“Hacia la mitad del siglo XX la gente será muy distinta y a medida que se aproxime la llegada del Anticristo la perversidad irá creciendo.
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Los deseos y las pasiones carnales crecerán y el deshonor y la ilegalidad se fortalecerán. El mundo será irreconocible por la maldad. La apariencia de las personas cambiará hasta el punto de que será casi imposible reconocer a veces entre los hombres y las mujeres por la forma desvergonzada de vestir y los estilos provocativos del cabello. Esclavos de las costumbres imperantes serán despectivos, indiferentes y autosuficientes y no pocas veces se comportarán como bestias salvajes por las tentaciones del Anticristo. Se perderá el debido respeto a los ancianos, y a los progenitores. El verdadero amor desaparecerá de la mayoría; se exaltará la voluptuosidad y el sexo con un desenfreno nunca visto, haciendo gala de sus perversiones. Pastores y obispos, así como sacerdotes y muchas almas consagradas se volverán presuntuosos y arrogantes, llenos de vanidad y soberbia con su humana sabiduría y serán inútiles o incapaces de discernir entre el camino recto y el camino del mal. Las normas morales, la veneración a las tradiciones de los mayores y de la propia iglesia católica, cambiarán de manera asombrosa. El pueblo, confuso y desorientado por las prédicas de pastores incrédulos o relativistas, abandonará la modestia y reinará por todas partes la disipación.
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La falsedad, la mentira, el engaño y la avaricia alcanzarán grandes proporciones; desgraciados de los que sólo piensan en acumular tesoros materiales olvidándose de los tesoros espirituales. La codicia, el adulterio, la homosexualidad, las acciones secretas sembrarán el terror por casi todos los lugares, asesinatos, atracos, secuestros, intimidaciones, etc., reinarán sobre la sociedad de ese tiempo.
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A causa de la indiferencia, la tibieza, la incredulidad y la perversidad de muchos, el pueblo en general se verá privado de la gracia del Espíritu Santo, recibida en el bautismo, y el remordimiento martirizará su conciencia.
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Las Iglesias de Dios serán despojadas de toda veneración y escasearán los verdaderos sacerdotes piadosos, por la indiferencia con respecto a la debida veneración del Señor en sus Iglesias, ya que cambiarán el culto verdadero.
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Desgraciados los cristianos fieles de ese tiempo porque serán víctimas de las burlas y vejaciones de los incrédulos; necesitarán mucha fe y fortaleza para soportar el ambiente reinante.
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Los cristianos, viéndose acosados, se refugiarán en lugares apartados en busca de un poco de luz ante tanta oscuridad, pero encontrarán obstáculos y contrariedades a causa de su fidelidad a la Fe verdadera. Este es el resultado del reinado del Anticristo que quiere ser Dios de todas las cosas como Jefe del universo. Por eso habrá signos visibles extraordinarios que asombrarán a muchos inclusive a creyentes. El dará sabiduría a algunas inteligencias para que descubran muchas cosas, pues el hombre podrá comunicarse de una parte a otra de la tierra. En ese tiempo, el hombre podrá volar por los aires y también sumergirse en el mar como los peces... Y cuando hayan logrado descubrir otras cosas por el avance de la ciencia, el pueblo gastará toda su energía o propia vida, en lograr comodidades y disfrutar en olvido de Dios con todas sus geniosidades.
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Las pobres almas con todos sus inventos y logros creerán no necesitar para nada de Dios, olvidando que todas esas cosas o logros no son más que ilusiones o engaños del Anticristo.
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Entonces la Bondad Divina caerá sobre la faz de la tierra contra la raza humana y acortando sus días -a causa de los pocos elegidos- porque el Maligno buscará acabar también con los elegidos de Dios, haciéndolos caer en la tentación – si Dios lo permite- la espada de la justicia divina aparecerá de repente y acabará con el Pervertidor y sus Secuaces.”

San Nilo


"Las declaraciones parecen duras y aún terribles, pero mirad bien que sólo condenan las irregularidades de vuestras vidas. A menos que lleguéis a ser enteramente santos, no escaparéis de los eternos tormentos".

Uno de los presentes preguntó al abad si Salomón se había condenado o salvado, a lo que él repuso:

"¿Qué necesidad tenemos de saber si se ha salvado o no? En cambio, conviene reflexionar en que Cristo pronunció palabras de condenación contra todas las personas que cometen impurezas». Eso lo dijo porque sabía que la persona que le había preguntado era adicta a ese vicio. Después añadió: «Tal vez yo podría saber si tú te salvarás o te condenarás. En cuanto a Salomón, la Biblia no hace mención de su arrepentimiento, como lo hace del de Manases."

San Nilo, Nilo de Rossano, llamado también "Nilo el Joven", bautizado con el nombre de Nicolás 


"Si mis hijos son verdaderos monjes, nuestro divino Maestro no los abandonará cuando yo me haya ido. Dejadnos donde estamos». A la hora de la despedida, el emperador volvió a hacer otro vano intento para que aceptase algún presente. San Nilo puso ambas manos sobre el pecho del emperador y dijo: «Lo único que os pido, señor, es que salvéis vuestra alma. Sois emperador, pero habréis de morir y dar cuenta a Dios de vuestros actos, lo mismo que todos los hombres."

San Nilo el Joven

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