Amoc II

En mi sueño entró un malayo,
con rostro de hojarasca.
en mi corazón clavando un dardo,
dijo :
"éste es amoc"
impenetrable es la medianoche.
soy esta medianoche.
Las estrellas
son mis llagas,
la luna la garganta...
dame malayo
la pócima,
para curar las llagas,
acallando el extraño
y penoso
plañido lunar.
Para amoc,
dijo el malayo,
no servirán las pócimas.
¿Cómo curar las heridas,
si son, las estrellas?
¿Cómo callar la voz,
si la luna, es tu garganta?
Lo sé viejo
no hables...
el solo de la luna en mi garganta,
en el oscuro badián,
el ave
me compone un canto,
recitativo:
amoc,
amoc,
amoc.

Anfisa Osinnik


Cuando

Cuando de los valores
quedan los añicos,
dejas de cantar
y distinguir los colores,
y como gusano
te acrisolas en deseo
el sin sentido de las alargadas soledades:
La casa en la orilla de la tierra.
La lluvia en la orilla de la tierra.
La muerte en la orilla de la tierra.

Anfisa Osinnik


Dualismo

Digo el ave
Dices el canto
Digo el mar
Dices el ancla
Digo el camino
me cortas: hacia la casa.

Superficie es tu cuerpo,
superficie sin secretos ni mareas
un secreto es mi cuerpo
a todos tus barcos el naufragio
dices el ave
Digo la bala
Dices el mar
con la ola a la palabra derribo.
Dices el camino.
El mar no tiene caminos.

Anfisa Osinnik


Escarabajo

Sentada en la orilla del tiempo,
con las piernas colgadas en el infinito,
veo

        cómo flotan añicos de las épocas,
escucho

               en la momia egipcia
a quien antaño

                        era un ciudadano de Fayum,
al incansable escarabajo crujir, 

           un hermano
                              del escarabajo que vive en mí.

Anfisa Osinnik


Hombre

Agotado
               en el cruce del camino.
Sin vigor que anteponer,
                                   sin deseos de regresar
exhausto
                divisaba tres cruces
a las que quiso estar uncido.
Dimas, Gestas y Melek-Yahud
Con Él se fueron al polvo,
                                       a colorear al pálido barro,
como estela incombustible
                               en las cenizas tibias
          del Eclesiastés.
El apóstol Pedro silenciaba
los escritos de
                Magdalena.
                                   Palabras quemadas
en sus labios petrificados
                                     que desconocen temblor alguno.
“Sólo a mí
                             me besaba en la boca
a mí me llamaba amada por Dios.”

Anfisa Osinnik


Lucha con el ángel

El camino dual de la Biblia
es hollado con repeticiones de actos.
¿Acaso es fácil
para Jacobo luchar con el ángel?
                                       Los incorpóreos son férreos
¡Los incorpóreos!  ni más ni menos
                                                astillas
son sus plumas para las entrañas
¡Los incorpóreos!
                                     huelen a rosas,
a incienso,
                    inmaculados,
deslizan por las alas las manos sudorosas,
no hay más oscuridad que la bruma de la Biblia.
¡Cómo pega!
                     y los llaman incorpóreos
¡Cómo pega!  el de las plumas blancas.
En el camino dual de la Biblia
cargamos doble peso.
La lucha con el ángel es de Jacobo
¿Para qué lucho con él?
¿Para qué tal ahínco?
En la garganta el amargo trozo de la fe.
Ríndete Dios.
                       Tu bendición
la gané
                 con mi puño.

Anfisa Osinnik


Mística

Iban tras el misterio huella a huella a salto de mata,
¿Escucharon las voces de prodigios del bosque,
como el niño de Akira Kurosawa?
¿Espiaban los cantos de las flautas zorrunas?
Díganme : ¿Su ánima se congelaba de miedo?
¿Enturbiaban su mente en la trampa de la mística?
¿Acechaban en la lluvia soleada,
fila garbosa de bodas de zorras?
temiendo el sonido de la hojarasca
¿Temiendo inhalar,
                             temiendo tropezarse en sí mismos?
¿Querían entrar bajo el arcoiris?
¿Bajo el arcoiris
                         y no regresar?
Orificios de flautas peligrosas como bocas de rifles
en la garganta la soga, el horror tenso.
Bajo el arcoiris.
                        Bajo el arcoiris voy.
A ese que va huella a huella...
                                              un favor:
                                                             ni una palabra.

Anfisa Osinnik












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