Ahora Señor, sólo ahora, si
pudiera, aquí, hablaríamos de esto,
de aquello, los dos, sentados y tranquilos,
porque ahora siento el deseo de hablar
con un amigo y he pensado, no sé cómo,
en Usted. No sé si es algo irreverente,
pero es, Señor, lo que siento, lo que pienso,
y sé que a Usted tampoco le parece tan mal.
De amigo a amigo siempre se habla más claro.
No he contestado a todas sus cartas,
pero jamás fue por falta de amor.
Si he de ser franco, le diré que ya me da
un no sé qué contar siempre lo mismo:
que si esto, lo otro, lo de más allá, la poca suerte…
Es un buen Amigo y no le cansa escucharme,
pero es que a mí sí me cansa decirlo…
Además, a veces, uno piensa
que con los consejos no se resuelven las cosas.
Porque uno, entonces, lo que quiere es salir,
pero nunca que le digan que no
lo vuelva a hacer, ni que eso serán méritos para él
y que algún día sufrirá aún más.
Porque uno, Señor, es así, a veces,
y Usted debe saberlo muy bien…
Y bien, señor: hoy estrenamos año.
Nos echaremos un año nuevo sobre los hombros
que hará juego con esto o aquello
que nadie conoce en su existencia.
Pero iremos un poco encogidos
los que no solemos estrenar ropa…
Además, entonces uno piensa
que a este año ya lo ha vestido otro
—tiene roña en el cuello y los codos—,
como si hubiese algo raro en la talla
y uno no pudiese moverse dentro de él
(yo ya he llevado años viejos, rechazados por otros,
y sé muy bien lo que pasa después…)
Y bien, Señor: gracias por este año,
tantas gracias como días hemos de vestirlo.
Lo llevaremos lo mejor que podamos;
pero si no lo pudiésemos lucir…

Piense Señor que el mal no está en nosotros.
Cae más allá de nuestro gusto: en los huesos

Vicent Andrés i Estellés


Els amants

La carn vol carn.
Ausiàs March


No hi havia a València dos amants com nosaltres.
Feroçment ens amàvem del matí a la nit. 
Tot ho recorde mentre vas estenent la roba. 
Han passat anys, molt anys; han passat moltes coses. 
De sobte encara em pren aquell vent o l'amor 
i rodolem per terra entre abraços i besos. 
No comprenem l'amor com un costum amable, 
com un costum pacífic de compliment i teles 
(i que ens perdone el cast senyor López-Picó). 
Es desperta, de sobte, com un vell huracà, 
i ens tomba en terra els dos, ens ajunta, ens empeny. 
Jo desitjava, a voltes, un amor educat 
i en marxa el tocadiscos, negligentment besant-te, 
ara un muscle i després el peço d'una orella. 
El nostre amor és un amor brusc i salvatge 
i tenim l'enyorança amarga de la terra, 
d'anar a rebolcons entre besos i arraps. 
Què voleu que hi faça! Elemental, ja ho sé. 
Ignorem el Petrarca i ignorem moltes coses. 
Les Estances de Riba i les Rimas de Bécquer. 
Després, tombats en terra de qualsevol manera, 
comprenem que som bàrbars, i que això no deu ser, 
que no estem en l'edat, i tot això i allò.
No hi havia a València dos amants com nosaltres, 
car d'amants com nosaltres en són parits ben pocs.

Vicent Andrés i Estellés


Las cosas

En la oscuridad, había mujeres en los bordillos.
Decían cosas obscenas, amablemente obscenas,
de una halagadora obscenidad quizás.
Y fumaban. Recuerdas que, en la oscuridad, fumaban.
La calle Ribot tenía un viejo prestigio.
No la habías visto nunca. Y no la verías nunca.
Un amigo te llevó. Había luces siniestras.
Pasasteis de largo. Con las piernas abiertas,
las mujeres se abanicaban la ingle con la falda.
Me cuentan que, durante la guerra, los soldados hacían cola.
Al acabar la guerra, ¿hubo, entre aquellas mujeres,
una depuración? No lo he sabido. No lo sé.
Como el mar devuelve a los ahogados, la guerra 
devolvía aquellos grandes cuerpos a la oscuridad.
Si no recuerdo mal, por aquel tiempo leías
—y quizás te sabías algunos fragmentos de memoria—
los poemas de Rilke. De Aleixandre te venía
el placer de la luz —limpieza o pureza,
o la impureza que la limpieza podía
redimir, y hablas demasiado, ¡oh, no te metas en honduras!
Pasasteis de largo. En la esquina de la calle
llamada de Guillem de Castro, vomitaste, indigno.
En "El Siglo" te tomaste un café sin azúcar.

Vicent Andrés i Estellés


Mañana será una canción

Animal de recuerdos, lento y triste animal,
ya no vives, sólo recuerdas. Ya no vives, sólo recuerdas
haber vivido alguna vez en alguna parte.
Felicidad suprema, la hora de escribir los versos.
No los versos astillados, apresurados, que escribías,
sino los versos solemnes —¿solemnes?— del recuerdo.
Te permites recordar con un paisaje y todo:
las butacas del cine, el film que se proyectaba,
al que no hicisteis ningún caso, claro está;
y evocas la Albereda, las ranas del río,
las carcasas abriéndose en el cielo de la feria,
toda Valencia en llamas la noche de San José
mientras hacíais el amor en aquella terraza.
Animal de recuerdos, lento y triste animal,
ahora evocas y piensas en la carne fresca y suave
por donde tus manos o tus besos andaban,
la gloria de unas telas alegres y ligeras,
los caballetes de tejas enmohecidas, la maleza
que crecía, adorable, de pronto, entre unas tejas.
Animal de recuerdos, lento y triste animal.

Vicent Andrés i Estellés


"No me dejes nunca, pensamiento de la Muerte, 
pues he nacido para morir solo 
y yo no quiero perderme ese instante."

Vicent Andrés i Estellés



"Nunca ha sido advertido 
mi deseo, mi voluntad de 
pasar desapercibido, de no existir; 
mi cansancio, diario, de existir."

Vicent Andrés i Estellés


"Vamos, cada vez, además oscuridad. 
Sabemos menos cada día: hablamos menos. 
Un crece, y crece en noche."

Vicent Andrés i Estellés












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