El espíritu, obsesionado con beber lágrimas

El espíritu, obsesionado con beber lágrimas

Por eso vive- porque bebe lágrimas-
Yo escucho sus amenazas-
Sin lograr contar de cien en cien.
Ya el ángel oscuro de islamismo
está royendo el pie de la cruz.
¿Por qué nació este ángel
Verde, lunar, amenazador?
El espíritu, obsesionado con emborracharse de lágrimas.
Que se embriagó hasta la muerte.
Comienzas a llorar-
Se acerca cada vez más
beberá de nuestros ojos

Hasta la ceguera.
Incluso él se compadece de nosotros

Pero es adicto al llanto y ama el dolor
Se esforzará para tomar las lágrimas hasta hartarse, hasta tener cólicos.
Y cuando haya pasado mucho tiempo desde que bebió
El vaso de amargas y calientes lágrimas
se arrojará hacia un avión
Y levantará un huracán.

Elena Shvarts



El mar suicida

" Cuando lloras un mar
se termina el dolor
Algo cáustico sale de tus ojos
Cada lágrima es como una hora
Como si quisiera arrojarse ella misma
Verterse sola.
Amarga al gusto, cálida en los labios
Fluía, goteaba
Pero ahora la fuente está vacía
se acabó – ya no está
Y todo lo que había en el fondo, en lo más profundo,
Se lanzó hacia mí
Con todos sus pulpos,
Sus corales y sus piedras
haciéndome saltar los ojos
con sus colas, con sus hocicos maliciosos
juntos, emergerán
pero ¿por qué a través de mi?
¿En qué lugares funestos estuviste, mar
Para decidir repentinamente hacerte pedazos
En las insignificantes lágrimas humanas?"

Elena Shvarts


Estoy harta de mi aislamiento

Estoy harta de mi aislamiento
Ojalá pudiera disolverme como una pastilla efervescente en el agua
Ojalá pudiera abandonar absurdamente mis dos piernas
Estar en todos lados y en ninguna parte

Ser todo y nadie. Y nada
tener forma de raíces de mandrágora
y volar, pero no como los niños cuando se arrojan de una pendiente
frenando con los pies.

Ojala pudiera no contemplar a través de las ranuras verdes de este saco de huesos,
No amar el aire que me penetra por las fosas nasales
Ni la puesta de sol dándome en la  espalda, o el amanecer en el rostro.
No girar en este carrusel de fuego.

Elena Shvarts
Traducción: Indira Díaz y Elmira Khamatova


Naturaleza muerta

"La basura del crepúsculo lame la ventana.
Un joven se encorva sobre ella impaciente,
mirando fijamente una cacerola…
Dentro de la cacerola, un gato balbucea.
Cuando llegas a su altura, lo llama «conejo».
Come, ríe salvajemente.
No tarda en morir. Con calma, en el aire
trazas con carboncillo una naturaleza (¡y tanto!) muerta.
Una vela, un poco de cola de carpintero,
una ración de pan, un puñado de lentejas.
¡Rembrandt! Así querría uno vivir y orar.
Incluso congelado. Incluso en los huesos."

Elena Shvarts







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