Canto a la mujer que se consume

Una mujer se levanta en la mañana
emprende el camino que la espera
Cualquiera diría
que estamos ante la última heroína
pero en sus aguas hay algo turbio que ella esconde
y que intenta proteger a toda costa

Hace muchos años
en el tiempo de la raíz primigenia
incluso antes de que el árbol fuera árbol
y el fruto fuera fruto
esta mujer levantó una cruz en su calvario
y se dedicó sin piedad a la matanza

Hoy ella deberá pagar sus crímenes
los poetas ya han hecho la hoguera
y a su alrededor baila el enemigo

Mujer
no hay forma de que puedas eludirlo
nadie te librará de tu condena
las Keres ya están listas para el ataque
y Némesis blande en su mano la guadaña

Pobre Athenea derrotada
llama que sin remedio se consume
para ti se han acabado los caminos
sólo el amor persiste en su afán de rescatarte

Mujer
carne de tu carne
polvo, naranja, costilla, sangre, nervios, espina dorsal, brazos, piernas, cerebro, corazón,  pensamiento y vida
por ti se han abierto y desaguado los cielos
se han quemado muchas ciudades
a ti te han perseguido y asesinado
con dureza han sido condenados tus pecados
y a tu jardín han ido a parar todas las piedras
Ha llegado por fin la hora de tu muerte
el cuervo ha detenido su viaje
y espera paciente su carroña

Muere, mujer, consúmete
dirígete hacia el fondo de ti misma
y desaparece.

Rosa Silverio



Después de la búsqueda

"He hallado el vaso roto y la maleza,
la fiebre y la abnegación de los gusanos,
el adiós, los enemigos, la azotea,
el edificio perfecto,
el alcohol y sus guitarras,
las revistas, las modas y las tiendas,
el atardecer, la risa y la mentira.
Pero no encontré el amor entre las piedras
ni en las manos azules del amigo.
Por eso mi soledad de puente y de farola,
mis murciélagos muertos,
las embarcaciones perdidas,
mi corazón cansado."

Rosa Silverio

El crimen

Hoy se ha cometido un crimen
un cobertor protege al homicida
Los periódicos sólo han visto
la mancha entre mis dientes
No dijeron nada de la mano que apuntó a mi cabeza
de los fragmentos de cráneo esparcidos por la casa.

Mi alma ha enmudecido.
Mi corazón está cerrado.

Nunca imaginé algo tan horrendo.

¿Quién es la manzana, el gran reptil, la sombra bíblica?
Este crimen apesta demasiado.

Un pasado histórico pesa sobre mis hombros
Hay una mujer que ofrece para comer el fruto
otra voltea la cabeza y mira hacia atrás
sobre su hombro.

Debo ser responsable de algo
Algo debe caer en mi conciencia
(eso han escrito todos)

Miro al cielo
totalmente despejado
y pienso en el dios de los hombres
Dicen que ahora mismo me está mirando
Me lo imagino disfrutando de este juego
mientras yo echo mi último escupitajo.

Hoy se ha cometido un crimen
El homicida anda suelto
Por sus manos resbala la sangre de la víctima.

Mi alma muda… mi corazón cerrado.

Esta noche tiemblan todas las ventanas.

Rosa Silverio



Encierro

He descubierto el mundo a través de esta casa,
encerrada entre estas cuatro paredes blancas,
claustrofóbica, enferma,
jodidamente triste.
Podrida y apartada como una fruta que ha madurado demasiado.
He descubierto mi cuerpo,
mis lugares más remotos y sagrados,
las rugosidades extrañas de mi alma,
la violencia y el fuego,
la melancolía triste,
la danza y el vuelo de la espuma.
He inventado el mar entre estas paredes de cemento,
lo he descubierto y he navegado entre sus olas.
He llegado incluso a tocar la franja roja que cada tarde
se dibuja como una línea en el horizonte.
He ganado grandes batallas, me han abatido muchas tormentas,
la lluvia me ha comido el rostro cientos de veces
y cientos de veces me he ido volando como un pájaro
que se va (que es libre)
hasta que un cazador lo avista y le dispara.
Y cómo me he acostumbrado a todo esto:
a este amor que he moldeado y destrozado tantas veces,
a este peregrinar por estos cuartos,
por esta caja urbana que ahora me contiene.
Cómo me han domesticado,
cómo me he perdido,
cómo me he vuelto a encontrar
y cómo quisiera arrojarme abruptamente hacia el vacío.

Este poema
 Este poema viene desnudo y transparente,
delgado como un hilo,
liviano,
imprescindible,
cotidiano como los enseres de la casa.
Este poema viene sin sexo y sin horas,
sin drogas y sin amigas,
de espaldas,
con cuchillos en sus fauces,
sin faldas y cigarrillos,
como un pájaro,
una caída
o un alumbramiento.
Este poema viene con latidos
y sangre,
dentro de un panal de abejas asesinas,
doloroso y nauseabundo,
salvaje y con pelos en las piernas.
Este poema viene de adentro,
trae la ingravidez del alma
y las rosas que dormitan en el pecho,
trae la tristeza en un frasco pequeño
y lo destapa,
y lo huele,
y se enamora de su fragancia lacrimógena.
Este poema viene del fondo,
se me escapó de un resquicio del alma
y ya no consigo hacerlo regresar.

Rosa Silverio

Si yo muriera

Si yo muriera
se dormirían para siempre las flores,
el angosto camino se volvería más ancho,
la vida se quemaría mientras le abro las alas al sueño,
sabría la lengua ensalivar mejor la palabra,
el gusano conocería alimento
después de veinte y tantos años de ayuno.

Rosa Silverio












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