Carta desde una tierra vehemente

Desde esta tierra extrema yo te escribo
a la sombra de un árbol que ayer aún no estaba
pues aquí crece todo de repente.
Apenas surge un plan, ya se ha cumplido.
Demasiado vehemente es nuestra tierra.
Yo no sé bien si tú
podrías adaptarte a este clima,
admito que yo misma con frecuencia lo temo.
Quema el sol como cólera encendida,
y él madura el grano, tuesta el grano
a su gusto. No puede una fiarse:
hoy representa amor, mañana odio.
A partir de una nada, de una fuente,
nace de pronto un río que veloz
inunda el campo todo entero
y de nuevo decrece en un instante.
Aquello que deseas se cumple sin demora,
pues los deseos tienen un poder evidente
-no deseo maldades, menos mal,
se metería una si no en un mar de sangre-.
Tú miras con deseo a una mujer
y así ya eres un hombre
y tu deseo engrendra un hijo.
Es aquí cada cual igual que el viento,
que esparce sus semillas sin tiempo a preguntar
si han echado raíces.
Observas con cariño alguna estrella
y entonces brilla y te obedece
y lleva tu talento a su apogeo.
Te colma hasta tal punto de venturas
que te corta el aliento. ¡Vente ya!
Sé mi invitado. Aunque es difícil
adaptarse, a aquél que lo consigue
le salta el corazón y se le rompe.

Mascha Kaléko


La pequeña diferencia

Un inmigrante alemán
hablaba con Mister Goodwill:
“Cierto, da igual,
dije ahora land en vez de país,
dije patria en vez de homeland
y poem en vez de poema.
Es cierto estoy muy happy:
Pero feliz no soy.”

Mascha Kaléko
Traducción de Geraldine Gutiérrez-Wienken
extraídos de EL NACIONAL



Los años pasados

A la intemperie
En una barca de la noche
Anduve
Y llegué a una orilla.
Me apoyé en las nubes contra la lluvia.
En una duna contra el viento enfurecido.
No había nada en que confiar.
Sólo en un milagro.
Comí las reverdecientes frutas del anhelo,
Tomé del agua que da sed.
Un forastero, enmudecido por zonas inexploradas,
Pasé frío a través de los años tenebrosos.
Como patria elijo el amor.

Mascha Kaléko
Traducción del alemán al español: Geraldine Gutiérrez-Wienken


Los primeros años

Abandonada
por la noche me lancé
a una barca
y alcancé una orilla.
Contra la lluvia, me apoyé en las nubes.
Contra el viento airado, en colina de arena.
No se podía confiar en nada,
sólo en la sorpresa.
Comí las frutas florecientes de la añoranza,
bebí del agua que da sed.
Extranjera, muda en regiones extrañas,
me helé de frío en los años lúgubres.
Como patria me elegí el amor.

Mascha Kaléko


Memento

No me da miedo mi propia muerte,
Sólo la muerte de mis seres queridos.

¿Cómo voy a vivir cuando ellos ya no estén?

Sola en la niebla voy tanteando por la muerte
Y de buen grado me dejo llevar a la oscuridad.

Partir no duele ni la mitad que quedarse.

Bien lo sabe aquel que se enfrentó a lo mismo –
Y que me perdonen quienes lo padecen.
Pensad: la propia muerte tan sólo se muere;
Mas con la muerte de otros hemos de vivir.

Mascha Kaléko


Señal

Cuando los tres
cruzamos la calle
incluso
el semáforo 
se puso en rojo.
Con los coches resoplando
gas y rodeados por el 
tumulto de personas
me agarré del brazo de aquel
que estaba a mi derecha.
Y no de aquel, por quien 
llevaba el anillo.
Cuando los cuatro
nos encontramos
tras el cruce,
todos lo supieron.
El uno. El otro.
El silencio.
Y yo

Mascha Kaléko
Traducción: María González de León



Sin título…

(…)
¿Te dolió? ¿es que nos ha cambiado el otoño?
Sí, nuestros sueños se mustian con el tiempo,
y con la realidad se va una conformando
si es que por los años transita honestamente. 

...¡Qué calma! Si callamos sólo se oye el reloj.
Ante nuestra ventana susurra el único árbol.
Y, si alguien en el patio escucha atentamente,
suena a lo lejos como si tocaran a Chopin.
(…)

Mascha Kaléko






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