"Cada hombre es una humanidad, una historia universal."

Julet Michelet



“Durante mil años, el único médico del pueblo fue la hechicera. Los emperadores, los papas, los reyes, los más ricos varones tenían algunos sanadores de la famosa Escuela de Salerno, moros o judíos; pero el pueblo no consultaba más que a la entendida. Si no lograban curar le llamaban, injuriándola, bruja. Las plantas que usaban aquellas mujeres en sus trabajos poseían, junto a la acción mágica que pretendían infundir con sus vocaciones y ritos, una verdadera acción curativa que aliviaba a muchos enfermos en sus dolencias; por ello las hechiceras han de tener, por derecho propio, un capítulo en la Historia de la Medicina.”

Jules Michelet
Historia del satanismo y la brujería
Tomado del libro de Jesús Callejo Breve historia de la brujería, página 20




“El genio más íntimo de cada pueblo, su alma profunda, está sobre todo en su lengua.”

Jules Michelet


"El libre elemento, el mar, debe tarde o temprano crearnos un ser a su semejanza, un ser eminentemente libre, escurridizo, onduloso, fluido, que se deslice a imagen de las ondas, pero en quien la movilidad maravillosa proceda de un milagro interior, todavía más grande, de una organización central, fina y sólida, muy elástica, no parecida a la de ninguno de los seres conocidos hasta el día.
El molusco que se arrastra sobre su abdomen fue el pobre siervo de la gleba. El pulpo, con todo su orgullo, su hinchazón, su ronquido, mal nadador y andarín nulo, no deja de ser por eso el siervo de la casualidad: sin su potencia de embotamiento no hubiese podido vivir. El bélico crustáceo, sucesivamente tan grande y tan pequeño, ya terror, ya irrisión de los demás, sufre las muertes alternativas en que hace el papel de esclavo, de presa y aun de juguete de los más débiles.
Enormes y' terribles servidumbres. ¿Cómo librarnos de ellas?
La libertad está en la fuerza. Desde el origen, buscando la vida, aunque a tientas, a la fuerza, parecía soñar confusamente con la futura creación de un eje central que haría del ser uno, decuplicando el vigor del movimiento. Así lo presintieron los radiosos y los moluscos, y bosquejaron algunos ensayos. Empero los traía harto distraídos el abrumador problema de la defensa exterior. La corteza, siempre la corteza: he aquí lo que preocupaba grandemente a esos pobres seres.
En dicho género fabricaron obras maestras: bola espinosa del esquino, concha abierta y cerrada a la vez del haliótido, en fin, la armadura del crustáceo compuesta de piezas articuladas, perfección de la defensa, y terriblemente ofensiva. ¿Qué más se quiere? ¿Hay algo que añadir? Parece que no.
¿Que no? Mucho que sí. Se necesita un ser que todo lo fíe al movimiento, un ser audaz que desprecie a todos los mencionados como enclenques o tardígrados, que considere la corteza como cosa subordinada y concentre la fuerza en sí.
El crustáceo se rodeaba de una especie de esqueleto exterior. El pez se lo hace en el centro, en su íntimo interior, sobre el eje donde los nervios, los músculos, todos los órganos, en fin, se reunirán.
Invención fantástica, al parecer, y contraria al buen sentido: colocar lo duro, lo sólido, precisamente en el sitio que tan bien resguarda la carne. El hueso, tan útil al exterior, instalado en un punto donde de poco o nada servirá su dureza.
Se reiría el crustáceo cuando vio por primera vez un ser blando, grande, rechoncho (los peces del mar de las Indias) que, ensayándose, se deslizaba, corría, sin cáscara, armadura ni defensa; teniendo concentrada interiormente toda su fuerza, protegido tan sólo por su fluidez viscosa, por el exuberante mucus que le rodea, y poco a poco se transforma en escamas elásticas. Blanda coraza que se presta y se pliega, cediendo sin ceder del todo."

Jules Michelet
El mar


“El que sabe ser pobre lo sabe todo.”

Jules Michelet


"En las horas graves, las mujeres inspiran por la sensibilidad, por la pasión y por la iniciativa, superior a la de los hombres." 

Julet Michelet


"En materia de bellas artes, la imitación debe dejarse a aquellos pueblos que carecen de pasado y tradición."

Jules Michelet


"Eres una de las fuerzas de la naturaleza." 

Julet Michelet


"¿Es bien seguro que los antiguos dioses murieron? ¿Que presentaron su dimisión? ¿Que el cristianismo no tuviera más que soplar sobre sus vanas sombras?"

Julet Michelet
Tomado de la revista Horizonte nº 4, página 27




"Europa, Francia sobre todo, tendrá un único nombre, inexplicable, verdadero, que es su único nombre eterno: la revolución." 

Julet Michelet



"Hombres vulgares que creéis que esas piedras sólo son piedras, que no sentís circular la savia, cristianos o no, reverenciad, besad el signo que contienen. Aquí hay algo grande, eterno."

Julet Michelet
Tomada del libro El mensaje de los constructores de catedrales de Christian Jacq & François Brunier, página 176



"Inglaterra es un imperio, Alemania un país, una raza; Francia es una persona."

Julet Michelet



"La enfermedad lleva consigo sentimientos e ideas que nunca hubiéramos mantenido gozando de buena salud; nos hace ver mejor cosas que los arrebatos de la vida y la fiebre de la acción nos impedían ver."

Jules Michelet


"La historia de Francia comienza con la lengua francesa. La lengua es la señal principal de una nacionalidad"

Julet Michelet




"La libertad es el hombre. Incluso para someterse, es necesario ser libre; para darse, es necesario ser libre."

Julet Michelet



"La mujer, a cualquier edad, si ama y es virtuosa, da al hombre el momento del infinito."

Jules Michelet




"La mujer es el milagro de las contradicciones divinas."

Julet Michelet


"Las mujeres son perfectamente conscientes de que cuanto más parecen obedecer las reglas, más mandan."

Jules Michelet



"Lo difícil no es subir, sino, al subir, seguir siendo uno mismo."

Jules Michelet




"Los que viven, viven de una idea; los otros, son los muertos."

Julet Michelet



"Los santos, esos bienamados, los hijos de la casa, no se mueven contemplan, sueñan; esperan esperando, seguros de tener un sitio entre los elegidos. La poca actividad que tienen se concentra en el círculo cerrado de la Imitación (esta palabra es toda la Edad Media). Pero él, el bastardo maldito, que sólo merece el látigo, no puede esperar. Sale a buscar y no descansa jamás. Se agita entre la tierra v el cielo. Es muy curioso, revuelve, entra, sondea, mete la nariz en todo. Se ríe, se burla del Consummatum est. Siempre repite: 'Más lejos", “¡Adelante!"
Por otra parte, no es un ser difícil. Recoge todos los restos: toma lo que el cielo bota. Por ejemplo, la Iglesia bota a la naturaleza, como impura y sospechosa. Satán se apoderó de ella, se adornó con ella. Más aún, la explotó y se sirvió de ella, hizo nacer las artes, aceptó el gran nombre con que se quiere herirlo, el de Príncipe del Mundo.
(...)
No somos nosotros solamente, ¡ay!, es toda la naturaleza que se vuelve demoniaca. Si el diablo está en una flor, ¡cuánto más estará en el sombrío bosque! La luz, que se creía tan pura, está llena de hijos de la noche. El cielo repleto de infierno... ¡qué blasfemia! ¿Qué se ha hecho de la divina estrella de la mañana, cuyo centelleo sublime más de una vez aclaró a Sócrates, a Arquímedes o a Platón?... Es un diablo: el gran diablo Lucifer.
Por la noche se transforma en el diablo Venus, que me induce a tentación con sus muelles y suaves claridades.
No me sorprende que esta sociedad se haya vuelto terrible y furiosa. Indignada de sentirse tan débil contra los demonios, los persigue por todas partes en los templos, al principio en los altares del antiguo culto, después en los mártires paganos. Basta de festines: pueden ser reuniones idólatras. Hasta la misma familia es sospechosa, pues la costumbre podía reunirla en torno de los antiguos lares. Y ¿por qué una familia? El Imperio es un imperio de monjes.
Pero el individuo solo, el hombre mudo y aislado, mira todavía el cielo y en los astros encuentra y honra a sus antiguos dioses. “Es esto lo que trae las hambres - dice el emperador Teodosio - y todos los flagelos del imperio”. Terribles palabras que lanza sobre el pagano inofensivo la ciega cólera popular. La ley desencadena ciegamente todos los furores contra la ley.
Dioses antiguos, entrad al sepulcro. Dioses del amor, de la vida, de la luz, ¡apagaos! Poneos el capuchón de monjes. Vírgenes: sed religiosas. Esposas: abandonad a vuestros esposos; o, si conserváis la casa, sed para ellos como frías hermanas."

Jules Michelet
La bruja


“Toda la naturaleza protesta contra la barbarie humana, que se apropia, humilla y tortura a su compañero inferior.” 

Jules Michelet




"Todo es estrecho en Occidente. Grecia es pequeña, me ahogo. Judea es seca, jadeo. Dejadme mirar un poco hacia la Alta Asia, hacia el profundo Oriente."

Jules Michelet
La Biblia de la humanidad



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