Gravitación universal

"De nuevo el mar que espero
sentada a la ventana que da hacia las rosas,
Que da hacia todas las calles por las que pasé
con tus pasos. Hacia los caminos
donde volteamos la cabeza para no ver
el hombre desvaído en el suelo.
Después comimos en la casa de un amigo,
bebimos y hablamos como si la vida fuera eterna.
De regreso la calle estaba limpia, sin señales
de sangre. Las luces sobre el mar en las dos márgenes
y tu mano en mi pierna. Allá en el cielo
un hombre sin vientre busca sus alas.
Nada se de ángeles. Yo que espero el mar todos los días
creo en la rotación de la tierra y en la ley de la gravedad.
Pero cuando llegas el cuerpo pierde peso
y las palabras vuelan alrededor de nosotros."

Rosa Alice Branco
Traducción al español: Nidia Hernández


Las raíces del día

"Fue de súbito como llegó la noche. Era ya tarde
cuando me preguntaste si no tenía frío,
si no tenía ojos, si mis piernas
no corrían detrás del viento. Lo sentía girar
a mi alrededor y yo afuera. El mundo
alrededor del viento y yo sin eje. Sólo las palabras
regresan en cada rotación. Veo como están solas
lejos de la boca, como tienen frío. Las palabras son un animal
aullando a la puerta de la casa que lo ahuyentó. Y tú,
¿en qué almohada posas el corazón? Si seguimos
el lecho del río podemos tumbarnos en la tierra seca
por donde corríamos cuando había luz.
Y era yo que rodaba en tu eje en la ignorancia
de cada rotación. Deja tu caricia en mi pierna
para que yo vea mientras el sueño me duerme
y nacen dos noches para nuestros ojos.
¿Quién nos dará el pan y el día? Con esta pregunta
me adormecí. Un árbol vino a posarse encima
de la montaña. Y nunca necesitó raíces."

Rosa Alice Branco


Oración a San Gregorio

donde no haya horario
ni salario
ni hoja de higuera
ni piedra de sal
ni cosa que haga mal
sólo un ramito del viento
para podernos salvar

Dormíamos encima de las gallinas
al lado de las palomas
de los montones de leñas que llegaban hasta la ventana
con los olores de mayo.
A veces un trueno
hacia al santo pararse de la cama
tomar café de prisa
abrirse camino para apartar la tempestad
del miedo de los conejos y de la abuela.
Me acuerdo de la trenza balanceándose
a la luz de la lamparita
de la oración esparcida por el cuarto
y yo encogida en el calor de la cama
para no oír ladrar los perros en la noche
sin saber que un santo los llevaba lejos del monte
donde nunca hubo ni horario ni salario
ni hoja de higuera
ni el tiempo que nos cuenta los días
sólo un ramo de viento que florece en la ventana
por entre la ceniza y la madera
y el amor de la abuela.

Rosa Alice Branco
Traducción al español: Nidia Hernández


Pasos sin memoria

"Miro por la ventana y no veo el mar. Las gaviotas
andan por ahí y la hierba se va secando en el tendal. Mañana temprano
el mar aun no llegó. Llegó el pan, llegó el fuego
y el periódico. La saliva con que te diré buenos días.
Las palabras son las primeras en llegar. Lo que queda de ellas
ablanda el papel. Pan caliente con el sueño de ayer
y los sueños de hoy. El día se prepara, los pasos
de ir y venir. Estoy cada vez más cerca. Me miras
como si supieses lo que luego sabré yo.
En esta ciudad no es nunca mediodía. Hay siempre una dulzura
de otras horas. Y recuerdos sueltos. Déjalos salir
de dentro del vestido, deja que se suelten las olas del mar.
La ventana está vacía. Mi hijo camina por la playa
y tú deletreas las gaviotas. Camina delante de mí
sin dejar huellas. Me pierdo como todas las madres,
todos los amantes. Invento pasos y palabras
para adormecerme. A esta hora mi abuela enrollaba el rosario
en las manos. Yo estaba dentro de las cuentas, dentro del sueño
que rondaba el rezo. Durante mucho tiempo estuve fuera.
Ahora caminamos juntos. Sin memoria."

Rosa Alice Branco


Teoría y práctica de la eternidad

"Será difícil aceptar tus ojos errantes
posados en la sabiduría de su cuerpo
y tus manos paradas como si reposasen
de un día de trabajo. Pero observa bien al labrador,
míralo caminando por las estaciones de nuestras vidas
y después cava así tu propio corazón,
remueve las piedras, las raíces muertas,
las pequeñas hierbas que no lo dejan medrar.
Que respire ahora la tierra revuelta
para recibir la semilla que posarás en el fondo.
Y que venga el invierno. En el frío de tus huesos
siéntela estremecerse, deja que cante el dolor
y cuando reviente y llene el pecho
verás cerca de ella las manos de la tierra,
los corazones ansiosos de la hora fértil,
y sabrás que tu trabajo nunca tendrá fin."

Rosa Alice Branco




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