A la mujer que espero

"Mujer, hermana de mi euforia.
Abre tu nicho blanco
a los siete volcanes marinos
que gritan por mi sangre.
Tus carnes son hermanas
de mis ebrios espasmos.
Es hermano el llamado que tus ojos maldicen.
Alárgate en la hora del vendaval oculto.
Salta al instante que goza eternidades.
Presta tus hermosuras a mis bermejos ritos
y ¡date, date, date!...
conoce mis cantares
y agólpate en la esquina
en que explota mi carne."

Reinaldo Silvestri


Mujer mar


"El incesante mar
que en tus ojos grita,
abre caminos
a mi pensar marino.
Surges ola gigante
a romper mis arenas
y despiertas vendavales
de fogajes ocultos...
Hay días en que duermes
reposada en las velas.
Luego te revientas
en ímpetus playeros
y destrozas murallas
y conquistas islas
de niveles proscritos.
Por pensarte te miro
en noches en que echada
en tu red de tinieblas,
parece que sollozas
remotas latitudes...
A días hecha sol
te relames de sales.
Me pulsas y me arrastras
como piedra de gloria
a tus suaves delirios."


Reinaldo Silvestri

Tibios besos

"Deja que platique a solas contigo.
Que te pinte el mundo que tanto yo ansío.
Que mis besos dancen junto con tus besos,
al compás del aire, al compás del sueño.
Que mis besos caigan en tus labios bellos,
que mis besos bailen en tus blandos senos.
Que la cañada muda y el cañaveral quedo,
lloren y suspiren al recuerdo grato
de mis tibios besos."

Reinaldo Silvestri






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