba el nombre de mis dos hijos (Tiangyu y GeGe) e intentaba suicidarme, pero mi esfuerzo no tuvo éxito. Agradezco a Dios todopoderoso por esto, Él fue quien me rescató. Realmente sentí que Dios me rescataba de ese estado y me devolvía a la vida.
Mis ojos estaban llenos de sangre por tantos golpes en la cabeza. Me caí al suelo. Inmediatamente tres personas se sentaron sobre mi, uno de ellos sobre mi cara. Se estaban riendo. Dijeron que usé mi muerte para tratar de asustarlos. Dijeron que habían visto esto ya muchas veces.
Luego continuaron torturándome de nuevo hasta la noche. Ya no podía ver nada con mis ojos. Aunque aún podía oír a mis torturadores, y otra vez se reunían después de cenar.
Uno de ellos llegó y me jaló del cabello levantándome. “Gao, ¿tienes hambre? ¡Dinos la verdad!”.
Dije, “Tengo mucha hambre”.
“¿Quieres comer? ¡Dinos la verdad!”.
Dije, “Quiero comer”. Como respuesta, me abofetearon la cara repetidamente, una docena de veces o más y nuevamente me desmorone en el suelo. Una bota me pisó el pecho y alguien me electrocutó en el mentón con un bastón eléctrico. Grité. Después alguien me puso el bastón en la boca.
“Vamos a ver cuan diferente de otras es tu boca. ¿No quieres comer? Dijiste que tenías hambre. ¿Te lo mereces?”. El bastón estaba en mi boca pero no lo prendieron. No sabía lo que querían hacer.
“Gao, ¿sabes por qué no destrozamos tu boca?”, dijo Wang. “Esta noche, tus tíos quieren que hables toda la noche. Queremos que hables de cuan mujeriego eres y que no hables de ninguna otra cosa. No tienes permitido decir que no lo eres. Tampoco tienes permitido decir que sólo hay unas pocas mujeres. No olvides ningún detalle. No puedes dejar fuera ningún detalle. A tus tíos les gusta esto. Ya dormimos y comimos lo suficiente, así que es tu hora de hablar”.
“¿Por qué no habla? ¡Dénle una paliza, hermanos!”, gritó Wang. Tres bastones empezaron a electrocutarme. Seguía desnudo y me arrastraba por todos lados tratando de escapar. Más de diez minutos después, estaba temblando incontrolablemente otra vez.
Les rogué, “No engañé a mi esposa, no es que no quiera contarles”. Escuché como mi voz temblequeaba.
Wang dijo, “¿Te estás volviendo tonto? Vamos a usar el bastón para iluminarte y ver si empiezas a hablar”.
Luego dos personas me estiraron los brazos y los clavaron al suelo. Usaron mondadientes para perforar mis genitales. No puedo usar ningún lenguaje para describir la impotencia, el dolor y la desesperación que sentí en ese momento. En un punto como ese, el lenguaje y la emoción no tienen el poder de explicarlo. Finalmente, inventé historias y les conté de romances que tuve con cuatro mujeres. Después de más tortura, les tuve que describir cómo tuve sexo con cada una de esas mujeres. Esto continuó hasta el atardecer del día siguiente.
En ese momento me arrastraron a dónde tenía que firmar la transcripción de mi confesión sobre los romances. “Si mandamos esto afuera, en medio año te convertirás en un perro de m***** apestoso”, dijo Wang en voz alta.
Después que me liberaron, me enteré que al día siguiente de mi tortura, un interrogador de nombre Sun Huo le informó a mi esposa “la verdad” que supieron de mis romances. Mi esposa les dijo que no era un asunto suyo, y dijo “Yo todavía confío en Gao”.
Después de ser torturado por días, frecuentemente perdía la conciencia y no era capaz de determinar el paso del tiempo. No sabía cuánto tiempo había pasado. Un grupo de ellos estaba preparándose para torturarme otra vez.
En ese momento entró otra persona, sin embargo, los reprendió. Pude escuchar que era el vice director del Buró de Seguridad Pública de Beijing. Lo había visto antes muchas veces. Pensaba que era una buena persona.
Pero no pude verlo, porque mis ojos todavía estaban hinchados. Tenía todo el cuerpo molido a golpes y quedé irreconocible. Se mostró enojado por mi condición. Buscó a un doctor para que me atendiera, dijo que estaba consternado y sorprendido. Dijo, “¡Esta tortura no representa al partido comunista!”
Le pregunté, “¿Quién ordenó esto?”.
No contestó. Le dije que me enviara a casa o incluso de regreso a la prisión. Él no contestó. Trajo de nuevo a mis torturadores al cuarto y los reprendió. Les ordenó que me compraran ropa y que me dieran alimento y una manta. Me dijo que haría lo posible para que me enviaran a prisión o de regreso a casa.
Tan pronto como el vice director se fue, Wang empezó a maldecirme. “¿Gao, incluso sueñas con ir a la cárcel? No, eso es muy sencillo. No tendrás la oportunidad de hacer eso mientras el partido comunista esté en el poder. Ni siquiera lo pienses”.
Esa misma noche fui trasladado a otro lugar, pero no sabia donde porque tenía la capucha negra sobre mi cabeza nuevamente. Fui torturado continuamente en ese lugar por otros 10 días.
Luego un día me volvieron a poner la capucha negra y me subieron a un vehículo, forzaron mi cabeza entre mis piernas y tuve que permanecer así por más de una hora. El sufrimiento fue mayor de lo que yo podía soportar y quise morir.
Una hora después llegamos al nuevo sitio y me quitaron la capucha. Cuatro de los cinco torturadores anteriores estaban allí. Pero ví también al mismo grupo de la policía secreta que solía seguirme.
De ahí en adelante, la tortura física cesó pero la tortura emocional continuó. Me dijeron que había comenzado el 17° Congreso del partido comunista y que tenía que esperar la opinión de las altas autoridades sobre mi caso.
Durante ese tiempo, algunos funcionarios vinieron a visitarme a mi celda. La actitud que usaban era más suave y me permitieron lavarme la cara y cepillarme los dientes.
Algunos de ellos me propusieron utilizar mis habilidades de escritor para maldecir a Falun Gong, y dijeron que podría cobrar lo que quisiera por esto. Les dije que no era un problema técnico sino un problema ético.
“Entonces, si eso es tan difícil, escribe artículos alabando al gobierno y cobra lo que quieras”, sugirieron.
Finalmente, propusieron, “Si escribes lo que te ordenamos, que fuiste tratado muy bien al salir de prisión y que fuiste engañado por Falun Gong y Hu Jia, las cosas irán bien. De otra manera, ¿Cómo encontrarás fin a tu sufrimiento? Piensa en tu esposa e hijos”.
Como intercambio, escribí un artículo diciendo que el gobierno había tratado bien a mi familia. En ese artículo expliqué que había escrito una carta abierta al Congreso de EE.UU porque había sido engañado por Falun Gong y Hu Jia.
Antes de que me liberaran para ir a casa, fui llevado a la ciudad de Xian para llamar a mi esposa Geng He. En la fecha del festival de medio otoño, las autoridades me pidieron que llamara a mi esposa y la consolara porque ella estaba liderando una protesta y tratando de suicidarse por el trato que el gobierno estaba dando a nuestra familia.
El contenido de la llamada fue manipulada por las autoridades (más tarde supe que las respuestas de mi esposa también fueron montadas). Todavia no podía abrir uno de mis ojos en ese momento, y como la llamada estaba siendo grabada, me dijeron que explicara que era una herida que yo mismo me había causado.
A mediados de noviembre de 2007, después de llegar a casa, me di cuenta que la casa había sido exaustivamente registrada nuevamente, sin ningún tipo de documento o autorización escrita.
Durante los más de 50 días de tortura, tuve muchas sensaciones extrañas. Por ejemplo, algunas veces realmente podía oír “muerte” y otras veces realmente podía oír “vida”.
En el día 12 o 13 de mi secuestro, cuando puede abrir mis ojos parcialmente otra vez, vi que mi cuerpo estaba en una condición horrible. Ningún centímetro o pedacito de mi piel era normal, tenia heridas y moretones en cada parte.
Cada día mientras estuve detenido, la experiencia de “comer” era inusual. Cada vez que llegaba al punto de morir del hambre, me traían una rebanada de pan al vapor y me la ofrecían. Pero si cantaba una de las tres famosas canciones revolucionarias del partido comunista, podía recibir un poco de pan.
Mi deseo más profundo era vivir hasta que ya no fuera posible. Mi muerte sería tortuosa para mi esposa y mis hijos, pero al mismo tiempo no quería ensuciar mi alma. Pero en un ambiente como ese, la dignidad humana carece de fuerza. Si no cantas esas canciones, continuarás hambriento y ellos seguirán torturándote, entonces canté.
Sin embargo, cuando ellos usaron la misma táctica para obligarme a escribir artículos que atacaran a Falun Gong, no lo hice. Pero me comprometí al escribir mi declaración que decía que el gobierno no me secuestró y torturó y que había tratado bien a mi familia. Yo firmé ese documento.
Durante más de 50 días, perversidades más horribles que las que cuento aquí fueron cometidas. Esas perversidades incluso no son dignas de ser registradas en ningún archivo histórico de ningún gobierno humano. Pero estos registros nos permitirán ver claramente, cuan lejos los líderes del pcch quieren llevar los crímenes perversos del pcch contra la humanidad, con el fin de proteger su monopolio de poder. Esas perversidades son tan sucias y repugnantes que ni siquiera quiero mencionarlos ahora, y tal vez nunca las mencionaré en el futuro.
Cada vez que fui torturado, fui repetidamente amenazado con que si contaba lo que me había pasado sería torturado nuevamente, pero me dijeron, “Esta vez pasará adelante de tu esposa e hijos”.
El hombre alto y fuerte que me jalaba del cabello me repetía esto una y otra vez durante los días que fui torturado. Decía, “Tu muerte será segura si compartes esto con el mundo exterior”. Esto lo repetían muchas veces. Estos brutales actos violentos no son correctos. Aquellos que lo hicieron, lo saben muy claramente en sus propios corazones.
Finalmente, quiero decir unas pocas palabras que no agradarán a alguna gente. Quiero recordarles a esos llamados “buenos amigos” del mundo, “buenos compañeros”, llamados así por el partido comunista chino, que el grado en que se incrementa la brutalidad y frialdad contra el pueblo chino por parte del pcch, es resultado directo del apaciguamiento de ambos, suyo y nuestro (nuestra propia gente china).

Gao Zhisheng
Escrito el 28 de noviembre de 2007, en mi acorralada casa en Beijing. Autorizo revelarla a la comunidad internacional el 9 de febrero de 2009.
Esta carta fue publicada inicialmente por China Aid Association . Gao Zhisheng proporcionó esta carta con el título: "Noche negra, capucha negra y secuestro por mafia negra—Mi recuento de más de 50 días de torturas en 2007".


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