A mis huesos

"Dislocados, sin rumbo ni destino,
rotos de acá hasta allí, de sur a norte,
dejando el cuerpo inútil –sin soporte–
negándome el andar y hasta el camino.

Así vino a mis huesos, así vino
este ser y no ser cruz o resorte,
esta inmovilidad, este mal porte,
este confiar en yesos y platino.

Solícita la muerte, vigilante,
anduvo tras de mi hasta mi caída.
Me acompañó –solícita y amante–

En los amargos días y en la calma
del Hospital... Mas regresé a la vida
con terquedad de sol o agreste palma."

Rafaela Chacón Nardi


Aquél

"¿Que a cuál prefiero?
No a aquel que sus cabellos
ató a la muerte,
no a aquel que andaba pálido
juntando estrellas,
sino al que supo un día
quemar sus naves
y se entregó al combate y al amor
sin consultar la rosa de los vientos
ni el candor de mi sangre o su misterio."

Rafaela Chacón Nardi


Hogar

"Tú y la casa. Tú y las flores.
Tú y los libros desmandados
y los papeles volados
por revueltos corredores…
Tú y los limpios resplandores
del verano. Tú y la huida
de la soledad… Sin brida
se van los miedos mortales.
Tú y las cosas habituales
devolviéndome a la vida."

Rafaela Chacón Nardi

Plaza sitiada 

"A la ruptura no siguió el olvido...
Me asaltas y alucinas cuando nace el crepúsculo.
Copia tu voz mi oído no sé por qué misterio.
Y percibo tu rostro desde estos manuscritos.
Me persigues. Me vences. Y a ti sigo enlazada.
Te haces sentir en música y silencio.
Soy tu último refugio. Soy tu plaza sitiada.
Cércame así. Sorpréndeme. Cíñeme así. Convénceme.
Que en este nuestro extraño paraíso
lucero y luna en lo íntimo seremos.
Y cuerpo y sombra y mar y acantilado."

Rafaela Chacón Nardi


Poema a Cuba desde lejos

"Pura, como las flores del coral más antiguo
o un espejo de conchas entre la arena virgen,
el transparente verde de tu raíz marina
crece y se mueve al aire
tranquilo del verano.
¿Qué manos invisibles,
qué dedos de agua y cielo
trenzan tu cabellera a la orilla del alba?
¿Quién da al temblor pequeño que crece
entre la espuma
breve columna tenue de plata o de rocío?
Lentas llamas descienden
a quemar tus arenas donde se pierde el agua
y toda luz se quiebra.
Mar de tierra, peñasco que las olas dibujan,
rosa del mar isleño,
tierra de las gaviotas.
Imagen tuya erguida
desde una tibia música
como el rumor lejano de playas olvidadas.
Me naces de repente
en la alta luz herida
que entrega al alba el cobre
de tu color trigueño.
Olvido la distancia y sueño que te habito.
Me llegas en la llama
y en la flor y en el viento.
Mi corazón te ciñe de amor cada mañana,
patria de las espumas,
tierra pequeña y tibia."

Rafaela Chacón Nardi




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