Dolor infinito

"Bajo el olvido de la noche muda
se desploma en mis sueños la inquietud

Todo el vacío que tu ausencia deja
abre de par en par la soledad,
la angustia desordena los caminos
y me asaltan las olas de tu adiós.

La nostalgia los astros picotea
tus señales de pan para volver.

La amarga inmensidad se multiplica
en círculos de brazos hacia ti;
el insomnio que ronda entre la niebla
se rinde fatigado de ladrar.

Tu sollozo el olvido desdibuja
entre las grietas del atardecer.

Quizá la lluvia tu memoria enciende
cuando cubre de flores mi dolor,
que la esponja del aire enjuga el tiempo
y como un demente el día echa a correr.

Tus manos, de la ausencia rescatadas,
me humanizan sobre la cruz del sur."
  
Ricardo J. Bermúdez


Fuga Creciente

Te he mirado tan lejos de mis ojos
que el agua que te copia se secó.

La fatiga erosiona las amarras
que me unen a tu voz y a tu reír,
los molinos de nuestras ansias truncas
pugnan por contener la soledad.

Sobre el aire tus manos gravan signos
que aumentan el furor de mi inquietud.

Por el cristal de mis poemas tuyos
transcurren negras aves otra vez,
las lejanías de mi voz sin torres
se arrastran como sombras tras de tí.

Una fuerza me arroja hacia el vacío:
en mi incendio tu cuerpo sabe a sal.

Todo se hunde en un fondo de espirales
bajo el reflujo inmóvil de mi ser,
anochece en las cuencas de mis manos
y un torrente de besos corre a tí.

Se ilumina y se apaga en la memoria
el pañuelo de llamas de tu adiós.

Ricardo J. Bermúdez


Todavía Más Fuerte que Yo Mismo

Todavía más fuerte que yo mismo,
con mis cavernas de recuerdos
y los ojos hundidos en las cosas,
es este afán de ser sólo estructura,
agua de pensamiento limpia de manos claudicantes.

Suelto de todo ambaje falso,
sobre la despojada piel de barro que mi exterminio implica,
sentiría el triunfante abrazo de los vientos,
y el llamado de pájaros de mi lejana patria
sumergida en las nubes.

Todo este esfuerzo incalculable de soledad y ajuste,
este voraz apartamiento en busca de mis raíces hondas,
este nadar en mi conciencia agreste y desvelada,
serían, finalmente, compensados en mi profundo hallazgo,
libre de milenarias estratas de silencio.

Ricardo J. Bermúdez






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